El presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, advirtió a los ucranianos que tienen por delante otra semana brutal de frío y oscuridad, prediciendo más ataques rusos sobre las infraestructuras básicas del país.
Según recordó Reuters, el ejército ruso viene efectuando bombardeos masivos persistentes con misiles contra la infraestructura energética de Ucrania aproximadamente desde principios de octubre, y cada bombardeo tiene un impacto mayor que el anterior a medida que se acumulan los daños y las temperaturas son cada vez más bajas.
En este contexto, el deterioro del nivel de vida de buena parte de la población del país es notorio y en algunas regiones, particularmente en las que se están librando los combates, la situación de los civiles es apremiante.
Este lunes, en su habitual discurso nocturno, Zelenski dijo que esperaba nuevos ataques esta semana que podrían ser tan dañinos como los de la semana pasada, los peores hasta ahora, que dejaron a millones de personas sin calefacción, agua y electricidad.
“Entendemos que los terroristas están planeando nuevos ataques. Lo sabemos con certeza”, dijo el presidente ucraniano. “Y mientras tengan misiles, desafortunadamente, no se calmarán”, agregó.
El gobierno de Kiev afirma que los ataques que tienen como objetivo la infraestructura ucraniana únicamente buscan dañar a los civiles, convirtiéndolos en un crimen de guerra. Desde Moscú, el gobierno que lidera Vladimir Putin niega que su intención sea lastimar a los civiles, pero dijo la semana pasada que su sufrimiento no terminaría a menos que Ucrania cediera a las demandas de Rusia, sin dar mayores detalles.
Si bien el domingo las autoridades habían informado que el servicio de energía se había restablecido casi completamente en Kiev, este lunes, en medio de una temperatura glacial, millones de personas en la capital ucraniana y sus alrededores debieron soportar las interrupciones en el suministro de electricidad y la calefacción central causadas por las oleadas de ataques aéreos rusos.
El ente regulador eléctrico del país, Ukrenergo, informó que se vio obligado a reanudar los apagones regulares de emergencia en áreas de todo el país después de un revés en sus intentos por arreglar la infraestructura energética.
A lo largo de las líneas del frente en el este de Ucrania, el invierno que se avecina está marcando el comienzo de una nueva fase del conflicto, después de varios meses de retiradas rusas, con una intensa guerra de trincheras a lo largo de posiciones muy fortificadas.
Dado que las fuerzas rusas se retiraron en el noreste y se retiraron a través del río Dnipro en el sur, la línea del frente en tierra tiene sólo la mitad de la longitud que tenía hace unos meses, lo que dificulta que las fuerzas ucranianas identifiquen tramos menos defendidos para intentar nuevos avances.
En su mensaje a la población, Zelenski describió los intensos combates que se están registrando en el oeste de la ciudad de Donetsk, controlada por Rusia, donde Moscú está concentrando un número importante de tropas.
En su actualización del lunes, el Estado Mayor de las fuerzas armadas de Ucrania dijo que Rusia mantuvo fuertes bombardeos contra objetivos clave en las ciudades de Bajmut y Avdivka en el óblast (provincia) de Donetsk, y en el norte bombardeó áreas alrededor de las ciudades de Kupiansk y Liman, ambas recuperadas recientemente por Kiev.
En el frente sur se informó que las fuerzas rusas habían reforzado las posiciones en el territorio ocupado y estaban bombardeando fuertemente las ciudades situadas en la orilla oeste del río Dnipro, incluida Jersón, localidad de la que las fuerzas rusas se retiraron a comienzos de este mes.
Por su parte este lunes, desde Moscú, se comunicó que no es cierto que Rusia tuviera planes de retirarse de la planta de energía nuclear de Zaporiyia, la más grande de Europa, que está bajo su control desde principios de la guerra. El jefe del operador de energía nuclear de Ucrania, Petro Kotkin, había dicho el domingo que había señales de que Rusia podría retirarse, pero el lunes el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, afirmó que “no hay necesidad de buscar señales donde no las hay ni puede haberlas”.
Rusia afirma que la central está dentro de territorios que anexó y por ello la planta está bajo el control de su agencia de energía nuclear.
En este contexto, el organismo de control nuclear de la Organización de las Naciones Unidas, el Organismo Internacional de Energía Atómica, pidió en reiteradas ocasiones que la planta y el área que la circunda sean desmilitarizadas para evitar un desastre nuclear.