¿Cuándo comienzan a hacer las llamadas para trabajar, dónde puedo enviar mi currículum para solicitar trabajo en +Colonia?, pregunta una vecina de El General, mientras comparte que “ya hay familias enteras llegando de otras partes de Uruguay a la expectativa de que +Colonia genere empleos”. “Lo mismo ya nos pasó en tiempos de Montes del Plata, tenemos los servicios saturados, y especialmente la policlínica”.
El señor Bastitta, hijo del dueño de las 518 hectáreas, sonríe y aclara que “deberían bajar las expectativas, ya que si bien algo de trabajo se generará, tampoco será necesariamente para uruguayos. Lo que sí habrá, y muchos, continúa, son espacios para invertir: ¿y si ponés una peluquería?”.
Es jueves 16 de mayo y el sol y el cielo azul brillan en una tarde fresca en Colonia del Sacramento. Son las 15.30. El encuentro es en el centro BIT y quienes convocan son los dueños de +Colonia: un proyecto que pretende convertir las playas hoy agrestes entre el Calabrés y Ferrando en una “ciudad inteligente para argentinos jóvenes tecnológicos que les guste la naturaleza”.
El evento comienza en hora. Hay cajas con galletitas, bizcochos, alfajores y sándwiches. También té y café. La propuesta es sentarse en ronda. Los de +Colonia se sientan dándole la espalda al río, que esa tarde estaba rugoso y crespo. El dueño de las tierras presenta el proyecto, “lo que va a estar bueno”, muletilla que repetirá una y otra vez, es, y comenta las generalidades que salen en los espacios de publicidad, cartelería en puertos, en las pantallas de Buquebus, en las radios, Colonia Express, Facebook, Instagram, etcétera. Habla Clara, que se presenta como la responsable de relaciones con la comunidad, a quien nadie más que los miembros de +Colonia parecen conocer. Le sigue el responsable de comunicación, un personaje más conocido en la vuelta gracias a sus confusas definiciones sobre el proyecto en entrevistas televisivas que continúa con la cascada de vaguedades acerca de lo lindo, lo verde, lo tecnológico, los drones que te podrán acercar una pizza, las criptomonedas, lo innovador del proyecto. Quizá cansados de repetirse abren a consultas de los vecinos.
Una señora mayor comparte su alegría con el proyecto, dice que “le da energía a Colonia”, y que ella misma siente que está “dejándoles algo a las próximas generaciones”, luego habla una psicóloga de El General también muy entusiasta. Comenta que sus alumnos están muy interesados con el proyecto que queda del otro lado del puente. No clarifica a qué se debe el entusiasmo de los jóvenes, pero todo es sonrisa, buenas intenciones y agradecimientos. Un guía de turismo comparte su preocupación por el patrimonio y el valor arqueológico de la zona -en particular el molino portugués- y solicita detalles acerca del control y seguimiento de ese aspecto del proyecto, ya que “podría afectar el valor histórico y la reputación de Colonia del Sacramento”. La respuesta viene del mismo Bastitta, que dice que lo tienen todo bajo control, “es tan importante que lo vamos a poner en 3D”.
Le sigue un joven alto y prolijo que dice que “hay que ser positivos, que hay que mejorar la actitud, que es una nueva era de crecimiento para el departamento”. Un empresario dice por lo bajo: “Hay que tomar con pinzas lo que dice este, es un vendedor del proyecto”. Otro empresario argentino consulta acerca del cuidado de la historia, el patrimonio y la naturaleza. Uno de los comercializadores le aclara que la Comisión del Patrimonio de la intendencia no es autoridad competente para monitorear, por lo tanto “no te preocupes, lo hacemos a nuestra manera”. “Eso no va a estar bueno”, comenta por lo bajo el empresario.
Quienes convocan son los dueños de +Colonia: un proyecto que pretende convertir las playas hoy agrestes entre el Calabrés y Ferrando en una “ciudad inteligente para argentinos jóvenes tecnológicos que les guste la naturaleza”.
Alguien hace una broma que no cae bien: si ustedes son +Colonia, ¿los que viven en Colonia ahora serían –Colonia? Una mujer pregunta cuándo será la esperada audiencia pública e informan que si bien no tienen obligación, será en julio o agosto. La mujer dice que es importante para que haya más transparencia y les refresca los datos que están en el Informe Ambiental de la consultora contratada por ellos. Impacto negativo en el existente sistema de salud, en el de educación, en la seguridad, en el tráfico, la biodiversidad, el aumento de alquileres, etcétera. En otras palabras, +Colonia tendrá un impacto negativo en todo lo que hace a la vida cotidiana de los colonienses. Queda flotando en el aire la duda de cuáles serían entonces los impactos positivos para los colonienses.
A las 17.00 hay 36 personas. Una buena parte trabaja con +Colonia. Resulta evidente, ya que un señor de pelo atado en colita les reparte café a unos, y una señora ceba mate a otros. Serán aproximadamente 15, sentados uno al lado del otro. En lugar de mezclarse con los vecinos, se enfrentan en bloque.
Le toca el turno a una profesora de geografía que hace preguntas respecto a la erosión de las dunas, y comparte ejemplos de las tragedias que se están viviendo en diferentes lugares de Uruguay. Habla de la costa de Rocha, y también de la escollera en Boca del Cufré, y también del impacto negativo que ha tenido en las playas de la rambla de Colonia del Sacramento la construcción de edificios de más de 12 pisos que fueron autorizados como excepciones por el mismo ejecutivo y legislativo de hoy. Avanza con detalles técnicos ilustrados con los impactos concretos en la vida de las familias colonienses, “unos ganaron la vista y otros perdimos las playas”, dice, y pregunta: ¿Cómo van a tratar este tema con esos edificios que contemplan construir? Para la sorpresa de todos, el heredero ofrece una explicación técnica que dice que aprendió de una maestra. A nivel mundial, los ecosistemas costeros están en un proceso de degradación irreversible producto del desarrollo urbano y de los proyectos de infraestructura como +Colonia, y este señor conoce a quien tiene la solución en sus manos. Impresionante.
La profesora de geografía comenta que +Colonia obtuvo la clasificación B y no C por parte de la Dinacea (Dirección Nacional de Calidad y Evaluación Ambiental) y que, dado el desmesurado impacto negativo de este proyecto, resulta inadmisible. Y añade: los 150 metros de la costa que pasarán al dominio público es una obligación legal cuando se fracciona un predio costero, y no un gesto solidario como usted lo planteó.
El ambiente está cada vez más caldeado, y la gente de +Colonia decide dar por terminada la reunión. Un alivio.
La intendencia y los miembros de la Junta Departamental, principales catalizadores y responsables de esta aventura dantesca, ausentes sin aviso.
Florencia Roitstein fue subsecretaria de Estado para el Desarrollo Sustentable en Argentina.