Agapito Condori, minero
“Antes de que llegaran los españoles aquí existía un indio, Huallpa, e hizo prender una fogata para no tener frío. Entonces el mineral de plata reventó: ¡Potojsi! De ahí se cogió el nombre de Potosí”.
Cerro Rico de Potosí (Bolivia), cuyo nombre en quechua es Sumaq Urqu, se encuentra a unos 4.800 metros de altitud. Allí estaban las minas de plata más importantes del mundo, explotadas desde 1545. Hoy la mayor parte del trabajo sigue estando relacionado, directa o indirectamente, con la extracción de mineral.
Hilda Porco, vigilante de minas
“A veces no es seguro el trabajo en la mina. Ocurren accidentes. Los mineros trabajan con la muerte. Hasta los 35 años puedes trabajar, a partir de ahí te entra el mal de mina. Hasta los pulmones te entra esa polvareda. Gas también hay adentro. Un ratito respirando y se muere la gente”.
La minería es la principal fuente de ingresos de la región, y no existe diversificación productiva. Se divide en cooperativas, por lo que el minero es socio; no hay peones ni jornaleros. Actualmente se extrae zinc, estaño y plata, aunque apenas queda mineral en el Cerro Rico. La situación de la minería en Potosí es crítica no sólo porque los yacimientos se encuentran prácticamente agotados sino también porque el precio que se paga por el mineral es muy bajo.
A pesar de esto, persiste una creencia entre los mineros: el dueño de las riquezas naturales les dará lo que necesitan para su sustento diario. Esta figura es “el Tío”, estatua con cuernos y pene erecto en representación del demonio, que está presente en cada mina del Cerro. Los mineros deben hacerle ofrendas: hojas de coca, confeti, cigarrillos encendidos o alcohol. El mito dice que si no se le pide permiso al Tío para extraer mineral, este se enfada y provoca derrumbes en las galerías y enfermedad en los mineros.
Niño de siete años, cuya familia vive en el Cerro vigilando las minas
“Mi mamá sabe que un hombre hacía pacto con el diablo para que le diera buen mineral. Le tenía que llevar un niño muerto cada día. Un día el hombre le ha fallado y ha muerto”. “Dicen que es verdad, pero yo hay veces que lo creo y hay veces que no”.
El “mal de mina” –una especie de tuberculosis– es muy frecuente y provoca muertes tempranas. La esperanza de vida de los mineros se sitúa en torno a los 35 años. Además, los problemas generados por el alcohol entre la población masculina de Potosí empeoran la difícil situación laboral existente en la zona. Son en muchos casos las mujeres las que tienen que sostener económicamente a la familia, y generalmente sus tareas también dependen de la minería.
Richard Condori, minero
“En Potosí se puede decir que vivimos entre la realidad y el mito. La realidad es que el mineral se está agotando y el mito es que creemos que el mineral nunca se va a agotar”.
El gobierno central quiere desalojar a los mineros, ya que considera al Cerro Rico un patrimonio histórico que hay que proteger. Sin embargo, la minería es la segunda actividad económica mas importante del país, y Potosí su principal fuente de minerales. A pesar de ser la región más rica, es la que tiene los menores ingresos per cápita de Bolivia. De llevarse a cabo el cierre minero, agravaría la situación de una población que depende casi exclusivamente de este recurso para sobrevivir.
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