Mantener Filosofía en la enseñanza media superior

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Motiva este artículo criticar la resolución “preliminar sujeta a revisión” tomada por el Consejo Directivo Central (Codicen) de la Administración Nacional de Educación Pública (ANEP) el 9 de agosto,¹ que reduce la presencia de la unidad curricular Filosofía en la educación secundaria superior de nuestro país en un 40%. Dicha unidad debe mantener la carga horaria que actualmente tiene en esos tres años.

La citada resolución quita parte sustantiva de la Filosofía (sus “subdisciplinas” Argumentación y Epistemología, que actualmente forman parte de sus programas) y las ubica como sendas “unidades curriculares” fuera de ella. En el segundo caso, lo hace a costa de los importantes contenidos curriculares actuales de Filosofía de tercer año de bachillerato.

No se da ninguna razón de estos cambios. Ni se indica ningún daño en el aprendizaje de los jóvenes, ni ninguna ventaja en poner fuera de Filosofía a ninguna de sus subdisiplinas, ni de hacerlo en desmedro de otras. De ahí el reclamo de mantener íntegra la unidad curricular.

Comentemos brevemente esa “resolución” y otra anterior referida a programas,² que constituye y designa “comisiones de programas para primer año de educación media superior”, y prescribe un plan de trabajo que prevé “la entrega de los programas a las autoridades” de los subsistemas para octubre. Dicha resolución es insensata en tanto determina hacer programas antes de que exista un plan que determine qué asignaturas habrá, en qué años y con qué carga horaria. Los programas no pueden ser pensados y resueltos antes que los planes. ¿Cómo se podrían hacer programas para “unidades curriculares” de un plan inexistente, sin saber qué carga horaria tendrán, si continuarán o no en los años siguientes? Pese a estas obviedades, Secundaria está trabajando programas antes de tener el plan, y las comisiones deberán entregarlos en octubre. En el caso de Filosofía, la incerteza respecto de su carga horaria y qué ocurriría con los siguientes años es un obstáculo serio, que hace muy improbable que los programas sean mejorados para su prevista implementación en 2024 en todo el país. Se pide, pues, que no se apliquen nuevos programas el año que viene.

Antes de que el Codicen “tomara conocimiento” del plan y le diera una aprobación “sujeta a revisión”, circuló (fuera del núcleo cerrado que toma decisiones en la ANEP) un borrador que estaría a estudio del Codicen. En esa “filtración”, Filosofía reducía su carga horaria en primer año de Secundaria de cuatro horas a tres (eliminando el espacio de “Crítica de los Saberes”), y en el último año desaparecía.³ Es decir: Filosofía se reducía en un 40%.

Esto despertó la indignación de los docentes y rápidamente se elevaron voces de protesta en defensa de Filosofía en Secundaria: las de los Profesores de Filosofía Autoconvocados, la Asociación Filosófica del Uruguay, la Sociedad Filosófica del Uruguay, la Casa de Filosofía, entre otros. La solidaridad nacional e internacional llenó las redes y los medios de comunicación,⁴ más de 25.000 firmas los respaldaron; se creó una “Coordinadora en defensa de la Filosofía y su Enseñanza”.

El 9 de agosto, el Codicen resolvió “tomar conocimiento del documento preliminar y en construcción ‘Plan para la Educación Media Superior 2023. Versión preliminar sujeta a aprobación definitiva’”. Dispone también “su pasaje a consideración de las Asambleas Técnico Docentes de Secundaria” y UTU y decide “recabar de las Inspecciones respectivas sugerencias y aportes que entiendan pertinentes a la propuesta elaborada”.

Esta resolución “preliminar” dispone, en lo que respecta a Filosofía en Secundaria:

a) Una carga horaria de tres horas en primero de bachillerato.

b) En el mismo grado, pero fuera de “Filosofía”, aparece “Argumentación y Debate”, entre otros cuatro espacios optativos de dos horas semanales, entre los que los estudiantes deberán elegir uno.

c) En tercer año de bachillerato desaparece “Filosofía”. Aparentemente, sustituyéndola está “Epistemología”, con tres horas semanales, dentro del “espacio de comunicación y desarrollo académico”.

d) Es decir, la resolución reduce el espacio de “Filosofía” exactamente como lo planteaba el documento “borrador”: su espacio actual de 10 horas semanales en la educación media superior se reduciría a seis: 40% menos.

La resolución intenta llenar esos “vaciamientos filosóficos” con dos espacios que tratarían, en primero y tercero, dos subdisciplinas de la Filosofía (Argumentación y Epistemología), que actualmente integran su programa de segundo año. De este modo, queda desarticulada la unidad curricular Filosofía, y varias de sus dimensiones más importantes se quedan “sin lugar”.

Parece que se hiciera un esfuerzo por desoír la recomendación de la Unesco en el siguiente punto de la Declaración de París (1995): “La enseñanza filosófica debe ser preservada o extendida donde existe, creada donde no existe aún, y nombrada explícitamente ‘Filosofía’”.⁵

Rehuir la palabra Filosofía no es mera “cuestión de palabras”: es un hecho que (de concretarse) produciría efectos negativos importantes tales como:

(a) Afectar la unidad en la diversidad característica de la disciplina, al separar de ella aspectos que le son constitutivos (argumentación, epistemología), que de este modo quedan desvinculados, tanto entre sí como con otras dimensiones de lo filosófico como, por ejemplo, lo ético.

(b) Se arriesga a perder el equilibrio entre los contenidos, problemas y métodos filosóficos. Se privilegian unos en grave detrimento de otros. Se cae en falsas oposiciones que pueden ser fatales. “Epistemología” fuera de Filosofía usurparía los espacios que actualmente ocupan Metafísica, Ética, Filosofía Política o Estética.

(c) El plan “vacía” casi por completo el actual programa de segundo, y lo “distribuye” entre un nuevo espacio curricular “optativo” en primero; y otro “obligatorio” en tercero.

(d) Hay una clara contradicción entre liquidar “Crítica de los saberes” e hipertrofiar “Epistemología”.

(e) Al hacer esto, el Codicen está incidiendo y deformando todos los programas de Filosofía. Ni es de su competencia, ni tiene competencias para hacerlo.

(f) Se trata de un pésimo precedente: ¿habría que poner en espacios “separados” cada una de las problemáticas que desplaza Epistemología?; ¿habrá aprendizajes que no sean “para todos”, como Argumentación y Debate?

Estas razones mínimas animan a pedir que el Codicen revea su “versión preliminar” y, en definitiva, resuelva mantener la carga horaria de Filosofía en los tres años.

Los programas de Filosofía deben resolverse con tiempo. Para mantener su unidad y cierto escalonamiento, Filosofía debería considerar los tres grados en conjunto e irlos implementando progresivamente. Debería debatirse de modo argumentativo, en deliberación en que participen sus profesionales docentes, e implementarse gradual y valorativamente, con los apoyos de actualización y profundización de posgrado que sean necesarios. Es lo que se hizo en los programas posdictatoriales y lo que debería continuar haciéndose.

Parece razonable dar un plazo más amplio a la aprobación definitiva de los planes y no aplicar programas improvisados en 2024, al menos en Filosofía.

La presente situación tensa no dejó de tener sus aspectos positivos: la creación de una Coordinadora en defensa de la Filosofía que seguramente seguirá trabajando en su mejora en la “segunda enseñanza”; el número elevado de personas que defiende nuestra disciplina con fuertes argumentos más allá de sus diversas posiciones personales: tanto entre quienes pedimos la revisión de estas resoluciones para poder avanzar, como entre quienes creen sustituible la Filosofía con la creación de unidades curriculares separadas, quizás a cargo de profesores de Filosofía.

La intención de este artículo es aportar a una deliberación argumentativa pública sobre este asunto concreto con el fin de mejorar y ampliar la función filosófica y contribuir así a la mejora de nuestra educación.

Mauricio Langon es exinspector de Filosofía de educación secundaria.