Opinión Ingresá
Opinión

El rapto de la novia en Kirguistán

7 minutos de lectura
Contenido exclusivo con tu suscripción de pago
Contenido no disponible con tu suscripción actual
Exclusivo para suscripción digital de pago
Actualizá tu suscripción para tener acceso ilimitado a todos los contenidos del sitio
Para acceder a todos los contenidos de manera ilimitada
Exclusivo para suscripción digital de pago
Para acceder a todos los contenidos del sitio
Si ya tenés una cuenta
Te queda 1 artículo gratuito
Este es tu último artículo gratuito
Nuestro periodismo depende de vos
Nuestro periodismo depende de vos
Si ya tenés una cuenta
Registrate para acceder a 6 artículos gratis por mes
Llegaste al límite de artículos gratuitos
Nuestro periodismo depende de vos
Para seguir leyendo ingresá o suscribite
Si ya tenés una cuenta
o registrate para acceder a 6 artículos gratis por mes

Editar

Ala Kachuu, una expresión que seguramente sea poco conocida para la mayoría de las personas de nuestro país, es, por el contrario, una realidad muy presente para las mujeres y adolescentes de algunos países del mundo.

Ala Kachuu, “tomar y volar”, “atrápala y corre”, es una expresión que se utiliza en Kirguistán, país ex miembro de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, y que refiere a la práctica del “rapto de la novia”, la cual no posee ningún significado oculto más que lo entendible por el propio nombre.

Esta práctica, que históricamente ha estado presente en muchas realidades del mundo en países como México o Chechenia, también existe en la vida diaria de las ex repúblicas soviéticas, algunos países africanos e incluso en América del Sur, en comunidades dentro de las tribus de la Amazonia.

Hoy, en pleno siglo XXI, y aunque resulte difícil de entender, la práctica del “rapto de la novia” continúa existiendo y constituye 60% de la totalidad de matrimonios concretados en países como Kirguistán

Algunos siglos atrás, las mujeres en estos países eran secuestradas a caballo para ser obligadas a contraer matrimonio con sus secuestradores; hoy, en pleno siglo XXI, y aunque resulte difícil de entender, esta práctica continúa existiendo y constituye 60% de la totalidad de matrimonios concretados en países como Kirguistán.

Es menester destacar que la información de fácil acceso sobre estos temas no abunda y que por esa causa esta situación no resulta tan visible o presente para esta parte del continente. Pero lo cierto es que desde el siglo XX, y con la anexión a la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas de países como Kirguistan, Uzbekistan o Kazajistán, la tendencia a contraer matrimonio por estos medios cobró un dinamismo difícil de controlar, especialmente en países en los que las costumbres toman una dimensión de formalidad tan grande que se constituyen, en algunos casos, en una suerte de derecho consuetudinario.

Atrápala y corre

Si bien no existe una forma única para llevar a cabo esta práctica, en la mayoría de los casos la táctica es la misma, aunque puede tener algunos matices, dependiendo muchas veces de si el rapto se produce en una ciudad o en algún pueblo. Generalmente la novia es elegida por la familia del futuro novio (secuestrador de la mujer) en base a criterios diversos, situación económica, prestigio social, etcétera, y se acuerda el rapto con familiares o amigos del novio (secuestrador), pudiendo también contratarse a personas a cambio de dinero para realizar el acto.

Ya sea en la calle, manejando un auto o en la propia casa de la joven, cuando esta se pueda encontrar sola, los secuestradores realizan el rapto, muchas veces a plena luz del día, y la trasladan a la casa de la familia del futuro novio para intentar convencerla, mediante hostigamientos verbales y físicos, de que no huya y acceda al matrimonio forzoso.

Es dable destacar que en países como Kirguistán basta con que la mujer pase una sola noche fuera de su casa para que su honra sea tirada al piso y su imagen, ante los ojos de la sociedad, quede completamente manchada, no pudiendo contraer matrimonio con nadie más, ya que termina convirtiéndose en una mujer repudiada por la sociedad.

Donde esta práctica existe, las posibilidades de empoderamiento económico son casi inexistentes para el género femenino, y las mujeres, aun después de la niñez, son dependientes económicamente de su familia biológica o la de su marido

Debemos entender que en muchos pueblos de este país y de otros donde esta práctica existe, las posibilidades de empoderamiento económico son casi inexistentes para el género femenino, y las mujeres, aun después de la niñez, son dependientes económicamente de su familia sanguínea o de la familia de sus maridos, razón por la cual una mujer repudiada por la sociedad queda a merced de un destino incierto.

Es por esta razón que, en paralelo al secuestro, la familia del secuestrador intenta sobornar a la familia de la joven secuestrada para comprar su visto bueno y de esa forma obtener la aprobación del casamiento. Muchas veces, dependiendo de la situación económica de la familia y el lugar donde se produce el rapto, los sobornos se hacen con dinero o simplemente con algún animal que servirá de comida para las familias, que en muchos casos son constituidas por varias bocas para alimentar.

La huida, o no…

Además de las negociaciones con la familia de la joven secuestrada y los hostigamientos de la familia del secuestrador a la joven, la realidad se ennegrece aún más para ella si no logra escaparse rápido, ya que en la mayoría de los casos el secuestro viene acompañado de la violación de la mujer, para que una vez que se la debilite, mental, emocional y físicamente termine desistiendo de la idea de recuperar su libertad.

No resulta muy difícil llegar a desistir de la esperanza de un futuro mejor y en libertad, teniendo presente que lo que la sociedad le puede ofrecer bajo sus condiciones es el desprecio y nulas posibilidades de empoderamiento, no viendo ninguna otra salida posible más que la resignación y el matrimonio con su secuestrador.

Cuando la mente llega a un punto de quiebre en el que la lógica y la razón se anulan, cuando el cuerpo la acompaña en el cansancio exhaustivo y cuando los sentimientos no encuentran consuelo, es allí que aparece el deseo de morir, y es allí donde la víctima termina optando por quitarse la vida, incluso en los casos de aquellas que lograron huir de la familia secuestradora.

Los novios reales de estas mujeres secuestradas, es decir, los elegidos por mutuo consentimiento, no tienen voz ni voto en la situación, ya que la mujer pertenece a su familia sanguínea y es esta la que toma las decisiones sobre su vida

Pero ¿qué pasa con aquellas que son secuestradas teniendo una relación amorosa con algún hombre? Lo cierto es que los novios reales de estas mujeres secuestradas, es decir, los elegidos por mutuo consentimiento, no tienen voz ni voto en la situación, ya que la mujer pertenece a su familia sanguínea y es esta la que toma las decisiones sobre su vida.

Unas sí, ¿y otras?

Resulta interesante reflexionar sobre el impacto de estos acontecimientos en la visión global y el accionar en torno a estas situaciones. Si hablamos de secuestros masivos de mujeres que son obligadas a contraer matrimonio mediante la fuerza, hace sólo algunos años el mundo se horrorizaba por los secuestros de cientos de mujeres, niñas y adolescentes perpetrados por grupos terroristas como Boko Haram en Nigeria o el archiconocido Estado Islámico en Siria e Irak.

Sin embargo, los matrimonios forzosos en Kirguistán y los demás países mencionados se suscitan antes y después de Boko Haram y la era de Estado Islámico. Entonces, ¿por qué no hay tanta difusión de estos casos en la prensa internacional en reclamo de que terminen estas prácticas a los gobiernos competentes y a la comunidad internacional como observador y actor de presión sobre estos temas?

En los últimos años ha habido un aumento significativo en la difusión de los efectos negativos y del carácter ilegítimo de esta práctica por parte de los medios de comunicación

Según el informe de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en el marco de la Convención sobre Eliminación de todas las formas de Discriminación contra la Mujer del 15 de octubre de 2019, en relación al seguimiento presentado por Kirguistán, en lo que respecta a la prevención y sensibilización sobre la práctica del “rapto de la novia”, en los últimos años ha habido un aumento significativo en la difusión de los efectos negativos y del carácter ilegítimo de esta práctica por parte de los medios de comunicación.

A su vez, esta atención a los raptos ha sido acompañada de campañas divulgativas en la sociedad kirguís, donde se informa sobre la ilegalidad del rapto y de los matrimonios precoces. Pero, según el propio informe de la ONU, Kirguistán ha violado la convención de forma sistemática al no prevenir los casos de rapto de mujeres con el fin de contraer matrimonio, y tampoco ha asistido a las víctimas ni ha enjuiciado debidamente a los autores de este delito.

Más adelante, el informe revela que el Ministerio de Finanzas informó a la ONU sobre su incapacidad de elaborar y aprobar un programa de ayuda de viviendas para las víctimas y sus hijos, a causa del déficit del presupuesto nacional, por lo que determinó que la ayuda debe de ser financiada por los autores de los actos, en concepto de daños morales.

Recordemos que Kirguistán, según el Consejo Económico y Social de la ONU, en su Documento de Programa para el País, Kirguistán, 2017, menciona que la economía de este país es de ingresos medianos y bajos, el índice de pobreza es de 32% y el índice de pobreza crónica se aproxima a 10%.

¿Qué esperar?

Desde el ámbito académico, el trabajo para incluir la agenda de género en la currícula de los colegios y las universidades continúa. La academia kirguisa de educación, según el informe de la ONU de 2019, ha elaborado e incorporado 72 horas de cursos temáticos sobre las cuestiones de género.

Por otra parte, el país cuenta con una asociación de centros de crisis compuesta por 12 centros que proporcionan asistencia médica, psicológica y jurídica. Cuenta con asistencia telefónica las 24 horas, así como con prestación de servicios de hogares de tránsito e iniciativas educativas.

Sin duda el recorrido es largo y la educación se presenta como pilar sustancial para construir en el colectivo social de la cultura de estos pueblos el derecho a la libertad para el género femenino

Si bien estos aspectos merecen ser destacados y fomentados para continuar la labor en el país en ayuda a las mujeres, adolescentes y niñas que atraviesan esta situación, sin duda el recorrido es largo y la educación se presenta como pilar sustancial para construir en el colectivo social de la cultura de estos pueblos el derecho a la libertad para el género femenino.

Desde afuera, contribuir a la difusión, diálogo y conocimiento de estas prácticas es un primer paso que, para quienes tienen conocimiento de esta situación, resulta inevitable dar conforme a una búsqueda de derechos globales para el género femenino, en donde los derechos de las mujeres de Kirguistán no deben olvidarse.

Ana Laura de León es licenciada en Relaciones Internacionales y posgraduada en Estudios Internacionales, especializada en el área del mundo árabe y en Medio Oriente

¿Tenés algún aporte para hacer?

Valoramos cualquier aporte aclaratorio que quieras realizar sobre el artículo que acabás de leer, podés hacerlo completando este formulario.

¿Te interesan las opiniones?
None
Suscribite
¿Te interesan las opiniones?
Recibí la newsletter de Opinión en tu email todos los sábados.
Recibir
Este artículo está guardado para leer después en tu lista de lectura
¿Terminaste de leerlo?
Guardaste este artículo como favorito en tu lista de lectura