Opinión Ingresá
Opinión

De la nube a la tierra III: problemas del futuro

4 minutos de lectura
Contenido exclusivo con tu suscripción de pago
Contenido no disponible con tu suscripción actual
Exclusivo para suscripción digital de pago
Actualizá tu suscripción para tener acceso ilimitado a todos los contenidos del sitio
Para acceder a todos los contenidos de manera ilimitada
Exclusivo para suscripción digital de pago
Para acceder a todos los contenidos del sitio
Si ya tenés una cuenta
Te queda 1 artículo gratuito
Este es tu último artículo gratuito
Nuestro periodismo depende de vos
Nuestro periodismo depende de vos
Si ya tenés una cuenta
Registrate para acceder a 6 artículos gratis por mes
Llegaste al límite de artículos gratuitos
Nuestro periodismo depende de vos
Para seguir leyendo ingresá o suscribite
Si ya tenés una cuenta
o registrate para acceder a 6 artículos gratis por mes

Editar

El mundo que va llegando tiene un conjunto de características generales, todas observables en Uruguay, relevantes de ser analizadas para poder entender algunos fenómenos, diferenciar este tiempo histórico de otros y apuntar algunas cosas para hacer, en la búsqueda de dar solución a los viejos y a los nuevos problemas que se arrastran, conviven y aparecen.

La concentración constante del capital en pequeños grupos de personas viene sucediendo desde la Revolución Industrial. No obstante, en estos años ese proceso se ha acelerado considerablemente: tan sólo en 2021 las mayores fortunas mundiales crecieron 30%,1 informaba El País de Madrid en los primeros días de 2022. Esto no es un dato menor en el contexto de crisis económica causada por la pandemia de covid-19. Pareciera haber un grupo de millonarios que logra enriquecerse sin importar lo que suceda.

La dinámica de la sociedad también procesa sustantivas transformaciones. Para abordar algunas de estas cuestiones resulta muy útil recurrir al trabajo del sociólogo y profesor universitario español Manuel Castells La sociedad red (1997). Es que para comprender el sentido y el fundamento de los cambios sociales parece necesario entender los cambios productivos y la apertura de una nueva economía.

La llegada de la economía digital y la generación de valor y riqueza en torno al conocimiento, la información, el entretenimiento y la tecnología han disuelto estructuras y han constituido nuevas lógicas. La diversificación del proceso productivo, la velocidad de la circulación de la información, y los datos y la propia lógica de una economía que se enriquece y fortalece con la conectividad y la interacción masiva han erosionado las lógicas de la sociedad, y hemos pasado de las estructuras macizas, lentas y pesadas a una sociedad en red, como conceptualiza Castells.

La organización de la “sociedad red” tiene en su seno la destrucción de los “centros”, ya que una red es un conjunto de puntos interconectados de forma “horizontal”. Esto no quiere decir que no existan puntos centrales o jerarquías como resultados de las interconexiones. La red construye una dinámica mucho más ágil sobre el cambio, muy proclive a la emergencia y al derrumbe rápido de determinados puntos o “nodos”, en términos del autor. Esta estructura es la base que define y produce las características de la “sociedad red”.

Con este cambio aparecen o se profundizan algunos problemas. Un rasgo fundamental de la “sociedad red” es la erosión de seguridades esenciales de los individuos (proyecto de vida, oportunidades, sostén económico, escala de valores, parámetros de predictibilidad y otras), y así se transforma la vida en un campo fértil para la incertidumbre. Eso produce la construcción de las identidades individuales y colectivas en torno a nociones que reducen la duda y ofrecen solidez, como la religión o el nacionalismo. La red produce fragmentación a todos los niveles. Sucede en la política, tanto en los partidos como en los movimientos sociales, y también sucede dentro de la sociedad: tribus urbanas, grupos que se constituyen en torno a intereses puntuales, por ejemplo, personas que practican tal o cual deporte.

Se ha planteado una relación condicionada entre economía, sociedad y política, en la que los cambios económicos modifican las dinámicas y las relaciones sociales y esos códigos inciden en las identidades y comportamientos políticos. Castells plantea la llegada de un nuevo modelo productivo que actúa como motor de esos cambios. Lo denomina “informacionalismo” y es un homólogo del industrialismo, pero fundado sobre la economía digital, la información, el conocimiento, la tecnología y sus aledaños. A su vez, el autor le atribuye a este modelo la “reestructuración” capitalista.

El Estado, remitiendo a una concepción clásica, quizá debiera desarrollar políticas y estrategias que ofrecieran seguridad a sus ciudadanos ante la creciente incertidumbre.

Castells hace algunas consideraciones a partir de esta reconversión. Se ha desequilibrado aún más la balanza de poder entre el capital y el trabajo, en favor del primero. El autor sostiene que este nuevo modelo no tiende a la reducción dramática de los puestos de empleo como plantean otros autores, pero advierte la necesidad de formar a las personas para las tareas que el sistema demanda. Entiende que las grandes fortunas necesitan invertir en bienes materiales concretos, producción básica (primaria o industrial) e invertir los excedentes en el aleatorio y casi impredecible (y por momentos inentendible) mundo financiero.2

En esta sintética descripción de algunas características novedosas de un mundo en cambio aparecen algunos problemas que Uruguay debiera plantearse para darles solución y generar algunas oportunidades.

El Estado, remitiendo a una concepción clásica, quizá debiera desarrollar políticas y estrategias que ofrecieran seguridad a sus ciudadanos ante la creciente incertidumbre. La seguridad social, la salud y la educación pueden ser algunas de las áreas más sensibles. Rentas por estudio, por reconversión laboral, mejores jubilaciones o rentas universales básicas. Salud integradora y desmercantilizada. Y una educación que prepare y haga competentes a las personas para afrontar los desafíos que las nuevas economías proponen. Estas son algunas alternativas posibles que analizar.

Uruguay puede seguir apostando a la producción agroindustrial, y como el mundo informacional es demasiado inseguro, seguirá teniendo oportunidades para colocar sus materias primas. Pero también puede apostar a construir un modelo productivo mixto, potenciando la educación pública e invirtiendo en ciencia, tecnología, información y conocimiento. Este segundo camino pareciera ser el rumbo para preparar al país y a su gente para los desafíos que vendrán.

El próximo capítulo de este ciclo denominado “De la nube a la tierra”3 intenta reflexionar sobre las características y las lógicas de la sociedad, las relaciones entre las personas y las consecuencias en la vida en comunidad.

Juan Andrés Erosa es militante de Rumbo de Izquierda y estudiante de Ciencia Política en la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de la República.

Bibliografía

Castells, Manuel (1997/2000). La era de la información. Vol. 1 La sociedad red. Alianza Editorial. Prólogo: La red y el yo (p. 31-55) y Conclusiones: La sociedad red (p. 549-558).

Castells, Manuel: Conferencia magistral “La corrupción del Estado en América Latina”. UNAM, 2019. Sociedad en Red Manuel Castells: http://biblioteca.uoc.edu/es/recursos/recurso/sociedad-en-red-manuel-castells.

¿Tenés algún aporte para hacer?

Valoramos cualquier aporte aclaratorio que quieras realizar sobre el artículo que acabás de leer, podés hacerlo completando este formulario.

¿Te interesan las opiniones?
None
Suscribite
¿Te interesan las opiniones?
Recibí la newsletter de Opinión en tu email todos los sábados.
Recibir
Este artículo está guardado para leer después en tu lista de lectura
¿Terminaste de leerlo?
Guardaste este artículo como favorito en tu lista de lectura