Andrés Manuel López Obrador dejó el poder el 30 de setiembre de 2024. El precursor de la “Cuarta Transformación” del país se convirtió en una de las figuras más populares de su historia. Sin embargo, algunas de sus políticas decepcionaron y forman parte de la herencia que le deja a la nueva presidenta, Claudia Sheinbaum.
Andrés Manuel López Obrador, conocido como AMLO, terminó su sexenio (2018-2024) con más del 70 por ciento de opiniones favorables. Su popularidad explica la amplitud de la victoria de su lema durante las elecciones generales del 2 de junio. Aliado al Partido del Trabajo (PT) ―socialdemócrata― y al Partido Verde Ecologista de México (PVEM), el Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), conservó la presidencia y también ganó la mayoría en el Congreso. La coalición presidencial incluso obtuvo la mayoría llamada “calificada” –que permite reformar la Constitución–, con 364 diputados sobre 500 y 83 senadores sobre 128, así como los gobiernos de 24 de los 32 estados de la federación.
La sucesora de AMLO, Claudia Sheinbaum, recibió el 59,3 por ciento de los votos, es decir, 35,9 millones de sufragios, seis millones más que su predecesor en 2018. Así, la exalcaldesa de Ciudad de México se convierte no sólo en la primera mujer en dirigir México, sino también en la jefa de Estado del país que dispone de un mayor margen de maniobra institucional desde que se produjo la primera alternancia política en 2000, tras 71 años de gobierno hegemónico del Partido Revolucionario Institucional (PRI, 1929-2000). A diferencia de muchos de sus homólogos de izquierda ―en Brasil, Chile y Colombia― que no tienen mayoría en sus congresos, Sheinbaum tiene en sus manos casi todos los controles del poder.
Por lo tanto, la Cuarta Transformación de México lanzada por López Obrador ―las tres primeras fueron la Independencia de 1821, el período de la Reforma (1855-1863), que condujo a la separación de la Iglesia y el Estado, y la Revolución (1910-1917)― va a continuar. Para profundizar este proceso, presentó en el Congreso varios proyectos de reformas constitucionales. Algunas apuntan a garantizar la permanencia de las ayudas sociales que AMLO instauró; otras, a plasmar derechos en la Constitución ―aumento del salario mínimo superior a la inflación, reconocimiento de los pueblos indígenas, prohibición del maíz transgénico así como de la fractura hidráulica para la extracción del petróleo y del gas natural o fracking1―; y otras, a mejorar el funcionamiento de las instituciones. De ese modo, la reforma de la Justicia prevé la elección popular de 1.500 jueces federales, así como de los nueve magistrados de la Corte Suprema. La oposición y Estados Unidos denunciaron un riesgo de inestabilidad jurídica que podría preocupar a los inversores extranjeros; desde el punto de vista de AMLO, se trata de luchar contra la cooptación y la corrupción.
Con los pobres... y los ricos
En ¡Gracias!, la obra que publicó en vísperas de las elecciones (Planeta, 2024), el expresidente expone aquello que, según él, constituye la razón principal de su éxito: “Si no estuviéramos respaldados por la mayoría, y en especial por los pobres, ya nos habrían derrotado los conservadores o habríamos tenido que rectificar y someternos a sus caprichos e intereses”. La mañanera fue uno de los instrumentos de esta estrategia. Durante cerca de seis años, de lunes a viernes a las siete de la mañana, el presidente dio una conferencia de prensa televisada de dos horas en promedio con el fin de establecer una comunicación directa con sus conciudadanos. Su mandato también confirió mayor relevancia a la consulta pública, en particular bajo la forma de referéndums. “Los mexicanos hoy están mucho más politizados y conscientes de los desafíos ―considera John Mill Ackerman, profesor de Derecho en la Universidad Nacional Autónoma de México―. No obstante, es discutible teorizar sobre una verdadera ‘alianza’ con el pueblo, aun cuando la política social de AMLO haya reforzado esa relación”.
De hecho, su gobierno mejoró la suerte de millones de asalariados, aumentando sus ingresos, en un país donde, no obstante, el trabajo informal (por cuenta propia) sigue siendo mayoritario (54,3 por ciento de la población activa).2 El nivel del salario mínimo nacional se duplicó bajo su mandato para establecerse en aproximadamente 250 pesos por día en 2024 (es decir, 11,5 euros a la fecha). El ofrecido en la zona franca de la frontera norte, que reúne a 43 ciudades repartidas en seis Estados fronterizos con Estados Unidos –es decir, la región más industrializada del país–, se triplicó hasta alcanzar aproximadamente 375 pesos por día (es decir, 17,5 euros).3 “Esas medidas voluntaristas tuvieron un impacto en el 80 por ciento de la población –estima la analista de datos Viri Ríos–. Ellas transformaron la situación de los trabajadores”.
Los empleados gozan ahora de 12 días de descanso por año, en lugar de seis. La licencia alcanza un mes completo tras 30 años de trabajo realizado. El empresariado tuvo que revisar al alza su contribución a las pensiones. Para poner fin a la cooptación y a la corrupción que ella favorecía, se instauró un nuevo sistema de elección de los dirigentes sindicales. Una reforma, que apunta a regular la subcontratación, obligó a muchas empresas a contratar de manera directa a sus trabajadores.4 “Los ingresos de los pequeños comercios aumentaron en un 17 por ciento –añade Viri Ríos–. El aumento de los salarios estimuló el consumo popular global. Esta situación es nueva. Hasta ahora, solamente los ingresos de las grandes empresas aumentaban”. La pobreza disminuyó del 28,6 por ciento de la población en 2018 al 20,2 por ciento en 2024, es decir, 9,5 millones de personas ya no la padecen.5
Sin embargo, Oxfam constata que “la riqueza total de los 14 ultrarricos mexicanos casi se duplicó desde el comienzo de la pandemia. La fortuna de Carlos Slim equivale hoy por hoy a 63,8 millones de mexicanos”.6 Ahora bien, el expresidente siempre se negó a gravar más a los capitales y a los más adinerados. El pueblo no parece guardarle mucho rencor por ello y, en general, reconoce su política social. En cambio, la decepción sobre la cuestión de la seguridad predomina.
Soberanía y desilusión
Antes de acceder al poder, López Obrador procuraba ser el más resuelto opositor a la política de seguridad del expresidente Felipe Calderón. La “guerra contra el narco”, confiada a los militares, había desencadenado una espiral de violencia que jamás se cerró y que generó un aumento constante del número de víctimas. Pero la promesa de “desmilitarización del país” no fue cumplida. Por el contrario, AMLO incrementó la militarización de la sociedad. Adhiriendo al principio de eficacia en un contexto de intensidad criminal, aumentó el poder de las Fuerzas Armadas ―“la más eficaz de las instituciones”― al incorporar bajo su mando a la Policía y a la nueva Guardia Nacional. El Ejército también heredó la construcción y la gestión de la infraestructura estratégica del país (aeropuertos, puertos, ferrocarriles), a la cual se suma la administración de las aduanas. En 2023, el presupuesto militar aumentó en un 55 por ciento en relación con 2014,7 sin que la violencia disminuya. Estos últimos seis años se disparó el número de desapariciones (más de 50.000 sobre los 115.000 en total desde 2006), así como el de los delitos de extorsión o incluso el de los homicidios, que alcanzó un nivel récord: cerca de 200.000 (94 por día), de los cuales más de 5.000 son femicidios.8
El expresidente también exacerbó la impunidad de las Fuerzas Armadas. La investigación sobre el destino de los 43 estudiantes de Ayotzinapa asesinados en el estado de Guerrero en 2014 se atascó al llegar a los cuarteles.9 El compromiso de abrir los archivos de la “guerra sucia” entre 1965 y 1990 ―un período de intensa represión― se evaporó cuando los militares tuvieron que entregar sus propios documentos. AMLO también ignoró a los grupos de apoyo a los desaparecidos y a otros blancos de la violencia, que sin embargo se manifestaron en numerosas oportunidades frente a su palacio. Su política destinada a los jóvenes delincuentes ―“abrazos, no balazos”― dejó de lado a las víctimas y a sus allegados. El hombre que se presentaba como el “padre de la patria” no abrazó a las madres que lloraban a sus hijos, dejando en la población un amargo sabor de indiferencia.
Otra fuente de decepción para una parte de la izquierda mexicana son los proyectos de grandes obras.10 Así, los ecologistas y los pueblos autóctonos se unieron al bando de los adversarios de la Cuarta Transformación, junto a los zapatistas de Chiapas, con quienes el diálogo se encuentra irremediablemente roto. Según el expresidente, la modernización y el desarrollo de la infraestructura sirven para dos objetivos superiores de largo plazo: volver a dar al Estado un rol rector en la economía tras años de neoliberalismo, y reafirmar la soberanía nacional.
En el plano internacional, López Obrador quiso inscribir su accionar en el marco de la doctrina Estrada ―por el nombre del ministro de Relaciones Exteriores de 1930 a 1932, Genaro Estrada―, que hace prevalecer el respeto de la soberanía y el no intervencionismo. Si bien la respetó al pie de la letra cuando se trató de la relación con Estados Unidos, aceptando su política migratoria y la construcción del muro fronterizo, “defendió sus intereses en la renegociación del acuerdo de libre comercio México-Estados Unidos-Canadá”, matiza Carlos Pérez Ricart. El profesor de Relaciones Internacionales también señala que AMLO “se involucró de manera directa en la política interna de varios países andinos. Brindó ayuda a los expresidentes Evo Morales en Bolivia, Pedro Castillo en Perú, así como al exvicepresidente Jorge Glas en Ecuador”. Desde 2019, México también estuvo involucrado en todos los intentos de negociación entre el gobierno venezolano y su oposición con vistas a una solución política a la crisis del país caribeño, hasta la cuestionada reelección de Nicolás Maduro el 28 de julio de 2024.
El presidente “más popular de México”, como a sus seguidores les gusta presentarlo, se retiró en su hacienda familiar en Chiapas. Muchos piensan que no se quedará allí por mucho tiempo. Pero él lo repitió en muchas oportunidades: “El país está en buenas manos, ya terminé mi misión”.
Anne Vigna, periodista, México. Traducción: Micaela Houston.
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John Mill Ackerman, “Le Mexique privatise son pétrole”, Le Monde diplomatique, marzo de 2014. ↩
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Gerardo Hernández, “Tasa de informalidad desciende a mínimo histórico en el arranque del 2024”, El Economista, México, 27-5-2024. ↩
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Comisión Nacional de los Salarios Mínimos, “Incremento a los Salarios Mínimos para 2024”, gob.mx, 1-12-2023. ↩
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María Eugenia Cosio Zavala e Ilán Bizberg, “Introduction – Le sexennat d’Andrés Manuel López Obrador: bilan et défis”, Cahiers des Amériques latines, Nº 104, Aubervilliers, 2024. ↩
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Jessika Becerra, “Valida Banco Mundial: 9,5 millones, fuera de la pobreza en México”, La Jornada, México, 5-9-2024. ↩
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“El monopolio de la desigualdad. Cómo la concentración del poder corporativo lleva a un México más desigual”, www.oxfammexico.org, 23-1-2024. ↩
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“El gasto militar mundial aumenta en medio de guerras, tensiones crecientes e inseguridad”, Stockholm International Peace Resarch Institute (Sipri), 22-4-2024. ↩
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David Saúl Vela, “Termina el sexenio de AMLO con 199 mil 619 asesinatos, la cifra más alta en la historia reciente”, El Financiero, México, 2-10-2024. ↩
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Benjamín Fernández, “En México, ¿dónde están los ‘cuarenta y tres’?”, Le Monde diplomatique, marzo de 2020. ↩
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Luis Alberto Reygada, “En México, un tren llamado Maya”, Le Monde diplomatique, edición Uruguay, enero de 2024. ↩