Mundo Ingresá
Mundo

Simon Sandoval-Moshenberg, abogado del migrante salvadoreño, en una oficina local del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas, el 25 de agosto, en Maryland.

Foto: Roberto Schmidt, AFP

Por desafiar la política migratoria de Trump, el salvadoreño Kilmar Ábrego puede ser deportado a Uganda

2 minutos de lectura
Contenido exclusivo con tu suscripción de pago

Una jueza ordenó que se detenga el traslado al país africano mientras se impugna la decisión.

Contenido no disponible con tu suscripción actual
Exclusivo para suscripción digital de pago
Actualizá tu suscripción para tener acceso ilimitado a todos los contenidos del sitio
Para acceder a todos los contenidos de manera ilimitada
Exclusivo para suscripción digital de pago
Para acceder a todos los contenidos del sitio
Si ya tenés una cuenta
Te queda 1 artículo gratuito
Este es tu último artículo gratuito
Nuestro periodismo depende de vos
Nuestro periodismo depende de vos
Si ya tenés una cuenta
Registrate para acceder a 6 artículos gratis por mes
Llegaste al límite de artículos gratuitos
Nuestro periodismo depende de vos
Para seguir leyendo ingresá o suscribite
Si ya tenés una cuenta
o registrate para acceder a 6 artículos gratis por mes

Editar

La odisea del ciudadano salvadoreño Kilmar Ábrego, quien en marzo había sido deportado de manera errónea e ilegal a su país por las autoridades migratorias de la administración que lidera Donald Trump, parece estar lejos de terminar.

Este lunes, la jueza federal Paula Xinis bloqueó temporalmente el intento del gobierno de deportar a Ábrego a Uganda, país africano que tiene un convenio con Washington por el cual puede recibir a personas expulsadas de Estados Unidos.

Xinis argumentó que Ábrego tiene derecho a otro juicio migratorio completo y la oportunidad de impugnar las circunstancias de su expulsión del territorio estadounidense.

Ábrego ahora sostiene que el nuevo plan del gobierno de deportarlo a Uganda es un intento ilegal de castigarlo por negarse a declararse culpable de los cargos penales que se le pretende imputar. Sus abogados afirman que el gobierno ofreció deportarlo a Costa Rica, pero únicamente si se declaraba culpable de los cargos de tráfico de personas que enfrenta en el estado de Tennessee.

Según recordó el portal estadounidense Politico, la primera deportación fue considerada ilegal porque violó una orden de 2019 de un juez de inmigración que le prohibía que fuera enviado a El Salvador por temor a que pudiera ser perseguido por una pandilla local que había extorsionado a su familia.

Tras resistirse inicialmente a las órdenes judiciales de “facilitar” su retorno a Estados Unidos, la administración Trump tuvo que enmendar su error y lo llevó de vuelta en junio, cuando lo acusó de tráfico de personas.

La semana pasada, Ábrego fue liberado de la cárcel en la que estaba detenido, en Tennessee, y se le permitió regresar a Maryland para reunirse con su familia. Pero en la madrugada del lunes, rodeado por una multitud de simpatizantes y acompañado por su esposa, Ábrego se presentó en la oficina del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE, por sus siglas en inglés) en Baltimore para un “registro” programado y allí quedó detenido, según informó su abogado, Simon Sandoval-Moshenberg. El Departamento de Seguridad Nacional anunció que Ábrego sería “procesado para su deportación a Uganda”.

En una audiencia celebrada en la tarde del lunes, la jueza Xinis expresó su preocupación por el rápido proceso de deportación. También afirmó que si el Departamento de Justicia utilizara su deportación como arma para obligarlo a declararse culpable, eso constituiría una violación de sus derechos constitucionales.

Ábrego, quien ingresó ilegalmente a Estados Unidos hace más de una década, vivió en la ciudad de Baltimore, en el estado de Maryland, con su esposa e hijos, que son ciudadanos estadounidenses. Para sus defensores, su caso representa los excesos y abusos más extremos de la política de deportación masiva de Trump.

Tras volver a Estados Unidos desde El Salvador, el gobierno de Trump emprendió una campaña para retratar a Ábrego, quien carece de antecedentes penales, como un terrorista y líder violento de una pandilla.

Todos los jueces que tuvieron el caso en sus manos rechazaron las afirmaciones del gobierno y las consideraron, en el mejor de los casos, endebles. Llegaron a la conclusión de que Ábrego fue privado de su derecho constitucional al debido proceso. La nueva demanda contra Ábrego también fue asignada a Xinis, quien fue designada como jueza durante el mandato de Barack Obama.

En virtud de una orden judicial federal vigente en Maryland que el gobierno de Trump está impugnando, la presentación del caso resultó en una orden automática que bloqueaba la deportación del salvadoreño hasta el miércoles por la tarde. Sin embargo, la orden que Xinis emitió el lunes agregó otra instancia de protección indefinida para Ábrego, mientras continúa su batalla legal.

¿Tenés algún aporte para hacer?

Valoramos cualquier aporte aclaratorio que quieras realizar sobre el artículo que acabás de leer, podés hacerlo completando este formulario.

¿Te interesa el acontecer internacional?
None
Suscribite
¿Te interesa el acontecer internacional?
Recibí la newsletter Mundo en tu email todos los domingos.
Recibir
Este artículo está guardado para leer después en tu lista de lectura
¿Terminaste de leerlo?
Guardaste este artículo como favorito en tu lista de lectura