La iniciativa planteada el martes por la noche por el presidente estadounidense, Donald Trump, durante una conferencia de prensa, junto al primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, de “tomar el control” de la Franja de Gaza y desplazar a los dos millones de palestinos que habitan en el enclave de manera definitiva generó una ola de reacciones a nivel mundial.
El presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abbas rechazó enérgicamente cualquier plan para desplazar a los palestinos de Gaza y dijo: “No permitiremos ninguna infracción de los derechos de nuestro pueblo, por los que hemos luchado durante décadas y por los que hemos hecho grandes sacrificios”.
En la misma línea se manifestaron otras entidades políticas palestinas, desde las más extremistas hasta las más moderadas. Desde la Organización de las Naciones Unidas (ONU), el secretario general de la entidad, el portugués António Guterres, advirtió en un comunicado contra “cualquier forma de limpieza étnica” y agregó que es “vital mantenerse fiel a los fundamentos del derecho internacional”. El máximo representante de la ONU dijo que cualquier paz duradera requerirá un progreso “tangible, irreversible y permanente” hacia la solución de dos Estados, así como el establecimiento de un “Estado palestino independiente con Gaza como parte integral”.
También desde la ONU, la italiana Francesca Albanese, relatora especial de la entidad sobre los territorios palestinos, dijo que el planteo de Trump es “ilegal, inmoral y completamente irresponsable”. En una conferencia de prensa que dio en Copenhague, la capital danesa, dijo que la propuesta del mandatario estadounidense únicamente serviría para empeorar aún más la crisis regional. “Es una incitación a cometer desplazamiento forzado, que es un crimen internacional”, expresó la funcionaria, que agregó: “La comunidad internacional está formada por 193 Estados y este es el momento de darle a Estados Unidos lo que ha estado buscando: aislamiento”.
Entre los países árabes el rechazo a la propuesta fue rotundo, empezando por Jordania y Egipto, los países señalados por Trump inicialmente como receptores de la población palestina que sería desplazada de Gaza. En ese sentido, medios árabes informaron que la semana que viene el rey Abdullah de Jordania visitará Washington y abordará este tema como prioritario en su reunión con Trump en la Casa Blanca.
El rechazo a la propuesta de Trump también se manifestó en Europa, donde varias cancillerías se manifestaron en contra de la propuesta del mandatario estadounidense. La ministra de Asuntos Exteriores alemana, Annalena Baerbock, dijo que la Franja de Gaza pertenece al pueblo palestino y que su expulsión sería inaceptable y contraria al derecho internacional. “También conduciría a nuevos sufrimientos y nuevos odios. No debe haber ninguna solución que pase por alto a los palestinos”, dijo la jefa de la diplomacia germana.
Por su parte, el portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores de Francia, Christophe Lemoine, dejó clara la posición de su país sobre el tema. En un comunicado dijo: “Francia reitera su oposición a cualquier desplazamiento forzado de la población palestina de Gaza, lo que constituiría una grave violación del derecho internacional, un ataque a las aspiraciones legítimas de los palestinos, pero también un obstáculo importante para la solución de dos Estados y un importante factor desestabilizador para nuestros socios cercanos Egipto y Jordania, así como para toda la región”.
La Unión Europea (UE) se manifestó de manera similar. Un vocero del bloque comunitario dijo que Gaza es una “parte integral” de un futuro Estado palestino y que la entidad europea sigue “plenamente comprometida” con una solución de dos Estados.
En Israel, el planteo de Trump generó cierto escepticismo, aunque fue fuertemente apoyado por el gobierno del primer ministro, Benjamin Netanyahu, y también desde los sectores más extremistas de la derecha. En una entrevista con Arutz Sheva, una red de medios identificada con los colonos, el ministro de Asuntos Exteriores israelí, Gideon Saar, dijo que “mientras la inmigración se realice de forma voluntaria y haya un país que esté dispuesto a aceptar a esa persona, ¿alguien puede decir que esto es inmoral?”.
Mientras tanto, el exministro israelí de Seguridad Nacional Itamar Ben-Gvir, conocido por sus posiciones radicales, dijo que “alentar” a la gente de Gaza a irse del enclave es la única estrategia para terminar con la guerra.
Repercusiones internas
La propuesta de Trump fue defendida este miércoles por su secretario de Estado, Marco Rubio, quien habló desde Guatemala, país al que llegó en el marco de su primera gira internacional en el cargo, que ya lo llevó a Panamá y El Salvador.
En una conferencia de prensa que dio de manera conjunta junto al presidente del país guatemalteco, Bernardo Arévalo, Rubio expresó: “Lo que dijo ayer el presidente Trump es un reconocimiento de lo siguiente. Gaza ha resultado gravemente dañada. Los miles de millones de dólares que se necesitarán para la reconstrucción son enormes. Algunas zonas han quedado inhabitables ahora y en el futuro previsible”.
El funcionario de origen cubano destacó que la oferta de Trump no es una “medida hostil”, sino una oferta “generosa” para asumir la responsabilidad de la reconstrucción de Gaza, y señaló que ningún otro país planteó una propuesta similar.
Además, y contrastando en parte con lo que había afirmado Trump el martes por la noche en la Casa Blanca, Rubio dejó entrever que la salida de los gazatíes de su territorio sería momentánea y no permanente, y señaló que los actuales pobladores deberían ir a otro lugar mientras se realiza el proceso de reconstrucción.
“Lo único que el presidente Trump ha hecho muy generosamente, en mi opinión, es ofrecer la voluntad de Estados Unidos de intervenir, limpiar los escombros, limpiar el lugar de toda la destrucción que hay en el terreno, limpiarlo de todas estas municiones sin explotar”, dijo Rubio, cuyas declaraciones fueron consignadas por agencias internacionales.
En una línea similar a la de Rubio se manifestó la secretaria de prensa de la Casa Blanca, Karoline Leavitt, quien este miércoles enfatizó que el objetivo de Washington es retirar a los palestinos de la Franja de Gaza, pero sólo “temporalmente”. Trump “ha dejado muy claro que espera que nuestros socios en la región –particularmente Egipto y Jordania– acepten refugiados palestinos temporalmente para que podamos reconstruir sus hogares”, dijo Leavitt durante una conferencia de prensa.
Cuando algunos periodistas le pidieron que aclarara si la Casa Blanca se está alejando del discurso de Trump de reubicación “permanente” a “temporal”, Leavitt respondió: “El presidente ha dejado en claro que necesitan ser reubicados temporalmente fuera de Gaza para la reconstrucción. Como en este momento es un sitio de demolición, no es un lugar habitable para ningún ser humano”.
Posteriormente, mientras en las pantallas que estaban detrás de Leavitt durante la conferencia se mostraban imágenes de los niveles de destrucción en los que se encuentra la mayor parte de Gaza después de 15 meses de incesantes bombardeos israelíes, la funcionaria expresó: “Creo que en realidad es bastante malvado sugerir que la gente debería vivir en condiciones tan espantosas”.
Mientras tanto, el portal de noticias políticas estadounidense The Hill informó que muchos legisladores demócratas criticaron a Trump por su propuesta, a la que calificaron de ser una “limpieza étnica”. Al Green, representante demócrata por el estado de Texas, dijo que presentaría recursos en el Congreso sobre el tema. “La limpieza étnica no es una broma, especialmente cuando emana del presidente de Estados Unidos, la persona más poderosa del mundo, cuando tiene la capacidad de perfeccionar lo que dice, la limpieza étnica en Gaza no es una broma, y el primer ministro de Israel debería avergonzarse conociendo la historia de su pueblo”, dijo Green.
Otros legisladores republicanos expresaron escepticismo sobre si la iniciativa planteada por Trump podría ser posible dada la dinámica regional y señalaron que cualquier participación de tropas estadounidenses probablemente tendría muy poca aceptación de parte de la ciudadanía.