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Foto: Marcelo Casacuberta

Ocio manifiesto

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En las sociedades centradas en la productividad y el consumo hacer actividades que no generen resultados claros se califica como “no hacer nada”. El fotógrafo Marcelo Casacuberta salió a la búsqueda de escenas de la nada montevideana y se trajo estas postales muy parecidas a la felicidad.

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De Platón a Sztajnszrajber, filósofos, escritores, psicólogos, economistas, gobernadores de la fe cristiana y de otras religiones han debatido sobre el lugar y el sentido del ocio en la vida de las personas.

El filósofo alemán Joseph Pieper, autor del libro El ocio y la vida intelectual, disiente con la idea de asociar el término ocio con el de pereza o desidia, que parte de una visión pragmática y utilitarista en la que el trabajo configura el centro de la existencia. Claro que para un pensador sería inconcebible una vida productiva sin tiempo libre, si no ¿cuándo surgirían teorías filosóficas únicas, originales, absurdas incluso en el primer impulso, transformadas luego en grandes teorías de la humanidad? ¿Cuándo se inspirarían los músicos para componer sus melodías? ¿Cuándo la niña sería niña?

La sociedad de consumo defiende la productividad en un sentido crudo, demoledor, literal. Nada tiene el suficiente valor mientras atente contra la libertad de consumir, consumir y consumir. Y para esto hay que trabajar, producir, explotar. Años y años vivimos censurando el deseo primitivo de la contemplación, las rutinas improductivas como subir a un árbol, remontar cometas, tirarnos en la hamaca o ver la lluvia caer. Los operadores turísticos han sabido capitalizar esta falta, proponiendo actividades tan osadas como un paseo por un sendero de árboles nativos, el cielo nocturno, cabalgatas, fogones o un baño de bosque dentro de un paquete vacacional. Así volvemos a sentirnos vivos, humanos, despojados.

Disfrutar, y reivindicar el tiempo libre como un manifiesto de vida, para algunos es simple, les sale solo, lo practican y son felices. Otros padecen de ociofobia, necesitan tener la agenda en rojo para sentirse vivos. Y hay quienes quisieran poder disfrutarlo y no lo logran. Para ellos hay libros, conferencias y podcasts con tips para incorporar tiempo al no hacer nada. Así los ciclos de nuestra cultura, aprender, desaprender, intentamos volver a sentir y vivir lo que en otro tiempo era natural y luego despreciado por un cambio de paradigma.

Como con tantos males de este mundo, podemos hacer profilaxis contra el encierro y las actividades por doquier siguiendo los impulsos de los niños que tengamos cerca o que llevemos dentro. Al final, ¿no es un poco así como cantaba John Lennon? “Life is what happens to you while you’re busy making other plans” (la vida es eso que pasa mientras estás ocupado haciendo otros planes).

Marcelo Casacuberta es fotógrafo y documentalista. Además de su trabajo en prensa ha realizado videos sobre naturaleza y fauna. Expone regularmente fotos en salones de artes plásticas o galerías.

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