Un hombrecito de camisa y corbata grita y gesticula en la tapa. Se recorta –los brazos alzados, los pelos de punta, ojos y boca abiertos en un gesto de exasperación– sobre un fondo color rosa shocking. Todo en él es erizamiento, cansancio e impotencia. Ya se abrió el cuello de la camisa, se arremangó y se aflojó la corbata. Ya no aguanta más ese lugar discreto y silencioso al que lo confinan las buenas costumbres, el horario de oficina, la responsabilidad, el deber cumplido. Ya está harto. De su figura crispada parecen emanar rayos de mala vibra, ondas expansivas de una soledad que se fue transformando en energía negra. ¿Quién es ese hombrecito? ¿Por qué grita, solo, en medio de esa nada de intenso color rosa?
El propósito de este libro parece ser, justamente, analizar quién es y cómo fue alimentado ese individuo que reacciona vomitando su odio contra un mundo que –cree– no lo escucha. En las páginas interiores lo veremos en actitudes distintas (lanzando una patada voladora, haciendo la grulla, calculando la distancia para dar un salto), siempre con el aspecto de quien paga sus impuestos, señor, y mire lo que le vienen a hacer, tan luego a él, un ciudadano honesto, un Juan Pueblo, uno más de los giles de siempre.
Pensado, escrito e ilustrado a varias manos por los integrantes del colectivo Entre (Ignacio De Boni, Gabriel Delacoste, Lucía Naser, Laura Outeda, Diego León Pérez, Santiago Pérez Castillo, Gabriela Sánchez), el libro dedica la primera parte a identificar los múltiples modos en que se manifiesta la derecha en Uruguay y a desafiar los enunciados que apuntan a negarla u ocultarla, y la segunda parte a vincular el fenómeno de la incorrección política con las formas de la reacción contemporánea. Es, manifiestamente, un libro militante y con un propósito pedagógico (enseñar a reconocer un discurso reaccionario tanto cuando se disfraza de neutralidad como cuando se viste de humor e irreverencia), y se le puede reprochar, en todo caso, que define su objeto al mismo tiempo que lo describe, en forma axiomática. Pero no hay filosofía sin axiomas, y no hay pensamiento político sin algunas afirmaciones tajantes: este no es un trabajo para revista arbitrada, sino, al contrario, un ensayo desde las trincheras de la izquierda progresista.
Ahora bien, ¿qué es la izquierda progresista? Empecemos por definir la derecha tal como la entienden los autores: la voluntad de conservar un régimen social jerárquico en cuya cima están los empresarios, los que mueven el dinero, los que pueden comprar incluso a los técnicos que les organizarán el mundo de tal manera que sus intereses siempre prevalezcan por sobre los intereses de los subalternos. La izquierda, entonces, sería la fuerza que opera para desarmar la pirámide, la que aspira a horizontalizar el mundo y distribuir los beneficios entre todos, sabiendo que para hacerlo tendrá que presionar las estructuras institucionales y arrancar privilegios atornillados desde el inicio del tiempo. En Uruguay, estos privilegios sólo han podido disputarse en alianza con el Estado, y para eso hubo que meterse en el juego de la política electoral, con todo lo que implica de acuerdos, renuncias y negociaciones.
Pero, al contrario de lo que podríamos pensar, los capos de la pirámide no están en contra de la existencia del Estado, las leyes o las instituciones. Están, sencillamente, a favor de que funcionen para ellos, y necesitan que haya autoridades para disciplinar a los disidentes. La pirámide, por cierto, se replica en todos los ámbitos, así que hay jerarquías también entre los subalternos. Buena parte de este libro se ocupa de mostrar cómo se construye el deseo de los subalternos, cómo se estimula su ambición, cómo se trabaja sobre sus apetitos y sus valores para exaltar siempre la competencia, la utilidad, la carrera de méritos y el horror al éxito del vecino.
Pero tal vez la parte más original del texto sea la que se destina a exponer las formas en que el humor, el juego y el cinismo hacen el trabajo sucio que va minando la legitimidad de los reclamos y las conquistas de los sectores menos favorecidos en la pirámide, al mismo tiempo que, en la otra punta de la tenaza, las iglesias neopentecostales y los sectores más conservadores del catolicismo hacen fuerza para terminar con ese viva la Pepa que permite que los homosexuales se casen y procreen, que las mujeres aborten y que se abran mínimas cuotas de ingreso al mercado laboral para afrodescendientes o trans.
Aunque se trate de un material producido a varias manos, este libro muestra una gran coherencia textual y es de lectura amena. Incluye una historización básica de las ideas de derecha y de izquierda en Uruguay, y numerosos ejemplos de irrupción de la violencia reaccionaria en los medios de comunicación, las redes sociales y los discursos tanto políticos como académicos o intelectuales. En las páginas de apertura, el hombrecito de la tapa mira el sol que se recorta en el horizonte. Está de pie, con las manos entrelazadas a la espalda, en actitud contemplativa y distante. Las páginas de cierre lo muestran en una posición semejante, pero las manos sostienen un garrote. Ya no parece estar contemplando nada a la distancia. Ahora está pronto para golpear.
La reacción. Derecha e incorrección política en Uruguay. Entre. Montevideo, Estuario, 2019. 275 páginas.