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Evelyna vive en Rosario, Argentina. En enero de 2020 solicitó licencia sin goce de sueldo y se mudó por dos meses a Montevideo para cantar en tablados con La Catinguda, murga que hizo la mayoría de sus actuaciones de manera gratuita.

Otra Murga

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Cuando decidió dedicarse a la fotografía, Camilo López-Moreira ya conocía el carnaval como cantor y letrista. Comenzó entonces a llevar la cámara a ensayos y espectáculos para registrar las imágenes de colectivos que impulsan transformaciones en la tradición de la murga.

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Fui criado en una familia numerosa, cuyas filas se engrosaban a diario en eventos en los que vecinas y vecinos se juntaban a festejar y realizar cantarolas en la vereda de casa. Mi padre, Diego López-Moreira, fue murguista durante gran parte de su vida. Demoré, pero seguí sus pasos.

Hace 13 años que habito diferentes manifestaciones del carnaval, desde el Concurso Oficial hasta el Encuentro de Murga Joven, donde aprendí y pasé por todo tipo de roles: cantor, asador popular y hasta letrista. A partir de 2018 comencé mis estudios fotográficos y busqué fusionar mis mundos actuando y cantando con cámara en mano. Así me transformé en “fotógrafo de murgas” enfocando mi trabajo a la cobertura de colectivos que proponen ciertas líneas de cambio dentro de esta tradición.

El carnaval es un espacio de construcción y de manifestación ciudadana, y la murga es un potente vehículo expresivo de la crítica política y social, permeable a revoluciones sociales, con la particularidad de que, muchas veces, también es su lugar de gestación. Es un terreno marcado por la identidad de las personas que lo habitan, que genera una gran variedad no solamente de espectáculos, sino de formas de militarlo.

Dentro de este universo, existen “otras murgas” que proponen cambios estructurales con sus maneras de ver y sentir la tradición. Colectivos integrados de forma paritaria o por una mayoría de mujeres. Sin dueños, con organizaciones horizontales y que tienden puentes con colectivos similares fuera del país. Propuestas que asumen compromisos sociales, que sostienen sus ideales a lo largo de todo el año. Constructoras de espacios, antes habitados por la competencia, que son orientados a diluir la rivalidad con nuevas actividades y nuevos vínculos: que integran a sus parejas, niños, amigos, y redefinen el colectivo como una familia.

El universo de la murga comprende mucho más que 45 minutos arriba de un escenario, mucho más que la elaboración de un espectáculo y su presentación. La fotografía se sumó a este camino hasta desembocar en este proyecto en el que, con la cámara como si fuera una extensión de mi traje, me propongo capturar y compartir esta “otra murga” de la que soy parte.

Comienzo de una noche de tablados en la bañadera. Murga Metele que son Pasteles, febrero de 2020.

En el desfile inaugural del Concurso Oficial del Carnaval de 2020, de 340 murguistas, sólo 18 eran mujeres.

Muchas murgas se organizan mediante comisiones formadas por sus integrantes, quienes aprenden en la marcha a coser, escribir e incluso a maquillar.

A partir del año 2016, de común acuerdo entre el Instituto del Niño y Adolescente del Uruguay y Directores Asociados de Espectáculos Carnavalescos Populares del Uruguay, ningún niño, niña o adolescente puede formar parte de un conjunto del Concurso Oficial del Carnaval ni participar en tablados y en la competencia del Teatro de Verano.

Previa de la actuación de La Recayente en el Encuentro de Murga Joven. Octubre de 2020.

Fernando y su padre durante el maquillaje previo a la actuación en el marco del Concurso Oficial del Carnaval. Febrero de 2020.

Debido a la falta de espacios donde mostrar sus espectáculos, en 2018 un gran número de murgas se organizó para desarrollar un carnaval paralelo al concurso oficial denominado “Más carnaval”. Tablado autogestionado de Bella Italia, febrero de 2019.

Padre e hijo.

Camila, de la murga La Corneta, con su hija Guadalupe. Octubre de 2020.

Lucía acompañando a su novia, Lucía. Murga Cero Bola, setiembre de 2020.

Desde el año 2015, algunas murgas uruguayas que participan en el Encuentro de Murga Joven viajan a Rosario, Argentina, a compartir y aprender otras formas de militar en el carnaval.

Algunos carnavales en Rosario, Argentina, duran un día. Nunca falta la guerra de espuma. Marzo de 2019.

“¿Qué voy a hacer si se me desabrocha el traje? Tiene más sitio en mi pecho la emoción y a mucha honra me acomodo los breteles, llevo una teta sobre mi corazón”. Murga Cero Bola, Marcha por la Diversidad, setiembre de 2020.

Murga Metele que son Pasteles, febrero de 2020.

Guerra de agua nocturna entre las murgas La Venganza de los Utileros y Metele que son Pasteles. Febrero de 2020.

Noche de fallos en el club. Murga Metele que son Pasteles, marzo de 2020.

Todos los integrantes de Metele que son Pasteles cobran lo mismo y trabajan al menos en una comisión, para el beneficio del colectivo.

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