Con apoyo o sin apoyo. Con puertas cerradas, con brazos abiertos. De billeteras vacías, pero convicciones firmes. Desde la llegada de la pandemia al Uruguay, la militancia social con foco en la diversidad se propuso generar iniciativas, para paliar sus efectos económicos, sociales y de salud sobre la población LGBTI. Con creatividad y a pulmón, llevando al extremo las posibilidades de los cuerpos de sostener otros cuerpos, los colectivos LGBTI desarrollaron redes de apoyo en todos los puntos del país.
La experiencia previa de militancia orgánica en contra de la discriminación, la violencia y la indiferencia y a favor de políticas y leyes reparativas y de dignidad, abonaron el terreno sobre el que en el último año y medio cientos de personas LGBTI se organizaron para dar ayuda. Montevideo, Colonia, Maldonado y Rivera son algunos de los departamentos que, a partir de organizaciones ya existentes, escucharon necesidades y se dispusieron a dar respuesta.
Montevideo: sostener lo invisible
Si bien la capital de nuestro país cuenta con ventajas evidentes frente a las ciudades y localidades del interior, concentrar a más de la mitad de la población uruguaya no siempre es un beneficio. En Montevideo, militantes del Colectivo Trans del Uruguay (CTU) están desde la llegada misma de la pandemia haciendo esfuerzos enormes por responder a las múltiples necesidades de la población trans, travesti y no binaria. “Hay un Estado que está absolutamente ausente, las políticas sociales se están recortando y/o desapareciendo y no hay una contención a las poblaciones más vulneradas”, expresó Collette Spinetti, presidenta de CTU.
La pandemia puso en jaque a la población trans y, según Spinetti, si bien han tenido varios acercamientos con el Ministerio de Desarrollo Social (Mides), el apoyo que necesitan no se concreta. No hubo subvención para pagar cuentas de luz ni de agua para trabajadoras sexuales trans; por el contrario, las tarifas subieron en medio de una crisis económica y social producto del aislamiento sanitario. Muchas otras mujeres trans fueron desalojadas por no poder pagar alquileres en el último año y medio y quedaron expuestas a la violencia de la calle o de contextos familiares hostiles.
“Si nos consideramos defensores de derechos humanos no nos podemos quedar en casa, tenemos que salir a la cancha, tenemos que estar con quienes nos están necesitando en este momento”, señaló Spinetti. Desde el 20 de marzo de 2020, comenzaron con iniciativas solidarias que aún continúan. De marzo a setiembre de ese año, todos los lunes, miércoles, viernes y domingos cocinaron para la olla popular trans, que llegó a servir más de 180 viandas cada día. Además, martes, jueves y sábados llevaban adelante un merendero. Lo que continúa hasta el día de hoy son las canastas para la población trans de todo el país, que comenzaron siendo 20 y hoy son más de 420 todos los meses.
Spinetti afirmó que “la olla popular trans destapó una cantidad de otras ollas” y, a raíz del contacto diario con esta población vulnerada, comenzaron a brindar ayuda en diferentes dimensiones, como el apoyo psicológico, la asistencia en casos de violencia —tanto institucional como personal— y en trámites asociados al reconocimiento de derechos adquiridos.
Todo esto generó un cansancio físico, emocional y mental muy grande, porque, aseguró Spinetti “nunca” dejaron de trabajar: “Hay días que nos explota la cabeza y el cuerpo. Porque quienes estamos sosteniendo esto también tenemos nuestros problemas, nuestras vidas. Nos angustian mucho todos los problemas que están teniendo las compañeras y tratamos de sostenernos entre nosotras y nosotros”.
Ese sostén que es para quienes sostienen, también viene de parte de la sociedad civil y de colectivos no siempre vinculados con la lucha LGBTI. La presidenta de CTU señaló que este proceso no ha sido fácil para la militancia social organizada y que habría que aprender de este momento para generar, en el futuro, una alianza entre la sociedad civil y el Estado.
Por otra parte, la Unión Trans (UT), que en 2018 presidió la Campaña Nacional por la Ley Integral Trans, que fue financiada de manera autogestionada mediante la venta de los distintivos pañuelos amarillos, utilizó un resto de ese dinero de la campaña para contribuir de manera solidaria con otra necesidad básica de la población trans en medio de la pandemia.
Durante todo el año pasado, compraron y repartieron vouchers de recarga de garrafas de 13 kilos a mujeres trans —y algunas cis— que ejercen el trabajo sexual. Mediante un acuerdo con Acodike, con quienes pudieron conseguir un pequeño descuento, entregaron alrededor de 100 vouchers. “Ese fue nuestro aporte desde la colectiva porque entendíamos que canastas estaba dando el Estado, la Intendencia [de Montevideo] y el Mides, pero que muchas no estaban pudiendo trabajar y las recargas de gas tenían dos funciones: en la olla, para poder cocinar y brindando calor en las estufas”, contó Josefina González, de UT.
Colonia: la solidaridad se abre camino
En los primeros días luego de que fue decretada la emergencia sanitaria en Uruguay, el tiempo pareció detenerse. A medida que pasaban las semanas, en vez de empezar a avanzar de a poco, para algunas y algunos se arrancó a ir para atrás. “Si nosotros veníamos caminando despacito y paliando cosas, apostando a los cursos y a una cuestión más de desarrollo social, [con la pandemia] hubo que focalizar en la atención alimenticia y a veces hasta en un boleto para ir a algún lugar”, explicó Maxi Olaverry, de Colonia Diversa. Las condiciones de precarización, desempleo y vulnerabilidad que ya estaban presentes en la población LGBTI de Colonia, sobre todo de las personas trans, se profundizaron. Al igual que en el resto del país, las trabajadoras sexuales trans quedaron expuestas a múltiples privaciones producto de la falta de trabajo relacionada al aislamiento y, en el caso de Colonia, la falta de turismo.
“Nos reunimos rápidamente con el Mides para exigirles que pudiéramos hacer una canasta especial para todas las personas trans en abril del 2020”, contó Olaverry. Esta fue la primera medida, que tuvo buena recepción por parte de las oficinas departamentales del ministerio y que permitió que las mujeres trans colonienses accedieran a una canasta de alimentos que complementara la Tarjeta Uruguay Social para personas trans (TUS trans) que es de 1.200 pesos. De esta manera, Colonia se convirtió en el primer departamento en brindar este apoyo, algo que luego se extendió al resto del país: “Pudimos atender, no solo de manera focalizada acá, sino que también articular a nivel nacional para que el Estado pudiera solucionar”.
Sin embargo, desde Colonia Diversa advirtieron que esto no era suficiente y comenzaron a repartir canastas con insumos que recogían o generaban en el departamento y con la “ayuda constante” que recibieron por parte de CTU desde Montevideo. De las 37 personas trans con las que Colonia Diversa tiene contacto en el departamento, alrededor de 20 han recibido de forma más o menos constante la canasta brindada por el colectivo, desde abril de 2020. De todas maneras, las canastas se ampliaron y desde el principio apoyaron tanto con alimentos como con ropa de abrigo en invierno a población LGBTI en general.
La sede del colectivo, ubicada sobre la calle General Flores, se encuentra a pocas cuadras del asentamiento costero Las Malvinas, que, según contó Olaverry, hoy alberga a más de 700 familias. Es por esto que desde este año el local de Colonia Diversa empezó a funcionar como un merendero los martes y viernes. Sirven alrededor de 118 copas de leche y meriendas y, cuando hay un poco más de comida, preparan viandas para que las familias puedan llevarse para los demás días. La propuesta no nació del colectivo sino de un equipo solidario que se formó a raíz de la pandemia, pero Colonia Diversa se integró rápidamente a la propuesta y hoy articula los recursos —tanto humanos como financieros— entre las canastas y el merendero.
Rivera: una frontera que divide la violencia de la dignidad
Hay lugares donde la resistencia es la lucha de todos los días para la población LGBTI; Rivera es uno de ellos. La covid-19 llegó a este departamento cuando las condiciones de vida y de desarrollo de la diversidad sexual en general, y de la comunidad trans en particular, ya se encontraban tensionadas. “Cuando pasó todo lo de la pandemia quedó bastante visible que la intendencia no estaba trabajando en políticas públicas porque las minorías quedamos aún más en el oscuro y más invisibilizadas”, contó Nicole Casaravilla, integrante de Riversidad y de la Asociación Trans del Uruguay (ATRU), a la diaria.
Tuvieron que pelear de manera constante para no quedar excluidas de las políticas públicas municipales, y los frentes de batalla en los que ya venían luchando hace tiempo no bajaron su intensidad. Entre ellos: directores de liceos que son pastores evangélicos pentecostales y que con su presión provocan la deserción estudiantil de personas LGBTI; discursos del presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, que envalentonaron a jóvenes riverenses a aumentar “la violencia gratuita hacia las minorías” y agresiones físicas y verbales que reciben por la calle de forma recurrente.
En este contexto, la organización y solidaridad de colectivos de la diversidad y otros afines no se hizo esperar. En los meses más crudos de paralización económica, Riversidad y ATRU en Rivera coordinaron en conjunto con Horizontes de Libertades y Mizangas unas canastas para población LGBTI y afro. Las donaciones llegaban mayoritariamente de Montevideo, pero Casaravilla logró un acuerdo con un almacén de su barrio para duplicar las canastas destinadas a las personas LGBTI. Pusieron especial foco en la tercera edad y en las mujeres trans.
Estos colectivos, al igual que en Colonia y Montevideo, también estuvieron presentes en las negociaciones con el Mides para contar con canastas adicionales a la TUS trans de Rivera. Esta “fue una ayuda bastante importante para la población”, porque permitió que todos los meses personas trans levantaran alimentos de las oficinas del ministerio en el departamento.
El sábado pasado, durante las actividades en Rivera en el marco del Mes de la Diversidad, juntaron alimentos no perecederos para poder realizar nuevamente una entrega de canastas. Estas no estarán destinadas únicamente a población LGBTI, pero contaron con la solidaridad de todas las personas que colaboraron durante la feria y los shows organizados por Riversidad y ATRU. Además, Casaravilla contó que esperan poder destinar unos fondos no ejecutados de un proyecto actual de los colectivos para realizar canastas específicas para población LGBTI.
Maldonado: organización colectiva frente a la ausencia estatal
Este mes de setiembre encuentra a la Coordinadora por la Diversidad de Maldonado más sola que otros años. Con el cambio de gobierno central, quienes funcionaban como aliadas y aliados de la organización fueron desapareciendo y tuvieron que hacerle frente a la autogestión de manera mucho más intensa. Además, la pandemia trajo consigo una serie de dificultades para la población LGBTI en Maldonado que requirieron de la solidaridad colectiva para solucionarse: falta de medicación para personas cero positivas, falta de estrógenos para personas trans y mala administración de las canastas del Mides.
“Maldonado es muy cosmopolita y muy glamour en temporada, pero después es un departamento del interior más donde siguen pasando cosas horribles”, aseguró Pavlx, integrante de la Coordinadora. Este año, por ejemplo, tuvieron que enfrentar la autoeliminación de dos personas de la comunidad LGBTI cercanas al colectivo.
Pavlx denunció que este año no han tenido respuesta de ningún tipo de parte de la intendencia y otros organismos estatales y que eso genera “un abismo gigante donde cae mucha gente y ahí queda”. Frente a ese abismo, surgió lo mismo que en otros departamentos: solidaridad militante.
“Muchas veces nosotras mismas, de nuestros sueldos, armamos las canastas para llevarles a las compañeras”, contó le activiste. La Coordinadora también funciona como grupo de contención. Allí discuten de manera constante sobre estrategias para juntar fondos para poder mantener el colectivo, hacer canastas y, recientemente, llegar hasta la marcha de Montevideo sin ningún apoyo. “Esto es todo a pulmón, pero lo vamos a seguir haciendo, es lo que nos mantiene vivas”, explicó Pavlx.
Para colaborar con los colectivos:
- Colectivo Trans del Uruguay: 099211688
- Colonia Diversa: coloniadiversa@gmail.com
- Coordinadora por la Diversidad Maldonado: 099903630
- Riversidad y ATRU Rivera: 092303223
- Unión Trans: uniontrans32@gmail.com