Un plan de más de 900 páginas que propone una “segunda revolución” estadounidense y aspira a guiar una nueva presidencia de Donald Trump se convirtió en objeto de debate en la campaña para las elecciones del 5 de noviembre.
Esta iniciativa, denominada Proyecto de Transición Presidencial 2025 o simplemente Proyecto 2025, se presenta con la siguiente declaración: “No basta con que los conservadores ganen las elecciones. Si queremos rescatar al país de las garras de la izquierda radical, necesitamos tanto una agenda de gobierno como las personas adecuadas, listas para llevar a cabo esta agenda desde el primer día de la próxima administración conservadora”.
El proyecto propone las directivas políticas que debe seguir el próximo presidente en sus primeros 180 días de gestión, pero también tiene en sus planes seleccionar y capacitar a los funcionarios que las lleven adelante.
Algunas de las contribuciones al nuevo gobierno consisten en propuestas para concentrar el poder en el presidente: eliminar algunas reparticiones del Estado, terminar con la independencia de otras, o subordinarlas directamente al jefe de Estado. También plantea destituir a trabajadores estatales para reemplazarlos por otros que respondan al proyecto conservador.
En el prólogo, Kevin D Roberts habla de “restaurar la familia como pieza fundamental de la vida estadounidense y la protección de nuestros niños”, “desmantelar el Estado administrativo y regresar al autogobierno del pueblo estadounidense”, defender la soberanía y las fronteras de “amenazas globales” y “garantizar los derechos individuales que Dios nos ha otorgado a vivir libremente”.
Roberts afirma que “una combinación de burócratas electos y no electos en la Agencia de Protección Ambiental estrangula silenciosamente la producción de energía nacional mediante procesos de elaboración de normas difíciles de entender”. Otros “burócratas”, los del Departamento de Seguridad Nacional, gestionan “las fronteras y las agencias de controles migratorios para ayudar a los migrantes a ingresar en forma criminal”, con “impunidad”, a Estados Unidos.
A su vez, los funcionarios del Departamento de Educación “inyectan en las aulas ideas racistas [contra los blancos], antiestadounidenses, de propaganda antihistórica”, y los del Pentágono “obligan a las tropas a asistir a seminarios de ‘entrenamiento’ sobre el ‘privilegio blanco’”. A ellos se suman los del Departamento de Justicia, que “obligan a los distritos escolares a socavar los deportes de niñas y los derechos de los padres para satisfacer a los extremistas transgénero”.
“El próximo presidente conservador debe hacer de las instituciones de la sociedad civil estadounidense blancos difíciles para los guerreros de la cultura woke”, afirma. Lo primero que debe hacer es eliminar términos como “orientación sexual e identidad de género”, “diversidad, equidad e inclusión”, “género”, “igualdad de género”, “diversidad”, “derechos reproductivos”, “aborto” y “salud reproductiva” de toda ley federal, regulación, contrato y cualquier otro tipo de pieza legal.
Para Roberts, “se debe poner fin a la inmigración ilegal, no mitigarla”, con una “frontera sellada, no con criterios de prioridad”, del mismo modo que “se debe poner fin al compromiso económico con China, no repensarlo”.
“El próximo presidente conservador no debería simplemente defender los intereses energéticos de Estados Unidos, sino ir a la ofensiva y hacerlos valer en todo el mundo. Las vastas reservas de petróleo y gas natural de Estados Unidos no son un problema ambiental; son el elemento vital del crecimiento económico. El dominio estadounidense del mercado energético mundial sería algo bueno para el mundo y, más importante aún, para nosotros, el pueblo”, agrega.
Trump intenta tomar distancia
El Proyecto 2025 fue cuestionado por el Partido Demócrata, que alertó sobre estos planes y lo que se puede esperar de un eventual nuevo gobierno de Trump. Sin embargo, el candidato republicano manifestó en su red Truth Social: “No sé nada del Proyecto 2025”, y agregó: “No estoy de acuerdo con algunas de las cosas que dicen y algunas de las cosas que dicen son absolutamente ridículas y abismales”. A su vez, un vocero del Proyecto 2025 dijo a CNN, mediante un comunicado, que la iniciativa “no habla en nombre de ningún candidato o campaña”.
Sin embargo, esa cadena estadounidense informó que unas 140 personas que integraron el primer gobierno de Trump trabajan para organizaciones involucradas en este proyecto, entre ellas su asesor Stephen Miller y el exjefe de gabinete Mark Meadows.
Si bien son muchas las personas involucradas en el proyecto, detrás de su elaboración está, de forma declarada, The Heritage Foundation, presidida por Roberts. En la página web del proyecto, esta fundación recuerda parte de su historia. Se define a sí misma como “muy influyente para las administraciones presidenciales desde la era Reagan” y destaca que “más recientemente, la administración Trump se basó en gran medida en el ‘Mandato’ de Heritage para orientar sus políticas, abarcando casi dos tercios de las propuestas de Heritage en tan sólo un año en el cargo”.
El martes, el director del Proyecto 2025, Paul Dans, renunció a su puesto. Pero Roberts dijo que el proyecto, que ahora dirigirá él mismo, “completó exactamente lo que se propuso hacer”. Sus esfuerzos “colectivos por construir un aparato de personal para los responsables políticos de todos los niveles –federal, estatal y local– continuarán”, agregó.
De acuerdo con AP, pese a los intentos de Trump de tomar distancia, su compañero de fórmula, el senador JD Vance, escribió un prólogo para un libro de Roberts que va a salir a la venta en setiembre, en el que afirma que la Fundación Heritage “es y ha sido el motor de ideas más influyente para los republicanos desde Ronald Reagan hasta Donald Trump”. Agrega que “en la batalla que nos espera, estas ideas son un arma esencial”.
Un asesor de campaña de Trump, Chris LaCivita, mostró su malestar por el ruido que está haciendo este proyecto, que en su opinión no favorece al candidato. En una entrevista reciente, citada por AP, dijo que el Proyecto 2025 es un problema porque “los temas que nos van a hacer ganar esta campaña no son los temas de los que ellos quieren hablar”.
Para el equipo de campaña demócrata, tanto el contenido del Proyecto 2025 como el hecho de que intenten ocultarlo son ejemplos de los peligros que supone Trump para la democracia.