Este lunes el presidente estadounidense, Donald Trump, se reunió en la Casa Blanca con el mandatario provisional de Siria, Ahmed al-Sharaa. La visita del mandatario del país árabe a Washington tuvo un carácter histórico, ya que es la primera vez que un presidente de Siria, país que se independizó en 1946 del mandato francés, es recibido en la sede del Ejecutivo estadounidense.
Trump ya se había reunido con Al-Sharaa hace seis meses en Arabia Saudita, donde el líder republicano anunció planes para levantar las sanciones que pesaban contra Siria, y pocos días después de que Estados Unidos declarara que quien lideró la fuerza militar que derrocó al régimen de Bashar al-Assad en diciembre del año pasado tras una fulminante ofensiva, ya no figuraba en la lista de “terroristas globales especialmente designados”.
Hasta ese momento, Al-Sharaa, cuyo nombre de guerra era Abu Mohamad al-Golani, estaba en dicha nómina por haber liderado el Frente Al-Nusra, pasando luego a comandar Hayat Tahrir al-Sham, otro grupo considerado terrorista por Washington, que llegó a ofrecer varios millones de dólares por pistas firmes que condujeron a la detención de alguien a quien Estados Unidos consideraba un protagonista del yihadismo en Siria.
Pero muy poco después de ingresar triunfalmente en Damasco al frente de sus tropas, Al-Sharaa tomó distancia del islamismo radical. Desde ese momento la reconfiguración regional de Siria se produjo de una manera extremadamente veloz, alejándose de los principales aliados de Assad, Irán y Rusia, y acercándose a Turquía, los países del Golfo Pérsico, principalmente Arabia Saudita, y Estados Unidos.
Durante el fin de semana, horas después de que el líder de los rebeldes sirios llegara a territorio estadounidense, se difundieron imágenes suyas jugando al básquetbol con altos funcionarios militares locales, dando una idea más amplia sobre la relación que Washington pretende tener con el nuevo hombre fuerte de Damasco.
De todas maneras, según consignaron medios estadounidenses, el encuentro de este lunes del líder republicano con el mandatario provisional de la nación árabe tuvo algunas peculiaridades.
Al-Sharaa tuvo un recibimiento sumamente discreto en la Casa Blanca, al contrario del que suele acompañar a los dignatarios extranjeros. Entró por una puerta lateral, donde los periodistas apenas pudieron verlo, en lugar de hacerlo por la puerta principal del ala oeste del edificio, por donde las cámaras suelen captar a Trump saludando a personalidades.
Además, los periodistas que habitualmente acceden al Despacho Oval en este tipo de reuniones para hablar con Trump y sus visitantes no lo pudieron hacer, ya que no hubo foto ni conferencia de prensa conjunta.
Con el país aún no unificado por completo y con focos de poder distribuidos en varias partes de su territorio, Siria enfrenta serios problemas económicos derivados de los años de guerra, por lo que el financiamiento para su reconstrucción, que podría superar los 216.000 millones de dólares según estimaciones del Banco Mundial, es uno de los objetivos que persigue la Casa Blanca en este acercamiento con uno de sus antiguos adversarios.
El jueves, el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas había dejado sin efecto las sanciones que pesaban contra Al-Sharaa y destacado en una resolución impulsada por Estados Unidos el compromiso del nuevo gobierno sirio de “luchar contra el terrorismo”.
En el mismo sentido, este lunes después de la reunión el Departamento del Tesoro estadounidense anunció una nueva orden para reemplazar la exención del 23 de mayo sobre la imposición de sanciones de la Ley César, la cual, según indicó, demostraba el compromiso de la administración Trump “con el alivio continuo de las sanciones para Siria”.
Las excepciones incluyen “ciertas transacciones que involucran a los gobiernos de Rusia e Irán, o la transferencia de bienes, tecnología, software, fondos, financiamiento o servicios de origen ruso o iraní”, señaló el Tesoro en un comunicado.
Al suspender la Ley César, que era la denominación que tenía el paquete de multas impuestas por Washington al régimen de Al-Assad, el Tesoro estadounidense agregó en un comunicado que esto “permitirá la reconstrucción de Siria y su prosperidad mediante el levantamiento de las sanciones estadounidenses y la garantía de que los actores perjudiciales rindan cuentas”.