Un enorme operativo policial se implementó este lunes en el acceso a la Legislatura de la ciudad de Buenos Aires, situada en la calle Perú, muy cerca de la Plaza de Mayo. El dispositivo de las fuerzas de seguridad tuvo como objetivo evitar que los manifestantes pudieran llegar hasta el edificio en el que la actual diputada y candidata a la vicepresidencia por La Libertad Avanza, Victoria Villarruel, lideró un acto de homenaje a las víctimas del terrorismo durante la década del 70.
Convocados por decenas de organizaciones, entre otras, H.I.J.O.S., el Frente de Izquierda, Libres del Sur, el Partido Comunista y el Centro de Estudiantes de la Universidad de las Madres de Plaza de Mayo, los movilizados acusaron a Villarruel, compañera de fórmula de Javier Milei, de “negacionista” de la dictadura y de no reconocer el terrorismo de Estado registrado entre 1976 y 1983.
Si bien hubo algún momento de tensión cuando algunas personas pretendieron derribar las vallas, la movilización fue pacífica, aunque había mucha bronca entre los manifestantes, que también calificaron el acto como “una provocación”.
Ese fue uno de los términos empleados en declaraciones a los medios por Myriam Bregman, candidata presidencial del Frente de Izquierda. “Esto es una verdadera provocación, como todo lo que hace Villarruel desde hace muchísimos años, como todo lo que hace Larrabure, que la acompaña en esta charla. Dicen que quieren buscar la verdad, no hay ninguna verdad que tengan que buscar acá, la verdad nos la tienen que decir los genocidas que ellos defienden, porque los genocidas son los que saben el destino de los 30.000 detenidos desaparecidos, son los que saben el destino de esos más de 400 jóvenes que fueron apropiados en la dictadura y que hoy continúan con la identidad cambiada”, expresó la dirigente trotskista.
En años anteriores hubo numerosos actos en recuerdo de las víctimas de Montoneros y del Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP), aunque generalmente se realizaron en ámbitos privados, como en algunas universidades, pero esta vez el hecho de que el evento se llevara a cabo en un edificio público, que además es la sede del Poder Legislativo de la ciudad de Buenos Aires, generó airadas reacciones, exacerbadas por el ríspido clima electoral que domina la opinión pública argentina.
Dentro del edificio algunos políticos de izquierda manifestaron su repudio al acto, como Cecilia Fierro, candidata a legisladora por el Frente de Izquierda. “No es un acto, es apología del genocidio. Juntos por el Cambio le abre la Legislatura a negacionistas promilicos como la impresentable de Villarruel. Pero a quienes bancamos la memoria, la verdad y la justicia nos ponen vallas. Hay escrache, sí o sí”, dijo Fierro a Página 12.
El acto convocado por la candidata a vicepresidenta estaba previsto para las 17.00, pero empezó alrededor de una hora después, luego de que Villarruel arribara al lugar con una fuerte custodia.
Durante su intervención en el evento, la posible vicepresidenta argentina a partir del 10 de diciembre reivindicó el acto. “Después de 40 años de una visión amputada de los derechos humanos y de demonizarnos, ya no les tenemos ningún miedo”, expresó Villarruel ante el auditorio presente en el Salón Dorado de la Legislatura porteña.
“Durante 40 años las víctimas del terrorismo fueron barridas bajo la alfombra, se las negó. Ningunas de estas víctimas tiene justicia, no pueden saber la verdad de lo que sufrieron, no pueden tener una reparación, ni siquiera moral, de lo que sufrieron. Lo sufrieron de aquellos que quisieron imponer una tiranía de izquierda”, agregó Villarruel, de acuerdo a lo que informó el portal Infobae, uno de los medios que pudieron acceder al acto, al contrario de otros que también estaban acreditados para hacerlo pero se les prohibió el ingreso.
“El Estado en democracia nos está violando los derechos humanos para garantizarle la impunidad a un grupo de violentos que hoy goza de libertad y de las garantías que le da nuestra democracia”, sostuvo en su discurso la candidata a vicepresidenta. Antes que ella habían dado su testimonio en calidad de víctimas de actos terroristas Lorenza Ferrari, madre de Laura, una estudiante de 18 años que murió por la explosión de un coche bomba de Montoneros en 1975; Graciela Saraspe, hija de Héctor, encargado de un bar, asesinado en la localidad tucumana de Santa Lucía por el ERP, en 1974, y Arturo Larrabure, hijo de un militar asesinado, también por el ERP, en 1975.