La Administración de Servicios de Salud del Estado (ASSE) es el prestador de salud en las cárceles de Montevideo y Rivera. Se espera que prontamente asuma además la gestión de las cárceles de Canelones y Maldonado, tal como fue votado en la anterior Rendición de Cuentas.
Mientras, en estas unidades y en las del resto del país, el prestador de salud es Sanidad Policial, por lo que las personas privadas de libertad son, además de los policías y sus familias, las únicas que tienen acceso a atenderse en estos servicios, que son financiados a través del aporte del 4% de los salarios policiales.
Hace más de una década que se habla del pasaje de la gestión de los servicios de salud de las cárceles a ASSE, que está a cargo del Servicio de Atención Integral para Personas Privadas de Libertad (SAI-PPL) del organismo, pero la implementación de este plan no ha tenido demasiados avances más allá de las cárceles antes mencionadas.
Este martes, en la Unidad 1 Punta de Rieles (cárcel de participación público privada) se inauguró una sala de cuidados y rehabilitación gestionado por el Instituto Nacional de Rehabilitación (INR) y SAI-PPL. Si bien la construcción de la cárcel y de este espacio para la atención de salud data de 2018, este espacio para internación, que estaba previsto desde entonces, recién fue habilitado casi cinco años después.
En la ceremonia de inauguración participaron el ministro del Interior, Luis Alberto Heber, el director general de Secretaría de la cartera, Nicolás Martinelli, el presidente de ASSE, Leonardo Cipriani, y el vicepresidente, Marcelo Sosa. En representación del Ministerio del Interior, el director del INR, Luis Mendoza, habló con la prensa. Según indicó, este centro va a poder ser usado por todas las cárceles del INR, principalmente en la zona metropolitana. “Esto está construido junto con esta unidad, fue en el año 2018, y hace tiempo que estamos solicitando que sea habilitado”, indicó Mendoza, que planteó que si bien hay 18 camas, se habilitan 14.
Afirmó que estuvieron “en tratativas con ASSE, pero la pandemia paró el tema de habilitar; hoy podemos decir que se inaugura y significa que internos, que hoy están internados en diferentes nosocomios, principalmente en el hospital Maciel y en el hospital Pasteur, cuando los médicos digan [que están aptos para pasar a un régimen] posperatorio, vienen para acá”. Resaltó que “esto va a disminuir la cantidad de privados de libertad que son internados y que están en los hospitales”. Mendoza planteó que este proceso “comienza por el Hospital Maciel, con 14 camas, teniendo en cuenta que por geografía queda más cerca” del Comcar y del Penal de Libertad. Por eso, “por cercanía van internados ahí”, personas que “tienen dolencias y aquellos que son lesionados”, con “todo lo que significa en un hospital tener custodia, vehículos, traslados”.
El director del INR subrayó la “dificultad” que significa tener en un hospital dos policías como custodia por cada persona privada de libertad, además de las medidas de seguridad que implica que haya personas que están presas internadas en un centro de salud. Enfatizó en que “esto va a disminuir”, teniendo en cuenta que luego de que pasen por la internación y puedan pasar a un posoperatorio, van a ser trasladados a este centro que está dentro de la Unidad 1, lo que implica “menos seguridad, menos custodia” y la posibilidad de “disponer de policías para otras misiones”.
El “hospitalito” del Comcar
Mendoza aseguró que se avanza en la construcción del “hospitalito” del Comcar, un espacio que actualmente está sin uso y destruido y que se pretende usar para poder montar un centro de similares características al que este martes se inauguró. Indicó que se empezó por la construcción del muro exterior y que será un importante aporte “para disminuir los traslados, principalmente, de algunos tipos de internación y del servicio de policlínicas”.
El director del INR señaló que actualmente hay 4.780 personas privadas de libertad en el Comcar y que “esas personas precisan ir a diferentes policlínicas” para consultar por distintas especialidades y para eso hay que “disponer de un móvil y de personal armado para llevarlos al hospital”. “La idea es que cuando esté pronto este hospitalito haya policlínicas y todas las personas privadas de libertad que hay que atender queden en el mismo hospital y se atiendan ahí”, lo que va a redundar “en menos traslado, menos combustible, menos vehículos”, y, por ende, “va a ser una reducción presupuestal y de personal”.
Una cuestión de “vocación”
Cipriani explicó que en SAI-PPL hay 330 funcionarios y que en este centro, en la parte de internación, van a trabajar 15 personas. “Hay gente que entró fija, obviamente fueron todos llamados por concurso”, dijo, y consultado sobre la inversión de este centro, respondió: “No tengo como marcártela”. “Este centro estaba cuando nosotros ingresamos y nos encontramos con este penal público-privado de 2018. No estaba nada de esto en uso. Estaban las habitaciones, obviamente. Lo que nosotros hicimos fue incorporar el funcionamiento y agregar todos los funcionarios y el costo de mantenimiento”, afirmó.
Respecto a si quienes trabajen en este espacio van a tener alguna formación específica, Cipriani señaló que “siempre el médico como también los funcionarios que trabajan en SAI-PPL en todos los penales ya tienen una vocación particular, que yo se las quiero destacar porque siempre me he encontrado con ellos, con sus reclamos, siempre han sido justos y tienen una preparación normal, pero con una vocación distinta”. “No todo médico, ni todo enfermero ni todo nurse tiene a veces la capacidad para trabajar en estos lugares”, enfatizó.
Para el presidente de ASSE, en lo que respecta a la inauguración en la Unidad 1, “aparte del centro de atención que tenemos, lo que estamos agregando ahora es un centro de internación, que en este momento tiene una capacidad de 18 camas, pero que vamos a empezar con 14 lugares para personas que están presas para que no tengamos que estar trasladando a los pacientes a los hospitales generales”, salvo que tengan que ser intervenidos quirúrgicamente. En esos casos, el presidente de ASSE indicó que la intervención va a ser en un hospital y luego van a retornar al sistema carcelario para “completar la internación”.
Destacó que “esto permite mayor seguridad para la persona que está presa, por la característica de seguridad en los que se lo atiende, y también para el resto de los hospitales”. Además, “también es muy importante para el Ministerio del Interior en el sentido de que ellos tienen que utilizar muchísimos funcionarios para poder hacer la custodia cada vez que tenemos un paciente”. Cipriani aclaró que el uso de este centro “obviamente depende del tipo de características de internación” que se requiere. “Nosotros acá montamos un centro que tiene enfermería, licenciados [en enfermería], médicos que están las 24 horas, y también en este centro hemos incorporado equipos de rayos X que permiten [evitar] que cada vez que una persona presa tiene que hacerse una placa, tengamos que estar trasladándolo”, resaltó.
Según Cipriani, este modelo lo están replicando en otras cárceles y, al igual que Mendoza, habló sobre el “hospitalito” del Comcar, cuyo objetivo es “tener mayor resolutividad” para las personas de cada cárceles. El presidente de ASSE remarcó “lo digno del lugar”, ya que “son lugares que tienen las características que tiene que tener cualquier centro para poder internarlos”.
Nuevas cárceles público-privadas
Por el contrato, Mendoza destacó que en la Unidad 1 Punta de Rieles no puede haber hacinamiento, por lo que no se pueden ocupar más plazas que las que están habilitadas por la empresa. Adelantó que se está trabajando el mismo régimen de participación público-privada para construir cuatro cárceles: tres para 1.500 varones en el predio del Penal de Libertad y una para 800 mujeres en el terreno contiguo a Punta de Rieles. Una vez inaugurada, se pretende realojar en esta nueva cárcel a todas las personas que están presas en la Unidad 5 Femenino, en el exhospital Musto, en el barrio Colón.