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En una época en la que impera el home office y la ciudad va perdiendo sus espacios de interacción, el fotógrafo Rodrigo Viera Amaral salió a las calles de Ciudad Vieja con la premisa de retratar a trabajadores o transeúntes en su pausa para el almuerzo.
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Entre las once y media de la mañana y las dos de la tarde, Ciudad Vieja se detiene para lo más esencial: el almuerzo, el descanso y la interacción. Durante cuatro días recorrí sus calles buscando escenas de trabajadores en su pausa para comer. Algunas personas elaboran su almuerzo, otras lo compran al paso. Los aromas se multiplican: bandejas, bufetes, oficinistas, obreros, turistas que comparten un mate, juegos, risas e incluso algunos se echan una siesta. El táper aparece en sus diversas formas y colores, extensión de la cena de la noche anterior. Algunos apelan a él para economizar gastos, otros para cumplir con su dieta. Mucha gente come sola y a quienes lo hacen en grupo les gusta que los fotografíen.
Nicolás en el pórtico de una casa sobre la calle Colón.
Obreros de la construcción en la rambla portuaria.
Trabajadores en la calle Rincón luego de comprar su almuerzo.
El Bombín Rotisería Buffet, en la calle Rincón.
Camila Pérez, Alexander Álvarez y João Gonçalves, de la cooperativa de viviendas Luz del Sur, en la plazuela Organización Libre del Trabajo
Avril durante su almuerzo en la plazuela Organización Libre del Trabajo.
Plaza de la Diversidad Sexual.
Plaza Matriz.
Sebastián Cienfuegos y Jim Chávez durante su hora de descanso en la obra ubicada en la esquina de Rincón y Zabala.
Hora de descanso en la obra ubicada en la esquina de Rincón y Zabala.
Juan, el encargado del asado en la obra de la esquina de Rincón y Zabala.
Rodrigo Viera Amaral (Treinta y Tres, 1991) es fotoperiodista y desde 2020 vive y trabaja en Montevideo. Colabora con la diaria.
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