Tenemos que construir un sistema de seguridad social disociado de los aportes de empleados y empleadores. Financiado por una contribución general, progresiva y unificada vinculada a los ingresos de las personas.
Otro problema que tenemos que abordar son las políticas de exoneraciones fiscales que hacen que los ricos terminen pagando proporcionalmente menos impuestos que las personas que trabajan.
Si dejamos que la política caiga en desgracia y se desprestigie sin remedio, nos quedamos sin sueños, sin proyectos, sin revoluciones. Nos quedamos desamparados frente a la barbarie.
Intentemos desactivar los dispositivos destructivos y corrosivos de lo colectivo, la meritocracia, para construir un encuentro entre compatriotas que permita que los cuidados nazcan del cariño hacia el otro y la solidaridad.
Reestructurar la política fiscal revisando las exoneraciones que se otorgan puede ofrecer muchas respuestas y márgenes de acción para promover cambios positivos en dinámicas específicas de mercados claves.
Es clave prestar atención a fenómenos globales como el aumento de la desigualdad y el deterioro de la democracia para mitigar las consecuencias de esos procesos en nuestro país.
Con la sequía no se perjudica sólo “el campo”. Se trata de la masificación de los incendios forestales, de vecinos que tienen problemas para acceder al agua para consumo, de los precios de los alimentos que consumimos todos.
El Estado, remitiendo a una concepción clásica, quizá debiera desarrollar políticas y estrategias que ofrecieran seguridad a sus ciudadanos ante la creciente incertidumbre.
Las conclusiones de Beck exponen el fracaso rotundo de los modelos de desarrollo capitalista a la hora de construir viabilidad y desarrollo de la vida humana, paz, estabilidad y justicia.
El proyecto alternativo de la izquierda tiene que poner de relieve su desvelo por la transformación infraestructural de la sociedad y la economía nacional.
La izquierda uruguaya debe reconvertirse y desarrollar una estrategia de avanzada, una ofensiva para derribar las voluntades regresivas, empobrecedoras y desigualadoras de la derecha.
La Ley de Presupuesto del gobierno propone el país del “arreglate como puedas”. Y es imposible olvidar las promesas de libertad de la campaña electoral.
El análisis, la propuesta, la candidata, su equipo y la fuerza política que la respalda tienen especial habilidad para combinar la incoherencia, la inconsistencia y la demagogia en su primera propuesta electoral.
La cuestión de la propiedad de la tierra se ha discutido en reiteradas oportunidades, pero de un tiempo a esta parte parece haber quedado en el olvido, y para la izquierda eso no debería ser admisible.