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Militares de República Dominicana vigilan, el 7 de setiembre, la frontera con Haití.

Foto: Luis Tabárez, EFE

El presidente dominicano Luis Abinader ordenó la suspensión de los visados para los haitianos y un inminente cierre de fronteras

2 minutos de lectura
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La medida responde a la construcción de un canal en la frontera que podría afectar el suministro de agua en República Dominicana.

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Las tensiones entre República Dominicana y Haití afloraron una vez más, esta vez por la construcción de un canal en territorio haitiano, pero sobre la frontera, el cual podría afectar el suministro de agua en algunas zonas.

En este contexto, el presidente dominicano, Luis Abinader, anunció la suspensión de visas para los haitianos y expresó además que, si la disputa no se resuelve antes del jueves, el siguiente paso será el cierre de la frontera entre los dos países en la ciudad de Dajabón.

Las autoridades dominicanas manifestaron su preocupación por una excavación reportada en un canal que se está realizando en Haití que podría desviar agua del río Masacre, situado en la frontera de los dos países, y que sería perjudicial para el medioambiente y los agricultores de la zona. La cancillería dominicana informó que la construcción de este canal se está haciendo entre las haitianas de Juana Méndez y Fort-Liberté, según informó la CNN.

El gobierno dominicano declaró: “Si el conflicto no se resuelve antes del jueves, cerrarán completamente la frontera al comercio aéreo, marítimo y terrestre”. Los efectos económicos de esta medida podrían ser graves para Haití, que depende de República Dominicana para muchas de sus importaciones.

Igualmente, el cierre de las fronteras podría ser dañino para la economía dominicana, porque el intercambio con Haití, sobre todo en el comercio informal, es muy importante.

El primer ministro haitiano, Ariel Henry, fue enfático al remarcar que la construcción del canal es un proyecto privado, que no cuenta con la aprobación oficial de su gobierno y que se encuentra bajo la dirección de grupos empresariales que supuestamente pretenden derivar aguas en beneficio de agricultores haitianos. El gobierno haitiano agregó, además, que no tiene el poder de controlar al grupo que está construyendo el canal.

Si bien Abinader reconoce que la construcción de este canal no tiene el apoyo del gobierno haitiano, declaró: “No podemos permitir que incontrolables de un país hagan lo que se les dé la gana”.

El medio dominicano Diario Libre informó que el canal aún no causó ningún daño a República Dominicana porque no ha sido conectado al río Masacre, algo que no será posible hasta que adquieran varias bombas centrífugas.

Este nuevo foco de tensión se suma a la inmigración de haitianos hacia República Dominicana, que ha sido una fuente de rispideces entre los dos países en los últimos años. La caótica situación política, económica y social de Haití, agudizada luego del asesinato del primer ministro Jovenel Moïse en 2021, empeoró la situación, sobre todo en la capital del país, Puerto Príncipe, que está parcialmente controlada por organizaciones delictivas, lo que generó desplazamientos internos de población y también hacia la vecina República Dominicana.

Recientemente el gobierno de Abinader implementó medidas para reducir la inmigración de los haitianos y aumentar el número de deportaciones. William Charpentier, coordinador del grupo Menamird (una red de organizaciones para refugiados en República Dominicana), le dijo a Al Jazeera que las autoridades dominicanas deportaron a 20.000 personas en nueve días el año pasado. Charpentier informó que algunos de los deportados no eran haitianos, sino dominicanos, pero que fueron deportados por ser negros.

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