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Alekséi Pázhitnov, creador del Tetris

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Hace 35 años, lejos de las capitales del entretenimiento global, nacía uno de los videojuegos más adictivos de la historia.

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1984, Unión Soviética, y su imagen difusa de la “propiedad privada”. Por caso, en su reverso, cualquier invento o producto creado por un particular se convertía en “propiedad del pueblo”. En ese clima, el joven matemático Alekséi Pázhitnov desarrolló un puzle.

Su objetivo era emular el Pentominó, su juego favorito, un rompecabezas en el que uno o varios jugadores deben encajar piezas geométricas en un cuadrado de madera. Ahí, entonces, en ese envión artístico, Alekséi Pázhitnov creó el Tetris, pero, intempestivamente, ya no le pertenecía del todo.

Diseñado en sus comienzos para las computadoras Electronika 60, el Tetris no corría ni tenía las capacidades gráficas suficientes para funcionar. Por eso, en sus primeras versiones las piezas eran caracteres de texto: letras y números emulaban de forma eficiente las hoy famosas piezas. Uno de los saltos de esta fábula se dio cuando Pázhitnov, junto con Vadim Guerásimov, otro joven programador, convirtieron al Tetris en un videojuego para MS-DOS, un sistema operativo más dinámico. Hoy Guerásimov es empleado de Google.

Desde ahí, el primer boom: comenzaron a distribuirlo de manera gratuita. ¿Por qué? Porque cualquier regalía que generara su invención iría a parar a las cuentas del gobierno soviético: el Estado se haría cargo del juego y ellos terminarían convirtiéndose en empleados estatales. “No es una postura, son hechos, es historia”, se lamenta el mismísimo Pázhitnov en la actualidad.

Más tarde llegaría un contrato con Microsoft y el clamor popular por el Tetris se haría sentir: jugadores de Spectrum y Atari ST ya se podían enviciar con el rompecabezas soviético.

“El juego que consiguió escapar de la URSS”, decían las tendenciosas y lucrativas publicidades que llegaban desde Europa y Estados Unidos. El sesgo ideológico inclinaba la balanza hacia el presidente Ronald Reagan, tensándole el asunto a su par Mijaíl Gorbachov, después de aquellas reuniones signadas por los desarmes nucleares. Así las cosas, la popularidad del Tetris no paraba de aumentar, mientras Pázhitnov y Guerásimov no veían ni un centavo de toda esa movida. De hecho, para finales de la década del 80 y principios de los 90, el Tetris había vendido más de 30 millones de unidades en todo el planeta acompañando a la Game Boy, la consola portátil de la poderosa Nintendo. El proyecto daba suculentos dividendos, pero otros eran los que los disfrutaban.

En 1991, con la caída de la Unión Soviética, el matemático Alekséi Pázhitnov dejó su tierra en búsqueda de nuevos horizontes laborales. Y, a partir de la creación de The Tetris Company y de la desaparición de las leyes socialistas en la nueva Rusia, Alekséi terminó recuperando los derechos de autor de su invención. Y fue allí cuando empezó a lanzar sus “propias versiones”, para tratar de repetir aquel éxito inicial.

“Estamos trabajando en una nueva versión del Tetris para distintas plataformas”, comenta Pázhitnov, en plena celebración por el 35° aniversario de su mayor creación. Mientras tanto, sigue rompiendo récords de venta y, como cuando joven, se yergue firme con su primera obsesión: que las piezas sigan encajando donde deben.

Cuando estabas desarrollando el Tetris, ¿creíste alguna vez que iba a llegar a ser tan popular e importante en toda la historia de los videojuegos?

De ninguna manera. Sabía que el juego era bueno porque ni yo podía dejar de jugarlo a medida que lo íbamos desarrollando y probando, pero la verdad es que jamás imaginé que iba a ser tan grande.

Su primera edición fue un juego diseñado con caracteres. ¿En qué te inspiraste para crearlo?

Yo jugaba mucho un juego que se llama Pentominó, que es una caja con figuras hechas a partir de cinco cubos. De ahí que forme parte del nombre la palabra penta, que quiere decir “cinco” en griego. Y básicamente hay que ordenar las piezas como en un rompecabezas para ir formando otras figuras. Pero cuando ponés las piezas de nuevo en la caja se empieza a complicar, porque tienen una determinada manera de encajar. Entonces, surgió la idea de jugarlo en la computadora.

El juego se creó en 1984, pero se dice que hasta mediados de la década del 90 no pudiste cobrar ningún dinero porque todas las regalías que generaba iban hacia las arcas del gobierno soviético. ¿Esto es cierto?

Sí, es completamente cierto. Durante el comunismo, el gobierno ruso no aceptaba ningún derecho ni nada que tuviera que ver con la propiedad intelectual e individual de nada. El juego era bueno y la gente estaba muy interesada, así que decidí publicarlo sin derechos, porque si empezaba a pelear por eso muy probablemente el juego jamás se hubiera publicado, y la historia sería otra.

¿Por entonces cuál era tu postura respecto del gobierno?

Fue hace mucho tiempo y todo el mundo sabía que era un sistema corrupto e inhumano. No es una postura, son hechos, es historia.

¿Cuál es el motivo que te llevó a crear el Tetris?

Siempre fui un apasionado por los rompecabezas, los acertijos y todo tipo de juegos o entretenimientos del tipo intelectual, de lo que tenga que ver con el ingenio, así que podría decir que lo que me llevó a crear el Tetris fue buscar un nuevo entretenimiento para mí y para mis amigos.

¿Es cierto que existe la posibilidad de que se haga una película acerca del Tetris? ¿Preferirías una película sobre el juego o una del propósito de tu vida?

Tuve la posibilidad de leer guiones de películas del Tetris, tanto de películas sobre el juego como de películas sobre mí, pero si realmente se llegara a concretar algo me gustaría que fuera sobre el Tetris, que sea casi mágica y que tenga tintes fantásticos.

El juego se conoce mundialmente, todos lo han jugado alguna vez, pero sobrevuela una duda existencial: ¿tienen nombre las piezas del Tetris?

No sé, todo el mundo las llama de formas diferentes. Nosotros les asignamos letras, la L, la T, la S. De paso, quiero contar que una vez conocí a un hombre que tenía tatuada la I del Tetris y se había tatuado unas alas. Así que esa pieza, para él, se llamaba “Ángel”, y me pareció bien.

¿Tenés alguna pieza favorita o alguna que no te guste?

Sí, mi favorita es la G, y la que menos me gusta es la O, el cuadrado, porque no podés girarla. Lo cierto es que no sirve para mucho.

¿Qué videojuego estás jugando ahora?

Juego muchos videojuegos, pero los que más me gustan son los rompecabezas, como el 2048 o el Puzzle & Dragons. También juego mucho al Warcraft.

¿En qué estás trabajando?

Dejé de trabajar con el Tetris original hace mucho. Estamos trabajando en una nueva versión del Tetris para distintas plataformas, así que tengo que supervisar que todas funcionen como corresponde, pero no se van a hacer más cambios respecto del juego original. Eso sí: estoy pensando en una versión multijugador del Tetris.

¿Y estás involucrado en algún otro videojuego por fuera del universo referido al Tetris?

Estoy haciendo puzles para distintas app stores; siempre los he jugado y he trabajado con ellos, pero aún no puedo decir mucho porque no tenemos nada concreto ni nada cerrado del todo.

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