Opinión Ingresá
Opinión

Foto: Ramiro Alonso

Uruguay corrigió a Montesquieu

2 minutos de lectura
Contenido exclusivo con tu suscripción de pago
Contenido no disponible con tu suscripción actual
Exclusivo para suscripción digital de pago
Actualizá tu suscripción para tener acceso ilimitado a todos los contenidos del sitio
Para acceder a todos los contenidos de manera ilimitada
Exclusivo para suscripción digital de pago
Para acceder a todos los contenidos del sitio
Si ya tenés una cuenta
Te queda 1 artículo gratuito
Este es tu último artículo gratuito
Nuestro periodismo depende de vos
Nuestro periodismo depende de vos
Si ya tenés una cuenta
Registrate para acceder a 6 artículos gratis por mes
Llegaste al límite de artículos gratuitos
Nuestro periodismo depende de vos
Para seguir leyendo ingresá o suscribite
Si ya tenés una cuenta
o registrate para acceder a 6 artículos gratis por mes

Editar

Nuestra Constitución dice que en el Estado tenemos tres poderes: Ejecutivo, Legislativo y Judicial. Pero en la sociedad existen, en la realidad: un Poder Ejecutivo, un Poder Militar y un Poder Massmediático. Había muchos indicios de esto, pero el 20 de setiembre aparecieron las pruebas definitivas. Tres rotativos y un semanario de prestigio coincidieron en atribuir a “fuentes militares” muy gruesos epítetos contra el gobierno y el partido gobernante. El matutino que fue más lejos en la presentación de la noticia tituló, en primera plana: “Informe del Ejército acusa al Frente Amplio de hipócrita y soberbio. Denuncia a todos los partidos por ‘escarnio público de [el comandante en jefe del Ejército, Guido] Manini [Ríos]’”.

Aunque hay una coincidencia muy notoria en las versiones de la misma noticia que dieron –esa misma mañana– todas las publicaciones, puesto que transcriben entre comillas los mismos fragmentos, algunos periódicos atribuyen esos dichos a “fuentes militares” o “altas fuentes del Ejército”, mientras que uno de ellos se refiere a un “Informe del Ejército” y más adelante insiste, en dos oportunidades, en que se trata de un “documento interno elaborado al más alto nivel” o de “un documento de análisis”.

Podemos suponer que las cuatro publicaciones tuvieron acceso a un mismo documento, proporcionado tal vez por una fuente militar de alto nivel, y que las tres primeras –ya sea por prudencia, ya sea por haber recibido advertencias de que se trataba de un documento interno– decidieron referirse a “fuentes militares” en lugar de decir que estaban transcribiendo un “material interno”, mientras que uno de ellos optó por otra postura.

Por la tarde, en una aparición pública del presidente de la República, doctor Tabaré Vázquez, interrogado acerca de esas afirmaciones atribuidas al Ejército, el presidente dijo que había recibido información de altos mandos que le aseguraron que no tenían nada que ver con esas publicaciones.

La existencia del Poder Militar, con o sin “filtración”, resulta muy evidente, no sólo por la violencia de los epítetos hacia el partido gobernante (“hipócrita” y “soberbio”) y la fuerte acusación a “todos los partidos” de “escarnio público a Manini”, sino, ante todo, por su notoria violación de la Constitución, que no permite a los militares emitir opiniones políticas, salvo el voto.

La existencia del poder massmediático también quedó totalmente reconocida y admitida, porque si –tal como afirmó el presidente de la República– no correspondía atribuir semejantes afirmaciones (en grandes titulares y a primera página) al Ejército, resultaba obvio que a ese matutino debía reclamársele, al menos, un desmentido.

En lugar de la Constitución y las leyes, predominaron el Poder Militar y el Poder Massmediático.

Las ideas de Montesquieu

Montesquieu pensó en tres poderes de un Estado para lograr un equilibrio entre ellos. Y si bien es cierto que ese equilibrio no siempre funciona y que aparecen evidencias de ello en muchos casos relevantes, su existencia imperfecta también se aprecia cuando se compara con gobiernos de facto.

¿Es posible un equilibrio entre los tres poderes reales de la sociedad actual? En una sociedad competitiva por su sistema económico, no puede pensarse en ningún equilibrio entre estos tres poderes que señalamos. Y en una pequeña sociedad dependiente, como es la nuestra (0,04 por ciento de la población del planeta) ese equilibrio precario sólo se mantiene mientras no perturbe los intereses del imperialismo, lo que tal vez explique la actitud más que prudente del Poder Ejecutivo.

En los últimos años, el imperialismo en nuestro continente aplicó “golpes blandos” o civiles, en lugar de golpes militares, pero también hay que prever una combinación de ambos métodos.

Roque Faraone es escritor y docente.

¿Te interesan las opiniones?
None
Suscribite
¿Te interesan las opiniones?
Recibí el newsletter de Opinión en tu email.
Recibir
Este artículo está guardado para leer después en tu lista de lectura
¿Terminaste de leerlo?
Guardaste este artículo como favorito en tu lista de lectura