En un fallo que la comunidad LGBTI de Paraguay calificó como “histórico”, la Justicia declaró culpable a un hombre acusado de asesinar a una mujer trans en octubre de 2017 y lo condenó a 25 años de prisión, la pena máxima. Es la primera condena por el asesinato de una persona trans en ese país, no porque no haya habido casos: al menos 60 personas trans fueron asesinadas en Paraguay en las últimas tres décadas, pero ningún crimen fue investigado.
“Hoy es un día histórico, que marca un gran precedente [...] Nosotros no esperábamos una condena alta y ocurrió lo contrario, fue un fallo justo y estamos muy felices”, dijo a la agencia de noticias Reuters después de conocer la decisión la activista Mariana Sepúlveda, integrante de la organización Panambí, que defiende los derechos de las personas trans en Paraguay.
Blas Amarilla mató hace dos años a Romina Vargas de dos puñaladas a plena luz del día y sin mediar palabra cerca de una plaza de la ciudad de San Lorenzo, a nueve kilómetros de Asunción. Unos días antes había apuñalado a otra mujer trans, que se recuperó luego de estar un mes y medio hospitalizada. También agredió a otras personas trans en la cárcel donde estuvo recluido a la espera de esta condena. “Quedó demostrado que este fue un crimen de odio y que el hecho fue por el mero placer de matar”, dijo a Reuters la fiscal del caso, Ana Girala.
“Para mí es demasiado importante [la sentencia], porque es la primera vez que un ente público visibiliza la necesidad que tenemos”, aseguró Yren Rotela, otra de las integrantes de Panambí, a la agencia de noticias Presentes. La activista dijo que se trata de “un momento histórico y trascendental en la lucha trans, porque es el primer juicio público” donde hubo una sentencia a favor de la población trans. “Valoramos el esfuerzo y el trabajo de la Fiscalía, porque presentó todos los elementos y se mantuvo firme”, agregó. “Fue una lucha de resistencia, de empoderamiento. Creemos que hoy empieza un momento en la historia en que la justicia también existe para nosotras”.