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Deporte, ciudad sostenible y tecnológica hacia el 2050

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“El deporte gana espacios en la consideración pública y en la atención política de manera constante. Se incorpora a los hábitos, costumbres y estilos de vida de la gente, progresiva y vertiginosamente. [...] Con el paso del tiempo, se ha constituido no sólo en un instrumento extraordinario para la prevención de enfermedades y la promoción de la salud, sino además en una poderosa herramienta educativa y plataforma de inclusión e integración social...”2, el deporte es un factor de desarrollo multidimensional.

En los últimos años el trabajo en materia de desarrollo de la actividad física (tanto en espacios públicos como privados), la promoción en salud, el turismo deportivo, el complejo económico deportivo, las iniciativas de participación ciudadana, la perspectiva medioambiental asociada, el impacto en innovación y el desarrollo de las TICs aplicadas a la recreación, la potencia asociativa y de construcción de ciudadanía del deporte, entre otras, son líneas de trabajo cada vez más presentes en políticas y estrategias del deporte en los planes de gestión y desarrollo de las ciudades.

Los cambios culturales, las nuevas maneras de relacionarnos con el prójimo, con nosotros mismos o con el ambiente, así como las modificaciones que generan en la cotidianeidad la hiperconexión y el avance tecnológico, nos desafían a pensar con otras lógicas las políticas que prefiguren la ciudad con mirada de largo plazo. En ese marco, y atentos a las buenas prácticas que se han implantado o se ponen en debate, más allá de medidas concretas queremos poner a consideración algunos conceptos: pensar con lógica de sociedad deportiva, de modo de reconocer al deporte como una política de primer orden, no subsidiaria, pero sí articuladora y generadora de transversalidades; propender a un urbanismo deportivo que diseñe una capa de planeamiento pasible de superponerse y complementarse con los servicios y redes estructurantes; el desarrollo urbano y la planificación territorial, en general en las ciudades costeras y particularmente en Montevideo, tienen una oportunidad única en la explotación de sus playas y costas para la explotación turismo deportivo, que a su vez es una opción de desarrollo, de generación de recursos, de usos deportivos con bajos costos y de posicionamiento internacional de nuestra capital; aprovechar la potencia de la tecnología para generar sinergias de innovación convergentes para pensar usos, impactos sostenibles, soluciones desafiantes que construyan identidad y pertenencia; generar espacios colaborativos sensibles a las tendencias y necesidades que los ciudadanos y los deportistas proponen; conformando, finalmente, una ciudad activa que sea soporte físico y de servicios para una vida más sana, con mejor convivencia, una ciudad integrada que permita mirar al 2050 con herramientas sólidas para atender los desafíos de un mundo que desconocemos como será.

Sociedad deportiva

Las ciencias sociales han llegado a considerar al deporte como metáfora de la sociedad. Es una mirada muy difundida la que le reconoce al deporte un rol socializador e integrador, incluyendo los análisis o las investigaciones históricas sobre y desde los inicios del deporte moderno y su papel en la construcción de las naciones americanas a fines del siglo XIX e inicios del XX.

El deporte refleja los más amplios procesos sociales de un tiempo, un lugar y una cultura y muy a menudo contribuye a modificarlos. Asimismo, a nivel más restringido, el deporte es un mecanismo de socialización (por supuesto), pero también de distinción y de identidad colectiva, o de inclusión e incorporación urbana y social.

El fenómeno deportivo ha acumulado reflexión y volumen de desarrollo teórico que brindan miradas integrales a sus múltiples niveles de interrelación con otras políticas y le constituyen en una política pública de primer orden. Autores como Marc Augé hablan del deporte como un “hecho social total”3, donde el deporte es capaz de representar a las sociedades en las que se desarrolla. Además, su capacidad intrínseca de innovación, cambio y adaptación, le dan una importancia superlativa para quienes planifican estratégicamente las ciudades o las políticas públicas en general.

El deporte se puede analizar a través de diferentes dimensiones: social, educativa, económica, cultural, científica, tecnológica, territorial, etc.; de sus diferentes modos de practicarlo: individual, comunitario, recreativo, amateur, profesional, en el ámbito educativo, etc.; asimismo, las escalas en las que se desarrolla son tanto barrial, como urbana, territorial, nacional, regional e internacional.

Iniciativas como la Alianza Green Sports (GSA) se apalancan en la relevancia cultural y de factor de desarrollo del deporte para promover la energía renovable, la alimentación saludable, el reciclaje, el uso eficiente y responsable del agua, los productos químicos más seguros y otras prácticas medioambientalmente responsables en instalaciones deportivas y en comunidades, la influencia y la potencia del ámbito deportivo como caja de resonancia de estas iniciativas pueden ser determinantes en el cambio cultural, organizacional, ambiental y social que se busca.

El Cuarto Sector es otro ámbito internacional colaborativo que busca articular a la administración (gobierno), al sector privado (con fines de lucro) y al sector social (ONGs, empresas de la Economía Social, otras organizaciones sin fines de lucro), para avanzar en el desarrollo sostenible integrando objetivos sociales y/o ambientales con métodos empresariales y con la estructura del sector público.

El marco teórico que constituye todo lo anterior, fundamenta la centralidad del deporte en la construcción colectiva de la mirada del Montevideo 2050.

Urbanismo deportivo

El deporte al aire libre tiene alto nivel de preferencia, no sólo en Uruguay, sino en todo el mundo. La actividad física y la práctica deportiva en el espacio público están siendo temas claves a abordar desde las políticas públicas deportivas; ahora bien, los cambios que se producirán a partir de la epidemia del COVID19 obligarán a incorporar pautas hasta ahora no consideradas.

Si aceptamos la hipótesis de que el desarrollo y la promoción del deporte (en su acepción más amplia) implica el desarrollo de las culturas física, recreativa y deportiva, y que el mejor urbanismo debe favorecer la cohesión social y económica en la ciudad, de forma que propicie el desarrollo, promoción y sustentabilidad de la mayor, mejor y más democrática calidad de vida de los ciudadanos, podemos concluir que desarrollar espacios públicos para que las tres dimensiones de la cultura física detalladas se potencien, nos lleva a proyectar los ejes estratégicos para pensar y construir las ciudades del futuro.

“El deporte y la ciudad interactúan y generan impactos mutuos, constantemente y en ambas direcciones, a diferentes niveles, según sea el tipo cualitativo, especifico y cuantitativo, de actividad “deportiva y recreativa” que se considere. En todo contexto urbano, vamos a detectar la necesidad y la demanda de espacios necesarios para el desarrollo potencial de las actividades “deportivas y recreativas”, de personas y colectivos, en función de determinadas exigencias básicas requeridas:

  1. Para JUGAR y SOCIALIZARSE, en el ámbito más próximo posible al núcleo residencial;
  2. Para mantener un bienestar saludable con la práctica de ACTIVIDAD FÍSICA, RECREATIVA Y DEPORTIVA, habitual…con posibilidad de acceso diario;
  3. Para ser escenario de EVENTOS deportivos PUNTUALES, de carácter circunstancial y corta duración;
  4. Para la puesta en forma, el mantenimiento y el ejercicio habitual de la COMPETENCIA en DESTREZAS, en el ámbito del deporte y la recreación, con ritmos de práctica habitual…en general de acceso diario;
  5. Para la celebración de ESPECTÁCULOS DEPORTIVOS (cíclicos, habituales o circunstanciales de media duración);
  6. Para la celebración de EVENTOS Y ESPECTÁCULOS RECREATIVOS (circunstanciales, de media duración);
  7. Para usos POLIVALENTES Y POLIFUNCIONALES en el entorno del deporte y la recreación (circunstanciales)”1

Todo lo anterior determina usos, equipamientos, restricciones, acuerdos y convenios de gestión, así como condiciona las decisiones urbanísticas en la medida de que requiere reservas, diseños, reglamentos de ocupación y de usos compartidos en los que todos los actores y agentes participantes deben hacerse cargo de las responsabilidades correspondientes.

Aún hoy, pese a una focalización clara e histórica en los planes de infraestructura, ordenamiento y equipamiento urbanos, Montevideo presenta al menos dos realidades en su conformación urbanística. Por un lado los barrios de territorios consolidados hace 40 años,donde los servicios públicos, las comodidades, la accesibilidad, la iluminación, etc., permiten usar los espacios para actividades deportivas (zonas de la ciudad, además, que son las que cuentan con mejores y más completos servicios deportivos privados); pero, en contraste, existen barrios que se desarrollaron de modo desordenado y que en los últimos años están siendo atendidos por políticas públicas (que siguen sin poder cerrar la brecha de inequidad del acceso a las instalaciones, no sólo por necesidad de más instalaciones, sino también por problemas de acceso a las existentes) y que tienen mucha menor densidad y calidad de servicios privados para la práctica deportiva. Estos planes generales para atender estas zonas aún relegadas deberían, además, complementar los estructuradores de ciclovías, los sistemas de parques y espacios públicos no específicos, así como los que genera el sistema educativo.

El espacio público está sufriendo un proceso sistemático e interesado de eliminación y despersonalización promovido por las nuevas tendencias de desarrollo. Ese espacio, que es EL espacio de socialización, conformación de identidad y de convivencia sostenible, debe ser defendido promoviendo la apropiación colectiva del mismo. El deporte, la recreación y la actividad física meramente lúdica, conforman una acción social de inmenso potencial para que esa apropiación se produzca. Saskia Sassen lo dice bellamente: “El espacio público es un lugar, un momento, en trayectorias complejas donde puede haber igualdad, la igualdad no existe, existe como una condición momentánea de igualdad en el transporte público, en la plaza, en la calle...”.

Turismo deportivo

Las experiencias internacionales exitosas, como Barcelona o Río de Janeiro, entre otras, en las que la propia geografía del lugar ha sido incorporada o apropiada para y por los usos deportivos, sumado a nuestra tradición deportiva, dan validez a una propuesta integral de Montevideo Ciudad de Turismo Deportivo.

En los últimos años se fue construyendo -y mejorando- el parque de instalaciones deportivas de Montevideo con algunas soluciones última generación, como el Antel Arena, el Estadio Charrúa, el Centro de Entrenamiento de Deportes de Combate, el Centro de Entrenamiento de la Federación de Basquetbol o la pistas de atletismo, entre otras. Este avance le da a Montevideo potencial para la práctica, el entrenamiento y la competencia.

Este potencial en instalaciones tiene un complemento ideal a la hora de proyectar una ciudad deportiva con fuerte impulso al turismo y las actividades anexas: las condiciones geográficas y climáticas.

En el año 2009, Uruguay fue creador de los Juegos Sudamericanos de Playa, con Montevideo como epicentro, aunque en esa edición algunos deportes derramaron hacia otras locaciones del país, en particular Maldonado.

Nuestra capital no sólo se tienen algunos espacios singulares para la práctica deportiva -como la Playa Pocitos, que cuenta con un amplio espacio que nunca es inundado por el río, lo que da una oportunidad única-; sino que también tiene condiciones excepcionales “de mar” -como dicen los atletas de los deportes náuticos-: el Río de la Plata es una escuela perfecta por su variabilidad de vientos, corrientes, climas, etc.; por de la seguridad y la facilidad de acceso el Río Santa Lucía es otro espacio con potencial turístico y deportivo; y, por si fuera poco, el Cerro de Montevideo y la bahía del puerto forman un espacio natural que podría ser acondicionado para facilitar y promover la práctica de deportes aéreos (aladeltismo, parapente, etc.); por último, aunque seguramente encontremos otras oportunidades o los propios usuarios las vayan descubriendo, creando e incorporando a las prácticas deportivas, tenemos el Montevideo rural, con la posibilidad de desarrollar deportes en la naturaleza (senderismo, ciclismo MTB, cross country, atletismo a campo traviesa, etc.).

Explotar las condiciones naturales, topográficas, hidrográficas, de clima, para prácticas deportivas, en un país y una ciudad reconocidas por su seguridad, por la excelente conectividad, por la facilidad de acceso rápido a todos esos puntos, es una oportunidad de generación de actividades deportivas, de generación de recursos genuinos en espacios que no siempre son explotados, dinámicas que derraman en otras actividades económicas, tales como turismo, gastronomía, cultura, tecnología, indumentaria y equipamiento deportivo.

Tecnología

El desarrollo acelerado de las nuevas tecnologías de comunicación, de gestión y autogestión, de acceso a aplicaciones e información de toda índole, generan –o pueden generar– disrupciones en el uso del espacio público, así como determinarán nuevas demandas en virtud del avance de formas de trabajo automatizado, autónomo, deslocalizado, etc.. Estas variantes generarán aumento de tiempo libre, tarde o temprano, con el consiguiente y deseable incremento de la demanda de espacios para la recreación.

La creación de infraestructuras supone costes y beneficios para todas las personas de la ciudad. El impulso al capital social local mediante proyectos deportivos puede ayudar a la creación de nuevas relaciones, aumento del sentido comunitario, la mejora de la convivencia o el surgimiento de nuevas empresas, más allá de las personas que directamente practican deporte.4

La multiplicidad de actores que ocupan lugares (instituciones públicas y privadas, clubes, organizaciones de nuevo tipo, individuos independientes, etc.), asumen roles, generan iniciativas o nuevos modelos. Aprovechando,además,las nuevas tendencias y herramientas de gestión, nos ponen ante la posibilidad de construir “Gobernanzas 2.0”

El deporte tiene dinámicas propias, capacidad de adaptación e incorporación de novedades como pocas actividades; aprovecharlas para fortalecer y desarrollar nuevos modelos deportivos parece una oportunidad para construir más y mejor ciudadanía, más y mejor ciudad, más y mejor sociedad organizada.

Innovación

En los últimos años, especialmente las últimas tres décadas, la gestión de la innovación en el deporte ha tenido un fuerte impulso que instala nuevos ejes de desarrollo tecnológico, convergiendo para optimizar y desarrollar nuevas prácticas y tendencias deportivas. Desde las políticas públicas, atender al desarrollo de la innovación tecnológica comprende favorecer asignación de recursos (educativos, económicos, de instalaciones, técnicos, científicos, etc.) con direccionamiento específico, en este caso, al deporte. Apuntar a nuevos desarrollos sociales que cuenten entre sus principios la creatividad, la participación y el conocimiento, tendrán terreno fértil en el campo de la innovación en deporte.

La innovación, en el presente y cada vez más, ocurre y se desarrolla en entornos y sistemas específicos, creados, sostenidos y desarrollados a tal fin; es un proceso dinámico, sistémico, con múltiples confluencias en el que la colaboración y las interacciones son claves para avanzar en nuevas soluciones.

Pensar la ciudad y el territorio como un ecosistema que facilite el desarrollo de la innovación nos puede llevar a imaginar un Montevideo Hub de Innovación Deportiva con foco en el 2050. Estas actividades pueden atraer iniciativas económicas, eventos, proyectos, crear fuentes de trabajo y cambiar radicalmente el sistema deportivo metropolitano y del país. Facilitar la instalación, sostenibilidad y desarrollo de la innovación deportiva puede ser un diferencial territorial, social, económico y cultural.

La principal característica que hace de la herramienta del “Hub” una opción potente; es la de ser un conector horizontal (creador de redes) de avances científicos, tecnologías y capacidades, entre los diferentes agentes del ambiente innovador: empresas, academia y administración; la presencia del usuario en el sistema es la que genera el modelo de Cuádruple Hélice en el proceso de desarrollo, son los “prosumidores”, nuevos actores del mercado. Especial importancia puede tener, en esta articulación horizontal para el caso particular de Montevideo, la experiencia desarrollada desde el área de Economía Social y Solidaria de la Intendencia. El espacio de coworking Enlace es una expresión de la misma y debe ser incluida entre los actores.

Fomentar, analizar, estudiar y estimular tendencias ciudadanas que impulsen políticas públicas de respeto ambiental, de ecorresponsabilidad, inclusividad y equidad tiene valor en sí mismo, pero si además son generadoras de recursos económicos, desarrollos productivos, empresariales, de retorno cultural, ambiental y social, la ecuación adquiere un potencial que debe ser considerado y articulado con las demás líneas y acciones de desarrollo productivo y económico territorial.

Como valor agregado relevante, la inclusión de la ciudadanía en el sistema de innovación, está alineada con las buenas prácticas que fomentan el control ciudadano, la transversalidad, la participación, la profundización de la gobernanza y la gobernabilidad; todas estas características encuentran en el movimiento deportivo contemporáneo correlatos interesantes en la aparición de nuevas prácticas y tendencias deportivas que se instalan espontáneamente más allá de lo orgánico o institucionalizado.

En conclusión, la innovación deportiva puede discurrir bajo el modelo de Triple Hélice que tiene como foco el desarrollo económico, así como el de Cuádruple Hélice que permite incorporar la innovación social, con la ciudadanía ocupando un rol central de control, testeo y direccionamiento de las soluciones. Ambos modelos pueden convivir dependiendo de la circunstancias sociales, económicas o territoriales.

Ciudad adaptativa

La velocidad de los cambios, apalancados por los avances de las TICs y por la inmediatez de la demanda y la participación horizontal, generan dinámicas que las administraciones suelen no estar en condiciones de acompañar, aunque la propia herramienta de las TICs permitiría desarrollar sistemas “sensibles” desde el ámbito público que colaboren en detectar las nuevas demandas, necesidades y oportunidades que se presentan; generar esta sensibilidad de la administración es un desafío que podría transversalizar miradas y acercamientos a la ciudadanía para y desde diversas áreas de la gestión municipal. Las propias herramientas tecnológicas facilitan el desarrollo, implementación y difusión de redes de detección y colaboración entre todos los agentes implicados (ciudadanía, academia, administración, organizaciones privadas y empresas).

Un desafío contemporáneo de esta capacidad de adaptarse a los cambios se hace patente si tomamos nota de que, sin saber exactamente cuales, los espacios públicos y sus usos recreativos deberán incorporar modificaciones de diseño, nuevas pautas sanitarias, de uso compartido, etc., como consecuencia de la pandemia del COVID19.

Ciudad activa

La reflexión, importancia y acumulación de evidencia respecto del uso de medios de transporte activos, específicamente la bicicleta, ha alcanzado un nivel de maduración tal que justifica una mención específica del mismo.

Los usos más masivos de los medios de transporte son los de la concurrencia a lugares de trabajo o de estudio, en consecuencia, parece ser una buena manera de fomentar el uso de la bicicleta generar facilidades en esos lugares, en tal sentido hay medidas que pueden adoptarse desde el ámbito público, a modo de ejemplo: a) diseño y desarrollo de una infraestructura vial “cicloamistosa”, b) compensación económica que estimule la instalación de duchas en las empresas, c) duchas en las organizaciones públicas, d) duchas en los lugares de estudio, e) asistencia gratuita de averías en el desplazamiento, f) lugares de estacionamiento adecuados y protegidos, etc.

Tras andar a pie, rodar en bicicleta es la forma más usada para trasladarse en el mundo, economía de adquisición y uso, respeto medioambiental, salud, facilidad de uso, salud, placer, son algunas de las razones.

Según estudios internacionales, la bicicleta es ventajosa con respecto de otros vehículos a motor de explosión o eléctricos en recorridos urbanos de hasta cerca de 8 km., la salud de las personas y de las ciudades se benefician de su uso; en contraposición, las condiciones del tráfico (relación con otros medios de transporte, adecuación de las infraestructuras), dificultades para la adquisición o falta de comodidades en el destino, la ausencia de combinación con el transporte público, entre otras, son condiciones a resolver para la masificación del uso de este medio.

Específicamente en cuanto a la red de ciclovías, los requisitos fundamentales de las mismas son que sea coherente, directa y segura; si a esos requisitos se puede agregar que sea cómoda, comprensible y atractiva, las condiciones físicas están aseguradas con creces.

Durante su campaña de reelección, la alcaldesa de París, Anne Hidalgo, prometió transformar a París en la “ciudad de los 15 minutos”. La dirigente socialista se propone que todo habitante de la ciudad tenga a ese tiempo de distancia a pie o en bicicleta un supermercado, un parque, un bar, un centro educativo y –lo más difícil– su lugar de trabajo. Éste tipo de propuestas, si bien no son específicamente del área Deporte, tampoco lo son puramente del área Movilidad, Ordenamiento, o Hábitat, como la mayoría de las líneas de acción, son transversales, se intersectan e influyen. La ciudad es un todo y como tal debe ser pensada.

Ciudad Activa no puede ser un concepto relacionado únicamente con movilidad, transporte, actividad física, aunque esas sean las variables que más la caractericen, también es un concepto multifacético, cultural, económico y social, como ejemplo que puede mostrar una faceta bien diferenciada se pueden citar los espacios destinados a recreación que atienden a los niños pequeños, adultos mayores, que tienen equipamientos culturales de pequeña escala, pequeños espacios de cultivo de vegetales (hay ejemplos en Auckland, Berlín, etc. de esos espacios), dispositivos de intercambio de libros, espacios para la música, etc.

Economía deportiva

En las últimas décadas se desarrolló, y en los últimos años se consolidó, el deporte como un sector económico relevante, a las ya mencionadas implicancias en las prácticas sociales, culturales y urbanas, a la influencia que tiene en los sistemas educativos y de salud, al impacto en innovación y apropiación tecnológica, a las repercusiones mediáticas de los grandes eventos, a la potencia del incipiente turismo deportivo, podemos agregar el desarrollo de los sectores productivos, con generación genuina de puestos de trabajo y un impacto creciente y visible en las cuentas nacionales, para justificar la definición del deporte como un sector económico particular.

El deporte es un sector económico transversal que articula o incluye actividades y sectores de diferente composición e incidencia, a saber: el sector industrial (ropa, implementos y equipamientos deportivos), el sector servicios (instalaciones deportivas, actividades educativas, turismo, eventos de diferente magnitud), el sector telecomunicaciones (transmisiones, publicidad).

A nivel europeo, en 2007, se consensúa la definición “Vilnius” de deporte, la que distingue entre la definición estricta (que abarca los bienes y servicios necesarios para la práctica deportiva: ropa y material deportivo, instalaciones, gestión de instalaciones, etc.), y la definición amplia que suma a la estricta todos los bienes y servicios asociados a la actividad deportiva sin ser generados o creados por los sectores deportivos (medios de comunicación, transporte, alimentación, turismo, etc.).

El impacto en la sociedad, reflejado en el territorio, a partir de esta mirada del fenómeno deportivo, da luz a un enfoque sistémico integrador e integral del deporte como factor de desarrollo en la planificación de la ciudad a largo plazo.

Conclusiones y ejes de acción

Los desarrollos precedentes fundamentan la propuesta de una Política Deportiva como Política Urbana Integrada; el deporte es una actividad social que -a partir de identificar sus múltiples niveles, potencialidades y ámbitos de incidencia social y cultural-, es un fin en sí mismo y es un canal que facilita el desarrollo de otras políticas sectoriales: convivencia, salud, educación, seguridad, calidad de vida, mejora medioambiental, movilidad, economía, cultura, turismo, tecnología aplicada, generación de riqueza, creación de fuentes de trabajo genuinas, etc. Articular todos estos niveles de acción política es un desafío con mirada de largo plazo y permite prefigurar un Subsistema Deporte-Ciudad que tenga en la política deportiva su centro de gravedad.

La planificación urbana deberá atender el complejo social, económico y cultural que el Subsistema Deporte-Ciudad creado desarrolla. ¿Definir a Montevideo y su Área Metropolitana como Región Deportiva 2050?

Parece oportuno, a la luz de lo anteriormente expresado, reflexionar y evaluar si es posible contar con los siguientes ejes estructuradores de la gestión futura:

  1. Coordinación horizontal o Transversalidad: que permita optimizar recursos, aprovechar las fortalezas de cada actor y minimizar debilidades en la interacción. Fortalecer el trabajo en red, una red que deberá ser equilibrada, coherente, democrática, flexible y abierta que sea consistente con el modelo de Gobernanza Deportiva 2.0.
  2. Multinivel: procurando la participación de los diferentes niveles de gobierno y responsabilidad.
  3. Empoderamiento ciudadano: consolidar y permear socialmente las políticas públicas son garantía de sostenibilidad, así como de sensibilidad a los cambios que la propia sociedad procesa para generar los eventuales correctivos o ajustes que las políticas vayan requiriendo, dentro de políticas estratégicas sensibles a estos requerimientos, definidas por la administración.
  4. Sostenibilidad: atendiendo las diferentes dimensiones que se desarrollan, por ejemplo, en los ODS 2030 y que encuentran anclaje en varias de las posibles líneas de acción de las políticas deportivas.
  5. Promoción del desarrollo deportivo: la administración municipal debe potenciar su papel de articulador de los diferentes actores, sin abandonar sus acciones directas de servicio y desarrollo de instalaciones e infraestructuras deportivas propias; coordinando, también, con otros subsistemas (educativos, federado, red de clubes, etc.).
  6. Ciudad activa y saludable: una ciudad que tenga como objetivo la salud de su población, que se sostiene no sólo en la actividad física específicamente, sino en soluciones urbanas que faciliten la movilidad saludable (peatonal, ciclista, etc.), devuelvan la predominancia del uso social y de convivencia del “espacio calle”, un desarrollo urbano que converja hacia lo que la OMS define como Ciudad Activa aquella que “conoce y fomenta el valor de la vida activa, la actividad física y el deporte. Proporciona oportunidades para la actividad física y una vida activa para todas las personas”. La Ciudad de los 15 Minutos.
  7. Polo Deportivo Regional, el par Montevideo-Canelones tiene todo el potencial para constituirse en un polo deportivo que abarque no sólo a todo el país, sino que incorpore al mismo al Sur de Brasil y al litoral argentino. El turismo deportivo es un fuente de creación de recursos económicos genuinos, fuentes de trabajo, encadenamientos productivos que derraman en múltiples agentes.
  8. Ciudad Inteligente: desarrollo de Montevideo Hub de Innovación Deportiva, lo que ofrece diversas oportunidades, tales como:
    • Apoyo al desarrollo económico local con la consiguiente creación de empleo, de oportunidades comerciales y generación de recursos genuinos.
    • Posicionar la ciudad/territorio como un centro de innovaciones deportivas, además de ciudad de turismo deportivo.
    • Generar ideas innovadoras a partir del deporte que pueden articularse con otras actividades o derramar en ellas.
    • Atraer, retener y permitir el desarrollo al alto nivel deportivo a los jóvenes talentos.
    • Converger con políticas de desarrollo educativo, así como facilitar la permanencia en el sistema educativo de los jóvenes deportistas generando nuevas oportunidades.

  1. Fernando Cáceres en documento del Consejo Iberoamericano del Deporte, “El deporte como herramienta para el desarrollo sostenible”, septiembre de 2019. 

  2. Las ciencias sociales califican de “hecho social total”, todo hecho o actividad que convulsiona el conjunto de las relaciones sociales, y conmociona a la totalidad de los actores, de las instituciones y de los valores. 

  3. Planteo del arquitecto Juan Andrés Hernando, en 1er Congreso Internacional del Deporte en las grandes ciudades, Barcelona Marzo 2019. 

  4. Juanma Murua en “La Política Deportiva como Política Urbana Integral” 

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