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Enfoque y estilo, el difícil equilibrio

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No nos podemos quejar: desde el 1º de marzo la casilla de la Defensoría ha venido recibiendo muchos mensajes, todos ellos respetuosos y orientados a colaborar para que la diaria salga cada día mejor. En algunos casos los lectores simplemente señalaron erratas (y se les respondió, a veces a sus casillas personales y en algún caso desde las páginas del diario), pero en otros plantearon diferencias con el tratamiento dado a la información, sobre todo en temas políticos y en notas de corte crítico.

Un lector, por ejemplo, mencionó el caso de la nota que tuvo lugar en la tapa del 28 de febrero con el título de Abran cancha, y que en página 4 de ese mismo día desarrollaba la información en la nota titulada Todas las voces. Según este lector, la nota estaba “muy lejos de reflejar no sólo el espíritu, sino la fraternidad y pluralidad de opiniones con la que transcurrió la reunión de las Redes Frenteamplistas” de la noche anterior a la publicación, y para ilustrar acerca de la multiplicidad de voces que se escucharon en esa reunión remitía a un artículo del diario El País del 29 de febrero sobre el mismo tema. La respuesta de redacción a este asunto específico explica con claridad lo que ocurrió: “La actividad fue en la noche del lunes 27 de febrero -de hecho, aclaramos en el primer párrafo que la reunión ‘continuaba al cierre de esta edición’-, y nuestra nota salió al otro día (el martes 28), a diferencia de la que publica El País, el miércoles 29”. La declaración pública “oficial” de la reunión llegó al día siguiente, cuando la diaria ya estaba en la calle.

Las posibilidades, en un caso como éste, son dos: 1) salir al día siguiente con la información que hay y usando el espacio que haya podido reservarse hasta última hora (que fue lo que se hizo) o 2) esperar un día más y hacer un artículo más largo, que incluya las declaraciones “oficiales”. Las desventajas de esta última opción, según los responsables de las páginas de política, serían que “estaríamos publicando información un poco ‘vieja’ y alimentaríamos la tesis de que somos ‘un semanario que sale todos los días’. Además, seguramente las redes del FA no aparecerían destacadas en tapa si la información se publicaba el miércoles”.

En cuanto a las observaciones hechas por algunos lectores acerca de que “la diaria dedica mucho espacio a la interna del Frente Amplio”, la respuesta de redacción dice que “además de que existe una línea editorial por la cual nos interesa cubrir la vida del FA y sus sectores, muchas de las discusiones de gobierno se trasladan enteras a la interna del FA. Pasó con el interpretativo de la Ley de Caducidad, con la Ley de Participación Público Privada (PPP), con el presupuesto y las rendiciones de cuentas, con el aborto, etc., temas que se discuten, antes que en el Parlamento o el Ejecutivo, en la interna del FA y que para entenderlos hay que seguir ese proceso”.

Pero no sólo de política viven los lectores de la diaria, y otras secciones también han sido objeto de observaciones y reclamos. Una lectora se quejó de que en la nota firmada por Amanda Muñoz, que salió en la sección Sociedad el 9 de marzo con el título de En la calle, se hacía mención a un grupo de jóvenes “vestidos de verde” que, en la Plaza del Entrevero, “repartían volantes en contra del aborto”. La lectora afirma que “en contra del aborto están todos los jóvenes, vestidos de cualquier color y repartiendo lo que sea” y concluye que estos jóvenes en particular están en contra de su despenalización y por lo tanto “a favor del aborto ilegal”. Es verdad que la nota podía haber aclarado que esos jóvenes se oponían a la despenalización del aborto, pero también es verdad que los volantes simplemente decían que estaban “en contra del aborto”. La conclusión, que hace la lectora, de que oponerse a la despenalización es estar “a favor del aborto ilegal” no puede correr por cuenta de un cronista que cubre los hechos, y en todo caso debe quedar por cuenta de los lectores, como fue el caso.

Harina de otro costal son las notas de corte crítico, y acá sí que es más difícil ponerse de acuerdo. Varios lectores observan que algunas críticas (de libros, de cine, de teatro, de carnaval) son demasiado complejas en su escritura, o que no dicen claramente si el objeto de la crítica es malo o es bueno o que sencillamente afirman algo con lo que el lector no está de acuerdo. Un lector mencionó el uso de expresiones como “gore” “indie” y “naïve” o “naif” y preguntó por qué no pueden ser usadas palabras equivalentes del español. Los responsables de Cultura dieron respuesta a estas cuestiones, aclarando para cada caso lo que obedece a decisiones o políticas editoriales (tanto de los editores como de Corrección) y lo que forma parte del estilo personal de cada crítico. Dentro del primer grupo entraría el uso de palabras como clisé (y no cliché), Beijing (y no Pekín) o brasilero (y no brasileño), que forman parte de las “políticas específicas de Corrección” y cuya elección es deliberada, o el de palabras como gore o indie que, según el editor de la sección Cultura, Gonzalo Curbelo -a cargo del cine, entre otras áreas-, no son “sustituibles por adjetivos como ‘sangriento’ o ‘independiente’, porque más que un atributo específico de la obra significan una aproximación con una corriente estética determinada”, y no tienen una equivalencia castellana exacta. Sobre el término “diegético”, que fue objetado por un lector, ambos editores de Cultura coinciden en señalar que “se trata de un término de narratología” usado ampliamente en trabajos cuyo objeto son los relatos (tanto literarios como cinematográficos).

Más complejo es dar satisfacción a quienes se quejan del estilo particular de tal o cual crítico, y es probable que por razones de espacio no podamos agotar este tema en esta oportunidad. En principio, los editores respetan el estilo de cada crítico en el entendido de que una nota crítica, aunque incluya información, no deja de ser un artículo de opinión. Acerca de la legibilidad de esos textos, José Gabriel Lagos dice que no cree que “toda crítica tenga que explicitar qué tan bueno es su objeto”, aunque sí debe brindar información que ayude al lector a entenderlo por sí mismo. En ese sentido, si no hay una recomendación o un rechazo explícitos “la reseña le exige un esfuerzo extra al lector, y la legibilidad se vuelve clave”.

No están respondidas en esta columna todas las cosas que los lectores plantearon en estos pocos días. Respondimos a lo que nos parecía más significativo o más recurrente, y seguiremos, en próximos encuentros, desarrollando estos temas y los que hayan quedado sin responder. Hasta la próxima, y ¡feliz aniversaria!

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