Cierre del espacio aéreo, maniobras militares y amenazas cruzadas marcan la crisis entre India y Pakistán desatada esta semana por Cachemira, una región disputada por los dos países desde su independencia, en 1947.
El detonante de las nuevas tensiones fue el ataque cometido el martes por un grupo de hombres armados contra turistas que visitaban la zona, cerca de Pahalgam, una ciudad turística. Asesinaron a 26 personas, 25 indios y un nepalí, a los que antes les habían exigido recitar versos islámicos para comprobar cuál era su religión, según los testimonios de los sobrevivientes.
Esos mismos testigos aportaron a las autoridades retratos hablados que permitieron identificar a tres de los atacantes, dos de los cuales son ciudadanos paquistaníes. La Policía divulgó sus nombres, las imágenes que pudo reconstruir, y ofreció una recompensa de 24.000 dólares por información que haga posible su “neutralización”.
El ataque, que también dejó una decena de heridos, fue reivindicado por un grupo denominado Frente de Resistencia (The Resistance Front, TRF), que India vincula con el grupo paquistaní Lashkar-e-Taiba (LeT), con base en Pakistán, al que responsabiliza por una serie de atentados cometidos en 2008 en Bombay.
El ataque del martes motivó que India volviera a acusar a Pakistán de permitir acciones terroristas en la frontera, algo que el gobierno paquistaní niega.
El Ejecutivo del primer ministro indio, Narendra Modi, tomó una serie de medidas contra el país vecino. Llamó a los ciudadanos indios a no viajar a Pakistán y a regresar lo antes posible si ya se encuentran allí. Anunció que quedan suspendidos todos los visados para paquistaníes a partir del domingo 27, expulsó a diplomáticos, cerró el espacio aéreo y un cruce fronterizo clave.
Además, suspendió por primera vez el Tratado de Aguas del Indo, negociado en 1960 por el Banco Mundial, que reparte entre los dos países el control de seis ríos que tienen en común y es vital para el acceso al agua de los campesinos paquistaníes.
La decisión fue comunicada formalmente este jueves en una carta de la secretaria de Recursos Hídricos de India, Debashree Mukherjee, dirigida a su par de Pakistán, Syed Ali Murtaza. Allí le transmitió que desde que se firmó el acuerdo -que resistió sucesivas crisis entre los dos países-, se registraron cambios demográficos y un giro de India hacia el desarrollo de las energías limpias que requieren reevaluarlo.
También señala que existen desafíos de seguridad como el “terrorismo transfronterizo sostenido” en la frontera, del que, según India, Pakistán es responsable.
Modi se refirió este jueves al atentado y prometió represalias. “Al mundo le digo esto: India identificará, rastreará y castigará a cada terrorista y a quien lo respalde. Los perseguiremos hasta los confines de la Tierra”, dijo.
En sintonía con el gobernante, en Nueva Delhi se registraron protestas contra Pakistán, mientras que en Cachemira las autoridades indias reforzaron la presencia de fuerzas de seguridad, al punto que los habitantes de la región cuestionaron que están siendo castigados por un ataque cometido por desconocidos, informó Efe.
A su vez, la Armada de Pakistán inició este jueves ejercicios militares con fuego real en el océano Índico, en la costa sur del país, y comunicó que incluirían “disparos de superficie y subterráneos”. Si bien estas acciones no son inusuales, cobran otro significado en el contexto actual, en el que también el gobierno de Pakistán tomó una serie de medidas y lanzó sus propias advertencias.
El primer ministro paquistaní, Shehbaz Sharif, rechazó las acusaciones del gobierno indio y repudió la suspensión del tratado que rige los ríos compartidos por los dos países, una decisión que consideró “unilateral y hostil”. Advirtió que cualquier intento de desviar agua de alguno de los tres ríos que el tratado asigna a Pakistán será considerado “un acto de guerra”.
El gobierno de Pakistán suspendió todos los acuerdos bilaterales hasta que India desista de su “conducta beligerante”, canceló temporalmente ciertas exenciones de visa y también los visados emitidos para ciudadanos indios, y declaró persona non grata a asesores militares indios que se encuentran en Islamabad, a los que les ordenó abandonar el país de inmediato, según informó The Guardian.
La oficina de Sharif advirtió que “cualquier amenaza a la soberanía de Pakistán y a la seguridad de su pueblo se enfrentará con firmes medidas recíprocas en todos los ámbitos”.
Pakistán también lanzó sus propias acusaciones contra India. El ministro de Defensa, Khawaja Asif, se refirió a información con la que cuentan las autoridades y afirmó: “India, en lugar de una guerra total, se prepara para llevar a cabo ataques terroristas en nuestras ciudades. Estamos totalmente preparados para esa ola terrorista. Será un ojo por ojo”.