Opinión Ingresá
Opinión

Ilustración: Federico Murro

El legado de un profesor de estrategia

3 minutos de lectura
Contenido exclusivo con tu suscripción de pago
Contenido no disponible con tu suscripción actual
Exclusivo para suscripción digital de pago
Actualizá tu suscripción para tener acceso ilimitado a todos los contenidos del sitio
Para acceder a todos los contenidos de manera ilimitada
Exclusivo para suscripción digital de pago
Para acceder a todos los contenidos del sitio
Si ya tenés una cuenta
Te queda 1 artículo gratuito
Este es tu último artículo gratuito
Nuestro periodismo depende de vos
Nuestro periodismo depende de vos
Si ya tenés una cuenta
Registrate para acceder a 6 artículos gratis por mes
Llegaste al límite de artículos gratuitos
Nuestro periodismo depende de vos
Para seguir leyendo ingresá o suscribite
Si ya tenés una cuenta
o registrate para acceder a 6 artículos gratis por mes

Editar

Hace 40 años, el miércoles 22 de mayo de 1985, el Frente Amplio (FA) realizó un acto en el Cilindro Municipal. El general Liber Seregni levantó polvareda al afirmar: “Bien sabemos que todo sistema multipartidista es inestable y tiende a la recomposición de un bipartidismo. En el largo plazo, pues, el FA amenaza la vida misma de uno de los dos partidos tradicionales”.

Llama la atención, en estos tiempos de Coalición Republicana, el acierto del pronóstico, que en aquel momento no tenía nada de obvio, pero Seregni no había convocado a la militancia frenteamplista para ejercer artes de adivinación o exponer una tesis académica, sino como conductor político.

El FA de aquel momento, legalizado hacía menos de un año, venía de resistir desde 1973 un feroz intento de destrucción y de lograr un considerable caudal electoral en noviembre de 1984, con muchos de sus principales dirigentes proscriptos (entre ellos, el propio Seregni). De todos modos, sus votos habían sido menos de 21% del total, contra más del 34% del Partido Nacional (PN) y más del 40% del Partido Colorado (PC).

Aun si se aceptaba que Uruguay volvería a un sistema básicamente bipartidista, cabía sin duda la posibilidad de que eso sucediera en perjuicio del FA, la fuerza menos votada y más reciente, que no había cumplido dos años y medio de existencia legal cuando se produjo el golpe de Estado del 73. En la región, a la salida de las dictaduras rara vez se restableció el mapa político previo; lo más frecuente fue que las fuerzas progresistas y de izquierda se reordenaran con rupturas, nuevos partidos y nuevas alianzas.

De hecho, el FA perdió en 1989 a su sector más votado cinco años antes, la lista 99 de Hugo Batalla, y también al Partido Demócrata Cristiano. Ambos grupos formaron el Nuevo Espacio (NE) y acentuaron el multipartidismo, logrando ese año dos senadores y nueve diputados en su primera presentación electoral. Sin embargo, lo de Seregni en el Cilindro no había sido sólo el “optimismo de la voluntad”.

Se suele identificar al general con una línea que va desde la consigna de “concertación” en la salida de la dictadura hasta la búsqueda, en sus últimos años, de acuerdos para establecer políticas de Estado, pero su plan era más complejo.

Desde 1971, se propuso consolidar al FA como alternativa a un conjunto formado por el PC y el PN. Entre las bases irrenunciables de la estrategia estaban la diversidad interna (la amplitud del frente), el acuerdo programático (expresado en candidaturas únicas a los cargos ejecutivos) y una estructura común que incluyera a frenteamplistas no sectorizados (en “coalición y movimiento”). Mientras concertaba hacia afuera, Seregni fue un custodio de esas características internas vitales, y se plantó firme cada vez que percibió el riesgo de proyectos “posfrentistas”.

Estuvo contra el voto a los sectores progresistas del PN y el PC en las internas partidarias que la dictadura habilitó en 1982, con el FA ilegalizado. También contra los intentos, antes y después de eso, de darle personería propia y separada a una parte del frenteamplismo, que se autodefinía como democrática por oposición a los sectores marxistas y “violentistas”. También contra el control de todo el FA, reduciendo su diversidad interna, desde los sectores con más militantes.

Defendió la participación de representantes de las bases en los organismos de dirección, que le dio muchos dolores de cabeza, y la candidatura única a la presidencia, incluso al alto precio de la ruptura en 1989.

Desde 1985, en la primera presidencia de Julio María Sanguinetti, el aporte nacionalista de “gobernabilidad”, comprometido por Wilson Ferreira Aldunate, sostuvo el abandono de los acuerdos multipartidarios previos, en la orientación de la política económica y en la concesión de impunidad al terrorismo de Estado. Seregni vio que esto abría espacio para el crecimiento del FA, la incorporación a este de sectores colorados y nacionalistas desconformes, y alianzas como la que se articuló por el referéndum contra la ley de caducidad.

En las elecciones de 1989, el FA no decreció por el alejamiento del NE y ganó por primera vez la Intendencia de Montevideo. Luego siguió creciendo en varias direcciones, mientras incorporaba a sectores escindidos del PN y el PC. Esto determinó que colorados y blancos cerraran filas cada vez más y aceptaran perder, en la reforma constitucional de 1996 y a cambio del balotaje, la ventaja de las candidaturas presidenciales múltiples por lema. El descalabro del PC tras la crisis de 2002 y el debilitamiento del “wilsonismo” le dieron el liderazgo de la alianza al nacionalismo conservador.

El espacio fundado por Batalla se fue repartiendo en la configuración del nuevo bipartidismo. Su líder original fue compañero de fórmula de Sanguinetti en 1994, la mayor parte de quienes quedaron alineados tras Rafael Michelini se alió con el FA en 2004, y Pablo Mieres apoyó la candidatura de Luis Lacalle Pou en 2019.

Seregni no llegó a ver todo esto, pero lo había previsto.

¿Tenés algún aporte para hacer?

Valoramos cualquier aporte aclaratorio que quieras realizar sobre el artículo que acabás de leer, podés hacerlo completando este formulario.

¿Te interesan las opiniones?
None
Suscribite
¿Te interesan las opiniones?
Recibí la newsletter de Opinión en tu email todos los sábados.
Recibir
Este artículo está guardado para leer después en tu lista de lectura
¿Terminaste de leerlo?
Guardaste este artículo como favorito en tu lista de lectura