Un informe elaborado por el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), divulgado este miércoles, indicó que durante 2022 se desperdiciaron en todo el mundo cada día el equivalente a 1.000 millones de comidas. Según se establece en el estudio titulado Índice de Derrroche Alimentario, el cálculo es provisional y la cantidad de comida que se echa a perder “podría ser mucho más elevado”.
Mientras que en el mundo hay alrededor de 800 millones de personas que sufren hambre todos los días, el mundo echó a perder más de 1.000 millones de toneladas de alimentos durante todo el 2022.
Eso representa aproximadamente casi una quinta parte de todo lo que se produce, y supone “una tragedia mundial”, alertó el texto, consignado por AFP.
“Millones de personas pasarán hambre hoy mientras se desperdicia comida en todo el mundo”, dijo en un comunicado la danesa Inger Andersen, directora ejecutiva del PNUMA, entidad que tiene su sede en Nairobi, la capital de Kenia.
Andersen agregó que las cifras dadas a conocer en el informe no solamente constituyen un fracaso moral, sino también “ambiental”. El desperdicio de alimentos produce cinco veces más emisiones de dióxido de carbono (CO2) que el sector de la aeronáutica, y para su desarrollo precisa enormes extensiones de tierra en las que se cultivan alimentos que finalmente no se consumen.
El informe, elaborado junto a la organización británica sin fines de lucro Waste and Resources Action Programme (WRAP), es el segundo sobre el desperdicio global de alimentos realizado por la ONU.
A medida que la recopilación de datos viene mejorando, la verdadera magnitud del problema se está volviendo mucho más clara, expresó Clementine O'Connor, responsable de los residuos alimentarios del PNUMA y una de las autoras del informe. “Para mí, es simplemente asombroso”, dijo Richard Swannell integrante de la organización WRAP a AFP.
“En realidad, podrías alimentar a todas las personas que actualmente pasan hambre en el mundo con una comida al día, sólo con la comida que se desperdicia cada año”, agregó Swannell.
Los restaurantes, comedores y hoteles fueron responsables del 28% del total de derroche alimentario en 2022, mientras que el comercio minorista como carnicerías y verdulerías desechó el 12%.
Pero los mayores derrochadores de comida fueron los hogares, que representaron el 60%, alrededor de 631 millones de toneladas.
Gran parte de esto ocurre porque las personas compran más comida de la que precisan, pero también porque calculan mal el tamaño de las porciones, y además no comen lo que les sobra, dijo Swannell.
Otro problema son las fechas de vencimiento de los productos. Hay alimentos que se encuentran en buen estado para ser consumidos, pero que son desechados porque las personas asumen incorrectamente que se echaron a perder.
En el informe se detalla que gran parte de los alimentos, especialmente en los países más pobres, no se desperdicia frívolamente, sino que quedan inutilizados cuando son transportados o se echan a perder debido a la falta de refrigeración.
Contrariamente a lo que se cree, el desperdicio de alimentos no es únicamente un problema de “países ricos”, sino que es constatable en todo el mundo.
Los países de clima más cálido también generan más desperdicios, posiblemente debido a un mayor consumo de alimentos frescos. Las empresas también contribuyen al problema porque es barato desechar productos no utilizados gracias a los vertederos. “Es más rápido y fácil desecharlo en el momento, porque la tarifa de residuos es cero o muy baja”, explicó O'Connor.
En el estudio se indica también que el desperdicio de alimentos tiene “efectos devastadores” para las personas y el planeta. La conversión de ecosistemas naturales para la agricultura es una de las principales causas de pérdida de hábitat, pero el desperdicio de alimentos ocupa el equivalente a casi el 30% de la tierra destinada al uso agrícola.
“Si el desperdicio de alimentos fuera un país, sería el tercer mayor emisor de emisiones de gases de efecto invernadero en el planeta detrás de Estados Unidos y China”, sentenció Swannell.