Agustín Cosovschi y J. L. Aguilar López Barajas. Siglo XXI; Buenos Aires, 2024. 272 páginas, 1.200 pesos.
Los autores parten de una constatación clave: en el contexto actual de crisis, la experiencia comunista vuelve a emerger, sea como nostalgia, sea como estímulo para la imaginación política. Subrayan la necesidad de revisar la historia del comunismo de manera rigurosa y equilibrada, haciendo “una historia para adultos” que privilegie el análisis de fuerzas y matices sobre los determinismos ideológicos. Así, proponen un recorrido: desde el declive de los imperios europeos en el siglo XVIII hasta el colapso del comunismo entre 1989 y 1991. Los años 1920 se caracterizan por apertura y experimentación, con reformas sociales profundas, mientras que la década de 1930 se define por el Gran Terror, los gulags y la represión, y por un explosivo desarrollo industrial. El fin de la Segunda Guerra Mundial y el papel crucial del Ejército Rojo dotarán al comunismo de una épica y popularidad que, con el tiempo, se erosionarán, dando paso a los “socialismos realmente existentes”. La invasión de tanques rusos en Praga, en 1968, marca un parteaguas: desde entonces, la represión se intensificará, agravando la crisis interna y la protesta social. Finalmente, la Perestroika y el tránsito al neoliberalismo coronan un proceso que enhebra los hechos históricos con la dimensión humana de la experiencia comunista. Es sobre este terreno que la memoria se vuelve objeto de disputa.