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El presidente de la Confederación de Fútbol de Asia, el jeque Salman bin Ibrahim al-Khalifa, y el ministro de Deportes y Juventud de Arabia Saudita, Abdulaziz bin Turki al-Faisal al-Saud, celebran después de que Arabia Saudita fuera confirmada como sede del Mundial de 2034 durante una ceremonia, en la capital, Riad, el 11 de diciembre de 2024.

Foto: AFP

Entidades de derechos humanos criticaron a la FIFA por designar a Arabia Saudita como sede del Mundial 2034

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Las organizaciones temen que pase lo mismo que en Qatar, donde más de 6.000 trabajadores murieron en las obras para el evento.

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En un comunicado publicado este miércoles de manera conjunta, Amnistía Internacional y otras organizaciones criticaron a la FIFA por la decisión de designar a Arabia Saudita como sede del Mundial de fútbol de 2034.

De acuerdo con lo que expresó en el texto Steve Cockburn, director de Deportes y Derechos Laborales de Amnistía Internacional, “la decisión imprudente de la FIFA de conceder la Copa del Mundo de 2034 a Arabia Saudita, sin garantizar que existan protecciones adecuadas de los derechos humanos, pondrá muchas vidas en riesgo”.

Los firmantes de la declaración son organizaciones de derechos humanos de la diáspora saudita, grupos de trabajadores migrantes de Nepal y Kenia, sindicatos internacionales y organizaciones globales de derechos humanos, según informó Radio Francia Internacional.

Ellos temen que en las obras de infraestructura que habrá que hacer en la nación árabe pase lo mismo que en Qatar, sede del Mundial de 2022. Las propias autoridades qataríes reconocieron que en las obras murieron entre 400 y 500 trabajadores, la mayoría de ellos procedentes de Nepal, Sri Lanka, India y Bangladesh, aunque los números reales indican que los fallecidos fueron más de 6.000.

Arabia Saudita es gobernada por una monarquía absoluta y teocrática, que se basa en una corriente del islam suní, el wahabismo, que promueve una interpretación extrema de la ley islámica, y es uno de los países más represivos del mundo.

Lina Alhathloul, de ALQST for Human Rights, una organización de derechos humanos creada por saudíes que viven fuera del país y cuya sede está en Londres, dijo que la concesión del Mundial a Arabia Saudita fue “desmoralizante”.

“Ahora que esto se ha hecho, se necesitan medidas urgentes y sostenidas para mitigar los graves riesgos de violaciones de los derechos laborales y civiles asociados con el campeonato, que garanticen reformas importantes y creíbles”, expresó Alhathloul, quien es hermana de Loujain al-Hathloul, una reconocida activista por los derechos de la mujer en el reino saudí que fue encarcelada y torturada por su actividad en varias ocasiones.

Los funcionarios saudíes niegan las acusaciones de violaciones a los derechos humanos y dicen que protegen la seguridad nacional con sus leyes, aunque las evidencias que indican lo contrario son abrumadoras.

Basadas en su enorme potencial económico por ser el mayor exportador mundial de petróleo, en los últimos años las autoridades saudíes vienen organizando eventos deportivos como una forma de intentar lavar su imagen a nivel internacional.

Desde 2021 en Arabia Saudita se celebra cada año una fecha del mundial de Fórmula 1 y en 2029 el país será sede de los Juegos Asiáticos de Invierno. La designación como sede del Mundial de fútbol es la consagración de esa política impulsada por las autoridades de Riad.

La designación del reino también estuvo precedida de mucha polémica por los fuertes vínculos que existen entre el presidente de la FIFA, el suizo Gianni Infantino, y el príncipe heredero Mohammed bin Salman.

Associated Press informó que los saudíes deberán construir desde cero ocho de los 15 estadios que albergarán los partidos del Mundial, además de agregar 175.000 habitaciones de hotel.

Estos trabajos, al igual que lo que pasó en Qatar, los realizarán casi en su totalidad trabajadores procedentes en su mayoría de países asiáticos, que desempeñarán sus tareas prácticamente sin leyes laborales que los protejan en ningún sentido.

La designación de Arabia Saudita ya había causado que en octubre dos senadores demócratas estadounidenses le enviaran una carta a Infantino, en la que, citando la total falta de respeto a los derechos humanos que existe en el país, no le concedieran el Mundial al reino petrolero.

Los senadores Ron Wyden y Dick Durbin expresaron al presidente de la FIFA que “el reino continúa torturando a disidentes, participando en asesinatos extrajudiciales, discriminando a la comunidad LGBTQ+, oprimiendo a mujeres y minorías religiosas, explotando y abusando de trabajadores extranjeros, y restringiendo casi todos los derechos políticos y libertades civiles”.

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