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Fundación Alegrañatas en el Sanatorio Mautone, el 3 de octubre, en Maldonado

Foto: Natalia Ayala

Alegrañatas: veinte payasos son voluntarios de hospital en Maldonado

2 minutos de lectura
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La Fundación Alegrañatas Uruguay lleva a instituciones públicas y privadas del departamento un momento de alegría y desconexión a quienes lo necesitan.

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Alegrañatas Uruguay es una fundación de payasos voluntarios de hospital, creada hace dos años en Maldonado por Máximo Baccanelli. La fundación cuenta con un grupo de voluntarios que previamente son formados en la técnica del clown o payaso, para luego visitar semanalmente centros de salud, escuelas, sanatorios y hospitales, acercando compañía y risas a niños y pacientes en general y sus familiares.

“Mediante la empatía y el juego logramos abstraernos del presente y sus preocupaciones, generando un momento de desconexión y disfrute”, explica su fundador a la diaria. “Muchas veces los enfermeros se apoyan en nosotros y nosotros en ellos, para distender o aliviar un poco el día a día en el hospital, así como también nosotros sabemos leer cuando no molestar”, agrega.

Foto: Natalia Ayala

Dice que el lenguaje del payaso es universal: “Ya el hecho de estar en los pasillos caminando vestidos de payasos genera un montón de reacciones lindas, no tenemos que estar haciendo algo. Un abrazo, la escucha, es algo que hace falta, ninguna receta es igual, pero la risa es el mejor condimento”.

La fundación cuenta con veinte payasos activos y más en su curso de formación que se dicta los días jueves en el espacio de la Liga de Fomento de Punta del Este, institución que coopera con la fundación. El curso es anual y trabaja en técnicas de improvisación, clown y ejercicios varios del despertar del payaso.

Al finalizar la formación se realiza lo que llaman “el bautismo” donde cada participante presenta a su payaso frente al grupo y se entrega, como en un acto simbólico, la nariz roja que representa el nacimiento del personaje. Así, Rabanito, Cucú Fifí, Marilu, Radicheta, Tatá, Cacheta, Linterna y Sachet, entre otros, están listos para dar los primeros pasos como voluntarios en las diferentes instituciones.

“Cuando vamos al hospital siempre hay una previa donde hacemos un recorrido preguntando al cuerpo médico o enfermeros cómo están, cuáles son las necesidades del día, hacemos una entrada en calor en el pasillo y luego hacemos visitas a las habitaciones. Allí nada es igual. El acercamiento que tenemos con el paciente se lleva a un nivel muy empático donde él nos marca el camino, no es que vamos con algo armado”, detalla Baccanelli.

“El objetivo es sacarlos de contexto y llevar alegría a un momento difícil y vulnerable”, explica y agrega que los pacientes y enfermeros se sorprenden cuando los ven por primera vez ya que “no es una práctica habitual aquí en Maldonado”.

Foto: Natalia Ayala

Máximo comenzó a ser voluntario en hospitales cuando vivía en Buenos Aires, junto a la Fundación Alegrañatas Argentina. Recordó que en sus primeras experiencias se sentía muy nervioso y preocupado de no hacer reír a los pacientes. “Cuando entendí que no hacía falta hacer reír porque ya el hecho de ponerte una nariz genera una conexón que va más allá de lo verbal, eso me dejó resonando y tuve la necesidad de expandirlo y llevar la actividad a más lugares”.

“Con un solo gesto o una mirada, quizás le cambiás el día a alguien o te cambia el día a vos. Yo me llevo más de lo que dejo, el protagonista es el paciente, el motor es seguir conociendo historias nuevas en constante aprendizaje y sorprenderse”, concluye.

Actualmente se encuentran trabajando en el Hospital de Maldonado, el sanatorio Mautone y próximamente estarán también en el Sanatorio Cantegril. Han visitado escuelas en el Barrio Hipódromo y su proyección es llevar Alegrañatas Uruguay al interior y a otros municipios del departamento. Para colaborar para que la Fundación pueda expandirse y para enterarse de próximos llamados para los talleres se puede visitar la web: alegranatasuy.com.

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