Este miércoles, durante una actividad titulada “El rol del Sistema Nacional Integrado de Salud en la atención integral a niñas, niños y adolescentes sobrevivientes de violencia sexual”, el Ministerio de Salud Pública (MSP) presentó Lumbre, una nueva herramienta que apunta a la reparación del daño de infancias y adolescencias que atravesaron este tipo de situaciones. El dispositivo, creado en el marco de un acuerdo de cooperación entre la Administración de los Servicios de Salud del Estado (ASSE) y Unicef, consiste en un set de materiales que permiten trabajar “desde una concepción de lo que tiene que ver con el trauma”, explicó en una rueda de prensa la psicóloga Magdalena Álvarez, coordinadora del Programa Nacional de Salud de la Adolescencia y Juventud de la cartera y una de las creadoras de la herramienta.
Así, explicó que “tiene ese potencial para trabajar en aquellos casos donde ya hay un proceso iniciado, ha cesado la violencia y es necesario que todas estas sintomatologías presentes y todo este dolor que genera la violencia sexual se puedan atender”.
Para eso, contempla “una serie de componentes vinculados a los canales sensibles donde se alojan las memorias traumáticas”, especificó. En concreto, los materiales incluyen un componente visual, con “láminas que recrean distintos espacios”; uno cinético espacial, con “prismas neutros de madera con diferentes volúmenes que permiten trabajar lo vincular, la distribución en el espacio, las relaciones, las asimetrías”; otro táctil, “a través de diferentes texturas que permiten trabajar el tema de las memorias”; y un componente auditivo, que incluye una aplicación y un dispositivo que permite reproducir sonido, como explicó Álvarez a la diaria a comienzos de año, cuando ASSE brindó los primeros detalles al respecto.
La jerarca dijo este miércoles que Lumbre es “una práctica buena, necesaria y urgente”, y que “actualmente, en esta gestión del ministerio, se está trabajando para que pueda permear a todo el Sistema Nacional Integrado de Salud como un puntapié para hacer una atención de calidad vinculada a la reparación del daño de niños, niñas y adolescentes víctimas de violencia sexual”.
Por otro lado, destacó que se trata de un material “sumamente especializado porque tiene que ver sí o sí con una capacitación previa, no solamente en el uso de los materiales”, sino también en “las potencialidades y recursos que tienen niños, niñas y adolescentes para poder trabajar y salir de estas situaciones y sanar de alguna manera”. Además de las instancias de capacitación para los equipos de salud y profesionales que trabajan con esta población, la herramienta incluye una guía conceptual y una guía de aplicación.
Álvarez aseguró que este es “un material específico que surge de la práctica clínica” y de “las dificultades que tienen los clínicos para poder abordar estos temas”, pero también “surge de haber escuchado a víctimas, a mujeres y personas sobrevivientes de la violencia sexual, que muchas veces deambulan por el sistema de salud quizás en busca de atención vinculada a un síntoma y no necesariamente de una atención especializada de estas características”.
El último informe de gestión del Sistema Integral de Protección a la Infancia y la Adolescencia contra la Violencia (Sipiav), de 2024, reportó 8.924 situaciones de violencia hacia niñas, niños y adolescentes en ese año; de ese total, 22% correspondía a casos de violencia sexual. Esto representa un poco más de cinco casos por día. La jerarca del MSP dijo que esto no incluye las denuncias que recibe el Ministerio del Interior (MI) –tampoco las de Fiscalía–, lo que refleja que es una problemática que “vemos parcialmente”. “Son casos importantes, pero estamos viendo cinco casos por día en estos informes [...] y sabemos que eso es la punta del iceberg de estas situaciones, que también ocurren en las mejores familias”, apuntó Álvarez, porque “la violencia sexual contra niñas, niños y adolescentes permea a toda la sociedad”.
Un tema “a flor de piel”
En la apertura de la actividad, la ministra de Salud Pública, Cristina Lustemberg, repasó algunas cifras para dimensionar la gravedad de “las situaciones de violencia y de violencia sexual que sufren las niñas, niños y adolescentes en nuestro país”.
En esa línea, recordó, por ejemplo, la encuesta de Unicef presentada a fines de agosto, que reveló que cuatro de cada diez niñas, niños y adolescentes de dos a 14 años fueron sometidos a algún método violento de disciplina en el hogar y que siete de cada diez denuncias de delitos sexuales que recibe el MI tienen como víctimas a infancias y adolescencias, además de lo que registra Sipiav.
La ministra señaló que a esto se suman “las cifras de muerte vicaria que hemos tenido en los últimos años y en los últimos meses” –15 casos entre 2022 y lo que va de 2025–, que terminan de reflejar que “tenemos este tema bastante a flor de piel como sociedad y como país”.