En junio, un policía de la Guardia Republicana mató a un hombre en Nuevo París. El policía, de 25 años, estaba tirando basura en una cuneta cuando la víctima comenzó a filmarlo. El funcionario del Ministerio del Interior fue hasta su casa, tomó el camión de su hermano -también policía- y su arma de reglamento. Volvió adonde estaba la víctima y le disparó siete veces. El hombre, de 36 años, murió producto de las heridas.
El camión fue el puntapié para que el policía confesara los hechos. Su casa, en la que vivía con sus padres y su hermano, fue allanada y su vehículo incautado. Cuando iba de camino a su vivienda, sabiendo que estaba siendo allanada, denunció que su arma de reglamento había sido robada en una rapiña. En el procedimiento en su vivienda, su hermano fue detenido por ser el titular del camión. Tras estos hechos, el agresor confesó los hechos y explicó los motivos por los que mató a la víctima.
El policía fue imputado por homicidio agravado y esta semana fue condenado por este delito a siete años de prisión mediante un proceso abreviado. Su defensa estuvo a cargo de Elizabeth Frogge.