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Militares ucranianos luego de una batalla contra tropas rusas y separatistas, en la región de Lugansk.

Foto: Anatolii Stepanov, AFP

Escasos avances tras nuevos contactos entre negociadores rusos y ucranianos

5 minutos de lectura
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Mientras siguen los combates, el jueves se reunirán en Turquía los cancilleres de ambos países para intentar un acercamiento.

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Leído por Andrés Alba.
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Las conversaciones directas entre rusos y ucranianos no están generando ningún tipo de acercamiento entre las partes, por lo que se espera que los combates en Ucrania prosigan durante los próximos días.

Nuevamente este lunes las delegaciones se reunieron por tercera vez en una zona boscosa de Bielorrusia, en la región de Brest, muy cerca de la frontera con Polonia, sin llegar a mayores acuerdos. Si bien la agencia Reuters, citando a un integrante de la delegación ucraniana, dijo que en el encuentro se produjeron “pequeños avances positivos”, del lado ruso el principal miembro de la comitiva, Vladimir Medinski, afirmó “que es demasiado temprano para hablar de algo positivo”, de acuerdo a lo que consignó la cadena rusa RT.

Antes de la reunión el Kremlin comunicó cuáles eran sus demandas para un alto al fuego inmediato: que el gobierno de Ucrania reconozca la soberanía rusa sobre Crimea –territorio que es gobernado de hecho por los rusos desde que invadieron la península en 2014– y que además el Ejecutivo que encabeza Volodímir Zelenski también reconozca a las repúblicas de Donetsk y Lugansk, ubicadas en la región del Donbás, en el este de Ucrania junto a la frontera rusa.

Además, el gobierno de Vladimir Putin quiere, para detener su avance sobre el país vecino, que Ucrania declare en su Constitución su estatus de neutralidad, algo que le impedirá unirse a la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN).

Los ucranianos no están dispuestos, al menos por el momento, a ceder en ninguno de estos puntos, lo cual hace pensar que los combates seguirán al menos por varias semanas más, aunque la vía diplomática no está cerrada.

En este sentido, quedó confirmado que el jueves se reunirán los ministros de Relaciones Exteriores de Rusia y Ucrania, Sergei Lavrov y Dimitro Kuleba, respectivamente, en la ciudad turca de Antalya, ubicada en el sur del país, sobre la costa del mar Mediterráneo. El encuentro de alto nivel entre los jefes diplomáticos de ambos países fue concertado durante una conversación que tuvieron el fin de semana el presidente Putin con su par de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, quien también conversó con el mandatario ucraniano.

En el encuentro participará, además, el canciller turco, Mevlut Cavusoglu, quien este lunes declaró que espera que la reunión sea un “punto de inflexión” y un “paso importante” para lograr la paz, de acuerdo a lo que informó la agencia oficial turca Anadolu.

Un tema sobre el que se especuló en los últimos días es el paradero del presidente Zelenski, quien de acuerdo a algunas versiones se había ido del país. Pero para demostrar que esto no es así, el mandatario publicó un video difundido en la noche de este lunes en el que habló desde su oficina por primera vez desde que comenzó la invasión rusa. Tras filmar por una ventana con su celular, Zelenski caminó algunos metros y se sentó en su despacho, desde donde dirigió un mensaje a la población. “No me escondo y no le tengo miedo a nadie”, dijo el mandatario, quien afirmó que permanecerá en Kiev.

El fin de semana, desde Moldavia, última parada de su gira por el este de Europa, el secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, dijo que “los ucranianos tienen planes, de los que no voy a hablar ni a entrar en detalles, para asegurarse de que haya continuidad de gobierno de una forma u otra, y lo dejaré así”. Blinken respondió así a una pregunta sobre un eventual asesinato de Zelenski. Paralelamente altos funcionarios estadounidenses y también de potencias europeas dijeron a la cadena CNN que es posible que el gobierno ucraniano en algún momento tenga que ser trasladado hacia otro país, que podría ser Polonia.

Civiles atrapados en los combates

Al igual que en los últimos días, la ofensiva rusa nuevamente se concentró este lunes en la zona sur del país, en su intento de llegar a Odesa, el principal puerto ucraniano situado sobre el mar Negro, para lograr unir toda la zona ocupada a Crimea.

Bien temprano se supo que el Kremlin había ofrecido un alto al fuego permitiendo la evacuación de civiles ucranianos hacia localidades fronterizas de Rusia y Bielorrusia, propuesta que fue rechazada enfáticamente por Ucrania. Un portavoz de Zelenski calificó la oferta como “completamente inmoral” y dijo que Rusia estaba tratando de “utilizar el sufrimiento de la gente para crear una imagen televisiva”.

Por su parte, la vice primera ministra ucraniana, Iryna Vereshchuk, respondió al anuncio de Rusia exigiendo que Moscú “acepte opciones para nuestras rutas, así como establecer un alto al fuego, que acordaremos”. La funcionaria agregó que es inaceptable que los ucranianos evacuados deban salir del país.

Desde el Ministerio de Relaciones Exteriores ucraniano se expresó que los permanentes bombardeos rusos estaban impidiendo la evacuación de los civiles de las ciudades de Sumy y Járkov, en el noreste del país, muy cerca de la frontera rusa. Lo mismo sucedió, según informaron medios internacionales, en Mariúpol, Volnovaja y Mykolaiv, en la zona costera ucraniana.

Además, la capital Kiev sigue estando bajo un sitio cada vez más férreo, y salir de allí es por demás dificultoso. El Ejército ruso sigue realizando ataques en las afueras de la ciudad; la cadena catarí Al Jazeera informó que al menos 13 personas murieron tras el bombardeo de una fábrica de pan ubicada en la localidad de Makariv, a 50 kilómetros de Kiev. Esta acción fue comentada por el presidente Zelenski en su mensaje difundido anoche, también para dejar constancia de que el video había sido grabado este lunes y no días anteriores. “¿Para qué? ¡Atacar una antigua fábrica de pan! Piénsenlo: disparar a una fábrica de pan. ¿Quién deberías ser para hacer eso?”, expresó el mandatario.

En este contexto, el éxodo de ucranianos prosigue y las últimas informaciones estimaban que desde que empezó la invasión rusa más de 1,8 millones de personas se vieron obligadas a emigrar, en su enorme mayoría mujeres y niños.

Además, también hay cientos de miles de ucranianos que están huyendo de zonas donde los ataques rusos no llegaron, y uno de los puntos que más desplazados está recibiendo es la ciudad de Lviv, la ciudad más grande del oeste del país. Pero la capacidad de esta urbe de recibir gente está al límite y fue por ello que el alcalde Andrei Sadovy pidió este lunes que la comunidad internacional haga llegar ayuda.

Sanciones y consecuencias

Estados Unidos y sus aliados occidentales decidieron seguir adelante con las sanciones contra Rusia para mantener así la presión sobre el presidente Putin. El tema no es sencillo, porque estas sanciones generan perjuicios también en las economías de los países que las están imponiendo, y existen posiciones disímiles respecto de un eventual veto a las importaciones rusas de petróleo, algo que sería particularmente dañino para muchos países europeos. Según informó El País de Madrid, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, compartió una videoconferencia con los líderes de Francia, Emmanuel Macron, Alemania, Olaf Scholz, y Reino Unido, Boris Johnson, en la que compartieron su “determinación de continuar elevando los costos” contra Rusia por la invasión a Ucrania, según el resumen hecho público por la Casa Blanca.

Desde Rusia también se ve con expectativa por lo que pueda pasar con su petróleo. Según expresó el vice primer ministro ruso, Alexander Novak, el rechazo a la compra de su petróleo en buena parte de sus mercados “tendrá consecuencias catastróficas para el mercado mundial”. “Un aumento en los precios será impredecible: más de 300 dólares por barril, si no más”, afirmó Novak en declaraciones recogidas por la agencia oficial rusa de noticias TASS. Actualmente el precio del barril está en 140 dólares, cerca del récord de 147,50 al que llegó durante la crisis mundial de 2008.

El funcionario del Kremlin dijo también que “es imposible reemplazar rápidamente el volumen del crudo ruso en el mercado europeo”. Según Novak, el posible rechazo “llevará más de un año” y resultará en que el petróleo “será mucho más caro para los consumidores europeos”.

“Los políticos europeos deberían advertir honestamente a sus ciudadanos, a los consumidores, de lo que les espera y de que los precios de las gasolinas, la electricidad y la calefacción se dispararán”, aseveró Novak, reiterando que “esto afectará a otros mercados, incluyendo el estadounidense”.

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