El Grupo Wagner, la empresa rusa de mercenarios que combate en Ucrania, se rebeló contra la cúpula militar de su país, encabezada por el ministro de Defensa, Serguéi Shoigú, y tomó la ciudad de Rostov del Don, donde hay un centro logístico del ejército y es la sede del comando que se encarga de repeler las contraofensivas en el sur de Ucrania.
Al comienzo, Yevgueni Prigozhin, el líder del grupo paramilitar, había dicho que ninguno de sus 25.000 hombres iba “a entregarse a petición del presidente”, Vladimir Putin, quien los llamó “traidores” y comparó el motín con una guerra civil. Prigozhin, por su parte, manifestó que llevaría el conflicto hasta las últimas consecuencias: “No queremos que el país siga viviendo en la corrupción y la mentira”. Y agregó: “Somos patriotas, y los que están contra nosotros son los que se reunieron en torno a los bastardos”.
Ante esto, Putin declaró el estado de operación antiterrorista en Moscú y se comunicó con el mandatario turco, Recep Tayyip Erdoğan, quien le expresó su apoyo, según consignaron medios estatales rusos. “Nuestra reacción será dura, los rebeldes serán castigados”, aseguró el presidente ruso. Además, calificó la toma de Rostov del Don como una “puñalada en la espalda a nuestro país y nuestra gente” y admitió que estaba “siendo difícil” controlar la situación. Según Putin, al líder Prigozhin, de 61 años, lo motivan sus “ambiciones exorbitantes” y “todo lo que debilite al país debe ser apartado a un lado”.
Desde Ucrania, mientras tanto, celebraban que Rusia estuviera ocupada con el ataque interno. “La debilidad de Rusia es evidente”, dijo el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski. “Cuanto más tiempo mantenga Rusia a sus tropas y a sus mercenarios en nuestras tierras, más caos, dolor y problemas se creará a ella misma”, manifestó. Su asesor Mijailo Podoliak expresó que “todo acaba de comenzar en Rusia”.
El sábado a la mañana helicópteros militares rusos abrieron fuego cerca de la ciudad de Vorónezh. “Los equipos del grupo mercenario Wagner están atravesando el territorio de la región de Lípetsk”, dijo a Telegram el gobernador Igor Artamonov en la mañana. “Les recuerdo que se recomienda encarecidamente a los residentes que no salgan de sus casas ni hagan viajes en ningún medio de transporte”, añadió.
Dmitri Medvédev, expresidente ruso y actual vicepresidente del Consejo de Seguridad, aseguró que no permitiría que los mercenarios den un golpe de Estado, informó TASS, la agencia de noticias estatal de Rusia. El jerarca advirtió sobre la crisis mundial que significaría la toma de las armas nucleares por parte del Grupo Wagner. “La historia de la humanidad aún no ha visto el mayor arsenal de armas nucleares bajo el control de unos bandidos. Una crisis así no se limitará a las fronteras de un solo país, el mundo se pondrá al borde de la destrucción”, planteó.
Por la tarde, el líder del Grupo Wagner pidió a sus tropas frenar el avance a Moscú para “no derramar sangre rusa”. “Estamos dando la vuelta a nuestras columnas y regresando a los campamentos de campaña”, dijo.
Finalmente, el Grupo Wagner se retiró de Rostov del Don y el gobierno ruso comunicó que la Justicia no avanzará en la causa penal contra Prigozhin y sus tropas, así como tampoco contra los oficiales de las Fuerzas Armadas rusas que se sublevaron durante la jornada. “Ustedes me preguntan qué pasará con Prigozhin. Se retirará el caso penal en su contra y se irá a Bielorrusia”, tras un acuerdo con Aleksandr Lukashenko, presidente de ese país, se limitó a decir el secretario de prensa de Putin, Dmitry Peskov.