“Brasil está de regreso”, dijo el nuevo ministro de Relaciones Exteriores de Brasil, Mauro Vieira. Palabras similares se oyeron en los discursos de los demás integrantes del gabinete, que insistieron en la necesidad de reconstruir, relanzar, reinsertar Brasil después de cuatro años de gobierno del ultraderechista Jair Bolsonaro.
“Precisamos reconstruir casi todo en esta cartera, comenzando por el programa Mi Casa, Mi vida, un programa tan importante, reconocido por la población, pero que infelizmente había sido discontinuado”, dijo el nuevo ministro de Ciudades. “Mi meta será la de las reconquistas en el área social, y en ella tiene un destaque más que especial ese programa”, afirmó el dirigente del Movimiento Democrático Brasileño, uno de los partidos a los que el nuevo presidente, Luiz Inácio Lula da Silva, integró a su gabinete.
Para la ministra de la Mujer, Cida Gonçalves, del Partido de los Trabajadores (PT), lo que hubo en su ministerio en los últimos cuatro años “fue una usurpación”, porque la cartera, entonces llamada Ministerio de la Mujer, de la Familia y de los Derechos Humanos, “no cuidó a las mujeres, ni a las familias ni a los derechos humanos”. “Muy por el contrario”, dijo. “La destrucción de los derechos de las mujeres en el último gobierno no fue algo ocasional, fue un proyecto. Un proyecto político de invisibilización y sujeción de la mujer”.
También el nuevo ministro de Derechos Humanos, Silvio de Almeida, dijo que recibió una cartera “devastada” y prometió revisar “todo acto ilegal basado en el odio y el prejuicio” realizado por la gestión de Bolsonaro y la exministra Damares Alves. “No permitiremos que el ministerio creado para promover políticas de derechos humanos siga siendo utilizado para reproducir mentiras y prejuicios. Esa época termina en este momento. Se acabó”.
“Voy a decir cosas obvias pero que fueron negadas en los últimos cuatro años”, dijo Almeida. El nuevo ministro fue ovacionado cuando mencionó a los trabajadores, las mujeres, la población negra, los pueblos indígenas, las personas LGBTI, las personas sin hogar, las víctimas de violencia, las trabajadoras domésticas y todos aquellos cuyos derechos han sido violados, y a todos ellos les dijo: “Ustedes existen y son valiosos para nosotros”.
Del mismo modo, con críticas fuertes al gobierno anterior, asumieron su cartera varios otros ministros, entre ellos la líder del partido Rede, Marina Silva, ministra de Medio Ambiente. “Estoy embargada por la preocupación, el asombro y la tristeza al ver que este Palacio [de Planalto] fue palco, en los últimos años, de varios actos contra la democracia, el pueblo, la ciencia, la salud, el medio ambiente, los intereses estratégicos de Brasil. En fin, contra la propia vida”, afirmó.
Dijo que los ecosistemas brasileños sufrieron una “devastación descontrolada” durante el gobierno de Bolsonaro y prometió colocar las políticas dirigidas a la protección de la Amazonia y a combatir el cambio climático “en el más alto nivel de las prioridades” del nuevo gobierno. Acerca de cómo encontró el ministerio en la transición, dijo que está “desmantelado”, pero que ya comenzó el “trabajo de reconstrucción”.
La ministra informó que Lula decidió crear la figura de la Autoridad Nacional de Seguridad Climática, vinculada a su cartera y a la Presidencia, que tendrá a su cargo vigilar que las políticas de protección del medioambiente se apliquen en todos los ámbitos del gobierno.
Uno de los primeros decretos de Lula fue el que restablece el Fondo Amazonia, que se nutre de recursos aportados por Alemania y Noruega y que dejó de funcionar durante el gobierno anterior. Para empezar, se pondrán en uso los 600 millones de dólares con los que cuenta ese fondo actualmente.
Del mismo modo, Lula recreó el Consejo de Seguridad Alimentaria y Nutricional, dependiente de la Presidencia de la República como un órgano asesor del presidente en políticas para garantizar a la población el derecho a la alimentación. La eliminación de ese consejo había sido una de las primeras medidas de Bolsonaro al asumir el gobierno, recordó la revista Carta Capital. Actualmente el hambre afecta a 33,1 millones de brasileños.
En el Ministerio de Economía, antes de que asumiera el cargo Fernando Haddad, del PT, un grupo de manifestantes tiró sal gruesa en una de las entradas de su sede en un ritual de “limpieza” de malos espíritus, según una crónica de la agencia O Globo.
Al asumir, Haddad manifestó que las cuentas públicas fueron afectadas en particular en los últimos meses, cuando Bolsonaro tomó medidas como la exención de impuestos a distintos sectores. “Esos objetivos exclusivamente electoreros comprometieron la austeridad”, dijo.
La nueva ministra de Salud, la investigadora Nísia Trindade, dijo que encontró su cartera en un “estado de destrucción” y de “absoluta falta de coordinación” entre el gobierno federal, el de los estados y los municipios, mientras que el de Educación, Camilo Santana, del PT, dijo que el área sufrió la reducción al mínimo de su presupuesto.
Por su parte, al asumir al frente de Casa Civil (equivalente a un ministerio de Presidencia), Rui Costa dijo que uno de los desafíos de esa cartera será descubrir cuántas obras hay que retomar. “Eso es una demostración del caos que estamos recibiendo”, dijo.
Otra muestra de que la transición estuvo lejos de ser la ideal, fue la ausencia de los anteriores titulares de las carteras en las ceremonias de asunción de los nuevos ministros. Según señaló O Globo, la mayoría de los ministros salientes no asistió a esos actos, del mismo modo que Bolsonaro evitó la ceremonia en la que le correspondía traspasar el mando a Lula.
Relaciones internacionales
Al asumir al frente de Relaciones Exteriores, Vieira dijo que la principal tarea será la de “reconstruir el patrimonio diplomático” de Brasil y devolver al país “al escenario de las relaciones internacionales”, del que estuvo alejado por culpa de “una visión ideológica limitadora”. Agregó que Brasil “tiene mucho para hacer para reconstruir” sus relaciones internacionales. “No tenemos tiempo que perder”, agregó, según citó la agencia Efe.
En su primer día de gobierno, Lula tuvo encuentros bilaterales con representantes de diversos países, entre ellos con varios presidentes sudamericanos: Alberto Fernández, de Argentina, Luis Arce, de Bolivia, Guillermo Lasso, de Ecuador, Gustavo Petro, de Colombia, y Gabriel Boric, de Chile. Además mantuvo encuentros con representantes de Perú, Venezuela, Honduras, Cuba, España, Portugal y China.
Con Arce, Lula habló de colaborar en “políticas sociales, energía y el suministro de fertilizantes”. Luego, con Fernández, el nuevo presidente confirmó que seguirá la tradición de tener a Argentina como primer destino internacional de sus viajes oficiales, algo que no hizo Bolsonaro. Además, en ese viaje, a fines de enero, Lula participará en la cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac), de la que Brasil se había ausentado en el gobierno de Bolsonaro. “Argentina y Brasil son países indisolublemente unidos”, dijo Fernández después de la reunión. “Personalmente, creo que el presidente Lula es un líder regional que le va a dar un impulso a América Latina muy importante”, agregó.
Con Petro, Lula conversó sobre alcanzar “un gran pacto para salvar la selva amazónica en favor de la humanidad”, según dijo luego el presidente colombiano en sus redes sociales. También hablaron sobre “un cambio en la política antidrogas”, de “un Brasil garante de la paz en Colombia” y del estudio de la “interconexión eléctrica de las Américas con fuentes de energías limpias”.
Lula también dio a conocer que tiene planes de llamar a una cumbre con todos los países que comparten territorio en la Amazonia para discutir al respecto en la primera mitad de este año.
También con Lasso habló sobre la “importancia de la protección de la Amazonia, pulmón del planeta y eje importante de nuestro plan de gobierno”, según dijo el presidente ecuatoriano en Twitter. Converaron además sobre los efectos de la minería y la necesidad de trabajar juntos para restaurar zonas afectadas por la actividad extractiva.
Durante la reunión con Boric intercambiaron sobre integración regional económica y comercial. “Conocí al presidente chileno, Gabriel Boric, y conversamos sobre el inmenso potencial de la colaboración económica y el desarrollo de sociedades internacionales entre Brasil y Chile para el desarrollo de nuestra región”, dijo Lula en sus redes sociales. A su vez, Boric dijo que el encuentro permitió “retomar una larga y fructífera relación” con Brasil, de la cual espera que “vuelva a ser lo que era”.
Entre sus primeros viajes al exterior, además de Argentina y Uruguay, Lula tiene previsto visitar Estados Unidos, Portugal y China, informó CNN Brasil.
Decretos para la reconstrucción
En su primer día de gobierno, Lula batió récords al firmar 52 decretos y cuatro medidas transitorias. Uno de los decretos suspendió los estudios para la privatización de empresas estatatales, que incluían a Petrobras y las compañía de correos, de comunicación, así como la Empresa Brasileña de Administración de Petróleo y Gas Naturla SA-Pré-Sal Petróleo SA.
Suspendió los nuevos registros de armas en manos de la población civil, endureció los requisitos para adquirirlas y puso freno a los permisos para la creación de clubes de tiro. Dispuso también que las Fuerzas Armadas revisen en un plazo de 60 días los permisos de armas expedidos desde 2019 y anunció que creará un grupo de trabajo para impulsar el desarme.
Los decretos abarcan los temas más variados; desde el que dispuso que la Contraloría General de la Unión reevalúe el secreto impuesto por 100 años a documentos e información oficial hasta el que revoca la ampliación de licencias para la explotación minera en la Amazonia, o el que elimina reducción de impuestos a grandes empresas.
Otra de sus primeras medidas garantiza el pago de 600 reales, unos 112 dólares, a las familias inscritas en el programa Auxilio Brasil, que adoptó ese nombre durante el gobierno de Bolsonaro pero volverá a llamarse Bolsa Familia.
Este viernes Lula lideró el primer consejo de ministros y llamó a sus 37 secretarios de Estado de distintos partidos a trabajar juntos por la “reconstrucción” de la “democracia” y en favor “del pueblo abandonado por el Estado”. Dijo que el Poder Ejecutivo encuentra un país “en una situación de caos” donde además es necesario superar la “cultura de odio” que fue transmitida desde el poder.
“Vamos a tener que entregar este país mejor, más saludable desde el punto de vista de la salud, de la masa salarial, de los pequeños y medianos productores, de la educación y la civilidad”, dijo, y agregó que el eje central será “acabar con el hambre” y que “todos los brasileños puedan desayunar, almorzar y cenar todos los días”.