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Familiares de militares heridos en enfrentamientos fronterizos nocturnos entre Armenia y Azerbaiyán, frente a un hospital militar en Ereván (13.09.2022).

Foto: Karen Minasyan, AFP

Sigue la tensión en las zonas fronterizas de Armenia y Azerbaiyán

2 minutos de lectura
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Ambos gobiernos reportaron bajas, mientras que Rusia está intentando mediar en la situación.

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Leído por Abril Mederos.
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Se estima que son al menos 100 los soldados muertos desde que en la madrugada del martes el gobierno armenio denunciara un ataque del Ejército azerí contra varias localidades de su territorio.

Inicialmente, en la mañana del martes desde Ereván, la capital armenia, fuentes gubernamentales informaron que 49 soldados habían muerto como consecuencia de los ataques azeríes perpetrados contra las localidades de Goris, Kapan y Jermuk. Pero algunas horas más tarde, según informó la agencia Efe, el Ministerio de Defensa de Azerbaiyán informó de 50 bajas mortales en las filas del Ejército a consecuencia de los enfrentamientos desatados en la frontera con Armenia.

“En la madrugada del 12 al 13 de setiembre las Fuerzas Armadas de Armenia llevaron a cabo una provocación de gran escala en las direcciones de Dashkasán, Kalbayar, Lachín y Zangilán de la frontera estatal azerbayano-armenia”, sostuvo el gobierno con sede en Bakú, capital de Azerbaiyán.

Voceros del Ejército de este país indicaron que durante los enfrentamientos murieron 50 militares, de ellos 42 miembros de las Fuerzas Armadas y ocho guardias fronterizos. El presidente azerí, Ilham Alíev, expresó en un mensaje de Twitter sus condolencias “a todo el pueblo azerbaiyano, a las familias y allegados de los militares que se convirtieron en mártires este 13 de setiembre”.

Rusia, país que garantizó el cese de las hostilidades durante la última guerra entre Armenia y Azerbaiyán, librada entre setiembre y noviembre de 2020, medió en las últimas horas para detener las agresiones, pero la situación sigue siendo de extrema tensión en la zona. Desde que supo del ataque azerí contra el territorio armenio, el primer ministro de este país, Nikol Pashinyan, se comunicó, entre otros, con el presidente ruso, Vladimir Putin, pero también con el mandatario francés, Emmanuel Macron, con el secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, y con el presidente del Consejo Europeo, el belga Charles Michel, de acuerdo a lo que se informó desde Ereván. Además, el canciller armenio, Ararat Mirzoyan, también informó a su homólogo ruso, Sergei Lavrov, sobre la situación en la frontera entre Armenia y Azerbaiyán, de acuerdo a lo que informó la agencia rusa TASS. Rusia es considerado un aliado por parte de Armenia –ambos son países cristianos e incluso Moscú tiene una base en territorio armenio– pero el gobierno de Putin provee de armas a ambos bandos. En este terreno Azerbaiyán cuenta con cierta ventaja, ya que además de tener el irrestricto apoyo de Turquía a todo nivel, también cuenta con armamento de última tecnología, sobre todo drones de origen israelí.

Este martes, el primer ministro armenio convocó a una reunión virtual de la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva (OTSC), entidad integrada por Rusia, Armenia, Kazajistán, Kirguistán, Tayikistán y Uzbekistán, donde se evaluó el conflicto entre Bakú y Ereván, y en la que Ereván solicitó expresamente un pedido de ayuda a Moscú.

El posible recrudecimiento del conflicto en la zona sur del Cáucaso genera inquietud a nivel internacional por varios motivos. Además de las eventuales muertes de civiles, esta zona es una vía muy importante para el suministro de gas y petróleo desde Azerbaiyán hasta Turquía y luego hacia Europa y otros mercados mundiales. Rusia, Turquía e Irán tienen, en diversos niveles, fuertes inversiones en la zona, en la que además se libra otra puja de poder e influencia entre Moscú y Ankara, algo que ya se reflejó en otros conflictos, como en las guerras internas de Siria y Libia.

Además, la participación de Moscú en el conflicto entre armenios y azeríes, al mismo tiempo que está en guerra con Ucrania, agrega un elemento adicional de incertidumbre a la crisis.

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