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Claudia Sheinbaum, el 5 de octubre, durante la conmemoración del primer año de su gobierno, en la Plaza del Zócalo de la Ciudad de México.

Foto: Yuri Cortez, AFP

“El poder no es para enriquecerse, es para servir con humildad”, dijo Claudia Sheinbaum en un acto a un año de su asunción

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La mandataria mexicana destacó los indicadores de reducción de la pobreza y la desigualdad, las obras públicas y el impulso de programas sociales.

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En un acto celebrado el domingo en el Zócalo de la Ciudad de México, la presidenta Claudia Sheinbaum rindió ante miles de personas su primer informe de gobierno, un año y cuatro días después de haber asumido su cargo.

Acompañada por ministros de su gabinete y por la jefa de gobierno de la Ciudad de México, Clara Brugada, también integrante del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), la presidenta abrió su discurso dejando claro que no camina ni gobierna sola.

“El nuestro es un gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo de México. Vivimos un momento histórico; nuestro país transita por un camino de justicia social, de dignidad y de garantía de derechos sociales, libertad, democracia y soberanía. No es un logro menor ni pasajero, es el fruto de décadas de lucha pacífica, de organizaciones, de resistencia y es, también, la herencia de un hombre honesto y profundamente comprometido con su pueblo, el presidente Andrés Manuel López Obrador”, aseveró.

Sheinbaum dijo también que la oposición viene tratando de que ella se distancie del exmandatario, quien fue su mentor político, y ella destacó que ello no sucederá.

Afirmó que su gobierno no tiene como objetivo solo administrar, sino continuar con el proyecto de transformación del país bajo los principios del humanismo mexicano.

“El expresidente es un ejemplo de profundo amor al pueblo, nunca se rindió, nunca se vendió a los poderosos, nunca dejó sus principios y, escúchenlo bien, su presidenta tampoco lo hará, porque tenemos convicciones, principios. Nosotros solo hacemos reverencia a uno solo: al pueblo de México”, enfatizó.

Buena parte del discurso de la mandataria, que duró casi una hora, se centró en destacar los indicadores de la reducción de la pobreza y la desigualdad, las obras públicas y los programas sociales.

Sobre estos últimos, la líder izquierdista dijo que benefician a alrededor de 21 millones de personas entre jubilados, estudiantes, niños y agricultores, y a más de dos millones de familias.

“Este es el plan social más ambicioso de la historia de México, fundado en el principio de confianza de nuestro pueblo y que los derechos sociales son la base del bienestar”, afirmó Sheinbaum, de acuerdo a lo que consignaron medios locales.

La presidenta indicó que entre 1982 y 2018, el país vivió bajo el predominio del liberalismo, priorizando el mercado por sobre todo lo demás, lo que llevó a que la pobreza alcanzara al 45% de la población en 2008.

Sheinbaum declaró que recibió ese país de altos niveles de desigualdad y corrupción, pero destacó que de todas maneras se logró bajar el índice de pobreza al 29%.

La mandataria destacó además el cambio de mentalidad en la administración central, y remarcó que cualquiera que robe al pueblo enfrentará la justicia, porque en el México de hoy la honestidad es la regla y no la excepción.

“Los conservadores quisieran que olvidáramos cómo se vivía antes, presidentes rodeados de lujos, gobiernos alejados de la gente y fortunas construidas al amparo del poder público; pero eso se acabó, porque en este México nuevo la honestidad no es la excepción, es la regla, y quien robe al pueblo, enfrenta la justicia”, dijo.

“El poder no es para enriquecerse, es para servir con humildad; los recursos públicos son sagrados y se le devuelven al pueblo en derechos, en Programas de Bienestar y en obras estratégicas”, apuntó Sheinbaum, informó el diario La Jornada.

La presidenta abordó también durante su alocución la relación con Estados Unidos, y al respecto se mostró “segura” de poder llegar “a un buen acuerdo” con Washington, destino de más del 80% de las exportaciones mexicanas y con quien debe revisar el próximo año el tratado comercial del que también participa Canadá, el llamado T-MEC, que entró en vigor en julio de 2020, pero que este año fue cuestionado por las políticas arancelarias del mandatario estadounidense Donald Trump.

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