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Tabaré Vázquez: la revolución democrática del siglo XXI

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Tabaré Vázquez cambió la historia política de Uruguay. Fue el primer intendente y el primer presidente de izquierda. Además, fue dos veces presidente de la República, logros que habían obtenido con antelación José Batlle y Ordóñez (1903-1907 y 1911-1915) y Julio María Sanguinetti (1985-1990 y 1995-2000).

Hay similitudes entre los gobiernos de José Batlle y Ordóñez y de Tabaré Vázquez. Ambos gobernaron en las primeras dos décadas del siglo: Batlle y Ordóñez en las primeras dos décadas del siglo XX y Vázquez en las primeras dos décadas del siglo XXI. Ambos iniciaron sus mandatos en medio de dificultades económicas. A pesar de ello, fueron revolucionarios en las reformas sociales que implementaron.

Batlle y Ordóñez tenía la concepción del republicanismo solidarista, que concebía a la libertad como autonomía del sujeto y al Estado como instrumento de acción pública; en definitiva, el Estado como escudo de los más débiles.

Vamos a poner dos ejemplos de cambios profundos de los gobiernos de Batlle y Ordóñez.

En su primera presidencia, Batlle y Ordóñez sufrió una crisis económica producto de la revolución de Aparicio Saravia de 1904, que no le permitió llevar adelante algunas reformas que pretendía. Por ejemplo, el primer proyecto de ley de limitación de la jornada se presentó año 1906 y no se aprobó, y luego se aprobó la ley de ocho horas en 1915, en el gobierno de Feliciano Viera, a través de un proyecto de ley que se había presentado en el segundo gobierno de Batlle y Ordóñez. Esta ley perseguía una utopía: que el trabajador tuviera ocho horas de trabajo, ocho horas para descansar –dormir– y ocho horas de ocio. No hay que olvidar que hasta ese momento existían jornadas de trabajo de 12 y 14 horas, inclusive en niños.

En el primer gobierno de Batlle y Ordóñez se presentó la primera ley de divorcio. El historiador Benjamín Nahum señala que la ley de divorcio tiene su antecedente en un proyecto de ley presentado en 1905 por el diputado Carlos Oneto y Viana, cercano a Batlle y Ordóñez. Dicho proyecto de ley fue aprobado en 1907 (Ley 3.245), en el gobierno de Claudio Williman. Contra la ley de divorcio de 1907 se levantaron mujeres católicas que estaban en desacuerdo con el divorcio. Las leyes innovadoras siempre generan resistencias. Con posterioridad a la ley de divorcio de 1907, entró en vigencia una ley que permitió a las mujeres divorciarse por su sola voluntad, la Ley 4.802 de 1913 –segundo gobierno de Batlle y Ordóñez–, proyecto presentado por Domingo Arena, con el argumento del filósofo Carlos Vaz Ferreira que señalaba que “tratar igual a los desiguales a veces aumenta la desigualdad, y más que un feminismo de igualación había que generar un feminismo de compensación”. Esa ley le otorgaba a la mujer la oportunidad de divorciarse sin necesidad de contar con testigos, en una época en que estaba “mal visto” divorciarse, principalmente si se era mujer. Hay que tomar en consideración que la mujer casada en esa época era incapaz legal, por tanto, el marido era su representante legal.

Tabaré Vázquez asumió la presidencia en 2005, en un momento en el que, producto de la crisis económica de 2002, había una alta desocupación y un aumento de la pobreza y de la indigencia. En el primer gobierno de Vázquez se creó el Ministerio de Desarrollo Social (Mides) mediante la ley con declaratoria de urgente consideración 17.866, del 21 de marzo de 2005, y el Plan de Emergencia, en un momento en que eran fundamentales dichos instrumentos para atender la pobreza e indigencia que había dejado la crisis de 2002.

Además, hizo transformaciones en la legislación laboral. Como primera medida, comenzó a convocar a los Consejos de Salarios, que se habían dejado de convocar en el gobierno de Luis Lacalle Herrera (1990-1995). Respecto del derecho colectivo del trabajo, se deben mencionar la Ley de Libertad Sindical (17.940, de 2006) y la Ley de Negociación Colectiva (18.566, de 2009). Respecto del derecho individual del trabajo, se aprobaron la Ley 18.065, del 27 de noviembre de 2006, que regula el trabajo doméstico; y la 18.441, del 24 de diciembre de 2008, que regula la limitación de la jornada y los descansos de los trabajadores rurales, y entró en vigencia la Ley 18.561, del 11 de setiembre de 2009, de acoso sexual.

En materia de descentralización territorial a nivel de los gobiernos departamentales, la Ley 18.567, del 13 de setiembre de 2009, estableció que las autoridades locales se denominarían “municipios”, dando cumplimiento a la reforma constitucional de 1996, que buscaba la descentralización dentro de los departamentos.

En la historia de Uruguay del siglo XXI, Tabaré Vázquez como presidente de la República será considerado con la misma importancia que José Batlle y Ordóñez para el siglo XX.

En materia de salud, se creó el Sistema Nacional Integrado de Salud, que en este momento es un instrumento fundamental para enfrentar la pandemia de la covid-19.

La política antitabaco implementada por Vázquez fue fundamental, y a partir de ello hubo un cambio cultural en esta materia.

En educación, el Plan Ceibal fue revolucionario, puesto que permitió que a cada niño de la escuela pública se le entregara una laptop (ceibalita), como un instrumento para lograr la igualdad en el acceso a la educación.

En el segundo gobierno de Vázquez, cuando ya no existía el “viento de cola”, se comenzó a implementar el Sistema Nacional Integrado de Cuidados, que también es revolucionario. Esa política está siendo desmantelada en este gobierno. Es lo que ocurre en la política, “impulso y freno”, como lo señala Gerardo Caetano en el libro La república batllista. En los dos gobiernos de Batlle y Ordóñez en su política hubo “impulso y freno”, y en el segundo gobierno de Tabaré Vázquez ocurrió lo mismo, porque pensaba implementar con más profundidad el Sistema Nacional Integrado de Cuidados y no pudo hacerlo, y pretendía destinar 6% del Producto Interno Bruto a la educación y no se alcanzó a ese porcentaje.

Vázquez, como otras figuras políticas de Uruguay –Batlle y Ordóñez, Wilson Ferreira, Liber Seregni–, adquirió una estatura de estadista, y ya no es una figura del Frente Amplio sino de todo el país. Como señaló el ex presidente José Mujica: “Tabaré no es sólo del Frente Amplio, es del pueblo uruguayo”.

En definitiva, en la historia de Uruguay del siglo XXI, Tabaré Vázquez como presidente de la República será considerado con la misma importancia que José Batlle y Ordóñez para el siglo XX.

Pablo Rodríguez Almada es doctor en Derecho y Ciencias Sociales. Tiene un posgrado de especialización en Derecho Constitucional y Derechos Humanos. Es docente universitario.

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