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General Liber Seregni: palabra de honor

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El 13 de diciembre se cumplió el 106° aniversario del nacimiento del general Liber Seregni. Quiero recordarlo por sus inmensas virtudes y sus servicios a la patria, y me gustaría rescatar dos hechos históricos.

Corría el año 1968. Gobierno de Pacheco Areco. El general Seregni comandaba la principal estructura del Ejército, la Región Militar Nº 1. El gobierno militarizó a los trabajadores bancarios y ordenó al Ejército darles instrucción militar y tenerlos en sus cuarteles. Todos recordamos el trato respetuoso y humano que impartió el mando superior de la Región 1.

El 14 de agosto de 1968, balas policiales abatían, por primera vez en la historia uruguaya, a un estudiante universitario, Líber Arce. Un mes después, asesinaban a otros dos estudiantes: Susana Pintos (UTU) y Hugo de los Santos (Udelar). Cuando volvíamos del cementerio, nos encontramos con las facultades cerradas, por un mes, para evitar una escalada de sangre.

Seregni, como uno de los jefes militares, junto a otros oficiales de otras armas, advirtió con firmeza su decisión de no tolerar, por todos los medios a su alcance, que el orden fuera subvertido por pronunciamientos militares. Entregó el mando al 2º jefe de la Región Militar 1, coronel Hermenegildo Irastorza, y pidió el pase a retiro. Siempre estuvo contra los pronunciamientos militares que alteraran el orden constitucional.

Muchos años después, en 1996, el 5 de febrero, renunció a la presidencia del Frente Amplio cuando se sintió desautorizado e impedido de cumplir su palabra con el presidente de la República de dar respuesta a un proyecto de reforma constitucional en una fecha determinada. “No estoy habilitado para cumplir el compromiso que asumí. [...] Para mí la palabra es un capital fundamental de mi accionar personal y político”, expresó.

Uno de sus más estrechos colaboradores, el general Julio Halty, manifestó: “Uno de los privilegios que la vida me concedió fue compartirla con hombres de la talla del general Seregni. En él convivían armoniosamente talento, sensibilidad y honor. Estas cualidades siempre se entrelazan en sus decisiones y lo conducían a lo más justo. Siempre hubo grandeza en sus acciones porque se inspiraban en valores para él imperecederos. Tanto como militar y también como político, se vio obligado a tomar difíciles decisiones y siempre lo hizo con firmeza de sus convicciones, que lo acompañaron hasta el final”.

Quiero recordar a Seregni por sus inmensas virtudes y sus servicios a la patria. Pero, por encima de todo, porque es un paradigma de militar que hace honor a su juramento de cumplir con la palabra empeñada. Es lo que se llama pundonor. Es lo que violaron quienes quebrantaron la Constitución y asolaron al país durante 11 años.

Mientras la dictadura se propuso borrar al Frente Amplio del escenario institucional, Seregni encontró el camino para visibilizar su existencia en la hora más sombría de la patria.

Seregni fue un general republicano, constitucionalista, demócrata y artiguista, porque abrazó la causa de los más débiles. Fundó el Frente Amplio y bregó por la unidad, por encima de todo. Su amor por la libertad y las leyes lo hizo inclaudicable a sus principios y convicciones democráticas. Padeció por eso la cárcel y la tortura, acusado de “sedición y traición a la patria” por los felones de la dictadura.

Preso, como estratega político, convocó a la ciudadanía frenteamplista a votar en blanco en las elecciones internas de partidos políticos en 1982. Mientras la dictadura se propuso borrar al Frente Amplio del escenario institucional, Seregni encontró el camino para visibilizar su existencia en la hora más sombría de la patria.

A pesar de los ofrecimientos, no se exilió. Prefirió la cárcel y el martirio y, sobre ese ejemplo, construyó las bases de un partido político. Fue torturado por generales de la dictadura, y mantuvo un silencio digno para buscar el camino del reencuentro.

Lo quemaron con cigarros por todo el cuerpo, entre otros vejámenes. Ya libre, no bajaba a la playa con el torso desnudo para no llamar la atención.

Un militar de cuna batllista que, el 1º de marzo de 1959, garantizó la transición pacífica del gobierno colorado al gobierno blanco.

Un general de fuste, que no se amparó en privilegios ni se victimizó. Jamás se hubiera refugiado en fueros para evitar cumplir su palabra de presentarse ante la Justicia ante irregularidades cometidas. Jamás usó sus cargos para acrecentar su patrimonio personal y familiar. Como Artigas, murió en la modestia y la austeridad.

Es un paradigma cívico y militar. Un ejemplo a seguir. Una llama que sigue encendida. Un héroe de la patria.

León Lev es integrante de Fuerza Renovadora, Frente Amplio.

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