El caso de la fiscal Darviña Viera, a cargo de la investigación de la Operación Océano, que fue relevada por razones médicas, deja en evidencia graves cuestiones, y, sobre todo, la misoginia rampante de quienes defendieron a los acusados en la audiencia masiva que culminó en un conjunto de insultos inadmisibles. Ante las declaraciones de la víctima, que identificó a varios de los acusados, las voces que representan a lo peor del machismo, amparadas en el anonimato del tapabocas, gritaron improperios que no es del caso repetir aquí.
La primera afectada, además de las víctimas, de esa misoginia heteropatriarcal conservadora e hipócrita, es la fiscal Darviña Viera. Fue transformada en blanco de esos varones soliviantados: por su condición de mujer, por su origen humilde, por su valentía al haber desafiado a los poderosos que se creen impunes.
Vale la pena, entonces, recordar quién es Darviña Viera, de dónde viene y cómo llegó a donde llegó.
Nace en Fray Bentos, en 1962, y pierde al padre que muere a una edad temprana. La madre se muda a Young, y Darviña debe dejar el liceo para trabajar como doméstica. Tiempo después, tiene un hijo, al que cría sola, de modo que, para terminar el liceo, cursa las materias en forma libre. Luego consigue trabajo en un estudio jurídico, donde se desempeña como administrativa durante cuatro años. Es en ese lugar, a los 28 años, que decide estudiar Derecho en Salto. En 2007, se recibe de abogada. Dos años después, concursa e ingresa a la Fiscalía de Aduana y Hacienda, y, en el año 2012, concursa e ingresa en el Área Penal, y la destinan a Colonia. Después, la trasladan a Libertad, en el departamento de San José, luego a Atlántida, Canelones. Por último, es la titular del 5º turno al sustituir a la doctora Sabrina Flores en la Fiscalía de Delitos Sexuales y Violencia Basada en Género.
Se desempeñó como fiscal en la causa Océano, escandaloso y sonado caso, con 33 imputados y 18 víctimas. No voy a entrar en detalles de la mencionada Operación, que fueron ampliamente difundidos en los medios de comunicación. Pero sí, recordar, que una mujer luchadora como Viera, “osó” formalizar a los primeros imputados, entre ellos un exjuez de menores, un diputado suplente del Partido Colorado, un abogado docente en Derecho, un arquitecto y un productor de eventos.
Algo que, tanto para los imputados como para los abogados defensores (entre ellos Alejandro Balbi, Ignacio Durán, Jorge Pereira Schurmann, y Victor Della Valle) es inadmisible; algo que, evidentemente, no es lo que estos hombres pueden tolerar ni permitir...
El tesón y la valentía de Darviña Viera se convierten en bandera de quienes luchan por que se haga justicia, y se desenmascare la hipocresía machista y prepotente que abusa de menores, fomenta la prostitución adolescente y desacredita a la institución.
Pese a su extraña separación, su vida, su honestidad y su lucha marcan una actitud y se convierten en un ejemplo a seguir.
León Lev fue ministro del Tribunal de Cuentas de la República, presidente de la Unidad Reguladora de Servicios de Comunicación y presidente de la Administración de Ferrocarriles del Estado.