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Foto: Marcelo Casacuberta

Yerbas de hippiátrico

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Imaginar nuevas formas de vida y de encuentros basadas en relaciones horizontales y el respeto por la naturaleza: de eso se trata el “hippiátrico” de la comunidad Quebrada del Yerbal, un sueño que se hizo real hace siete años en 100 hectáreas de las sierras de Rocha y que este agosto tuvo su ceremonia tradicional de cosecha de yerba mate de árboles nativos entre agradecimientos y anhelos compartidos.

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Desde hace siete años, la comunidad Quebrada del Yerbal habita un predio de unas 100 hectáreas en las sierras de Rocha. A ella se le sumaron seis comunidades para conformar un núcleo activo de permacultura: se restauran los recursos naturales, se resuelven los conflictos y se intercambian ideas de forma horizontal. Para Miguel, integrante de la comunidad, “el hippiátrico” está asegurado: es un sueño real. Con Isa y Iara construyó el espacio Domo Tortuga, un centro cultural rural en el que pasa de todo y todo tiene un orden. El agua de lluvia se almacena, la leña no es del monte nativo, las verduras no vienen ralladas y envasadas en espumaplast con film. Los pollos criados por Marta llegan a pesar cuatro kilos y medio. Y así, preguntando quién planta, quién tiene miel, quién quesos, quién teje, quién hace dulces, es que se encuentran con vecinos de unos 40 kilómetros al noroeste, por Aiguá, que hace varios años siguen las huellas de la Ruta del Ka'a Rape, ‘ruta de la yerba mate’ en guaraní. En esa zona crecieron solitariamente los árboles de yerba mate. Los guaraníes cultivaron la tradición de una ceremonia que invita a tomar la palabra en comunidad cosechando las ramas. Cada familia se llevaba una parte de esa cosecha, que a su vez compartiría en el siguiente encuentro. Un domingo de agosto de 2024, más de 30 personas, guiadas por el colectivo Iporá-Más Yerba, armaron una gran fogata, sapecaron, secaron, amasaron y probaron un mate de la yerba que Mauricio tenía estacionada desde hacía dos años. En esas tierras serranas de suelo resiliente, austero y rústico los árboles siguen siendo testigos del paso del tiempo y saben que volveremos a ellos.

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