Joaquín está nervioso: se guardó una milanesa que sobró en el comedor de la escuela, tiene miedo a ser descubierto, se la quiere llevar a su hermana, que está en el liceo y no tiene comedor; son los últimos días del mes y en casa apenas llegan a una comida al día. Nadia se impacienta en la parada, de la mano de su mamá; esperan el ómnibus, pero sabe que si viene lleno y no se puede subir, será otro día sin ir a la escuela porque su madre no llega al trabajo si esperan el próximo. Lucas mira al cielo, está deseando que no se largue la tormenta porque, si llueve, le toca dormir en la misma cama con su mamá y hermanos, único lugar de su casa sin goteras. En el mismo barrio, pero a unas calles, Sofía espera ansiosa a que llueva; al otro día tiene paseo y no tiene el carné de salud al día, con fecha para policlínica la semana próxima; si llueve y el paseo se pospone, tiene posibilidades de ir. Lucía decide hacer las 30 cuadras hasta el liceo a pie, así guarda los boletos porque le contaron que están haciendo talleres de hip hop gratis en otro barrio, y a ella le encanta esa idea. Franco está enojado porque no lo dejan salir de su casa; había arreglado para jugar un picado de fútbol con amigos en la canchita, pero su hermana mayor escuchó que se viene una balacera. Historias de una sociedad rajada.
Nuestra sociedad se construye de su cultura, sus costumbres, su historia, su día a día en cada historia, en cada barrio; sobre todo del entrelazado, con abrazos y traspiés, de cada una de nuestras historias de vida. Nacemos, vivimos, crecemos, soñamos, avanzamos, nos enterramos cada día con otro tanto de gente para consolidar familias, vínculos, amistades y sociedades, porque, como decía Pepe, “somos seres gregarios”, de rebaños, de manadas, de convivencia y vivencia colectiva, entre muchos. Es por eso que, desde la izquierda y el progresismo, compactar y consolidar sociedades más igualitarias, más justas y solidarias, es parte intrínseca de nuestra ideología, de nuestro corazón.
El corazón de este presupuesto está dirigido a tratar este diagnóstico tan lleno de información y visiones de este dolor, de este padecimiento de vulnerabilidad, pobreza y violencia de infancias y adolescencias. En medicina, tratar, cuando tenemos diagnósticos, es central para poder curar. No sé si llegaremos a curar del todo, pero estamos abocados con firmeza y contundencia a abordar la mejora de este entramado, de esta red de vidas e historias, en darle fuerza a la política pública de cuidado de nuestra gurisada. Techos y pisos, platos de comida, escuela, liceos y universidad, acceso y cuidado de la salud, seguridad en la casa y en el barrio son derechos humanos esenciales que queremos proteger y solidificar para que cada punto de partida y oportunidades hagan de nuestra sociedad una sociedad que suba al tren de su esperanza y futuro a todos los gurises y gurisas.
La infancia hoy, mañana y siempre
En este presupuesto se ven reflejados el plan fiscal y las prioridades del gobierno. Afirmamos, con mucho orgullo y responsabilidad, que las infancias y adolescencias son el corazón del presupuesto que está en etapa de discusión y aprobación legislativa. Más de 13.000 millones de pesos (325 millones de dólares) incrementales en todo el quinquenio se destinarán a infancias y adolescencias, siendo el 40% del total del presupuesto por encima de la línea de base. Hablamos de la gurisada como el corazón del presupuesto, no sólo por los valores, sino por una gran cantidad de políticas que repercuten y apuntan al desarrollo pleno de niños, niñas y adolescentes, conformando ampliamente más de la mitad del presupuesto.
Una de las principales iniciativas es el aumento de un 50% del Bono Crianza, destinado a ingresos de hogares en situación de vulnerabilidad socioeconómica extrema, donde viven mujeres embarazadas o niños de 0 a 3 años. Clara medida para mejorar condiciones materiales de estos hogares de alta vulnerabilidad y priorizar la protección de infancias y madres embarazadas. En el ámbito de la salud, se agrega al Plan de Vacunas la aplicación gratuita de la vacuna contra el meningococo para menores de dos años. Además, la Administración de los Servicios de Salud del Estado (ASSE) plantea en su presupuesto extender y potenciar la cobertura del Programa Aduana, previamente dirigido a recién nacidos con riesgo biológico o social; actualmente, se extenderán las visitas domiciliarias a todos los recién nacidos usuarios de ASSE, antes de cumplirse su primer mes de vida. Son claras medidas que están orientadas a la reducción de la mortalidad infantil y la garantía en el acceso a la salud de las infancias en los primeros meses de vida.
A su vez, se ampliará el programa “Atención Integral a la Primera Infancia”, estrategia para fortalecer el abordaje de problemas del neurodesarrollo y dificultades del aprendizaje en niños, niñas y adolescentes menores de 15 años usuarios de ASSE a nivel de todo el país. Aproximadamente el 15% de los niños presentan riesgo de alteraciones en el desarrollo, lo que equivale a más de 31.000 usuarios de ASSE que requieren evaluación o tratamiento. Con este objetivo fueron creados los dispositivos “Casa de desarrollo de la niñez” que atienden usuarios de ASSE; actualmente hay 13 que están ubicados en nueve departamentos. En esta área hay una ineficiencia tremenda, con capacidades ociosas de más de 50% que ASSE ya está gestionando para mejorar. Además de mejorar la eficiencia, se va a ampliar la cobertura, mediante la expansión del servicio de manera progresiva y la generación de nuevos equipos interdisciplinarios. Un objetivo es mejorar la salud mental infantil y juvenil, a través de respuestas territoriales que garanticen el derecho a la salud de esta población desde el inicio de sus trayectorias de vida. Por otra parte, en vínculo con la Administración Nacional de Educación Pública, se propone la universalización de la pesquisa visual en niños y niñas a los 5 años, en todas las escuelas del país, y así detectar de forma temprana patologías oculares como miopía, hipermetropía, astigmatismo y ambliopía. El diagnóstico precoz permite iniciar tratamientos que eviten secuelas irreversibles.
El derecho a la educación
Varios sectores ven restringido su derecho a la educación por no contar con recursos para estudiar. El presupuesto contempla esta realidad. Bonos escolares, compromiso de campaña, una medida que otorga a quienes asisten a las escuelas públicas una partida anual de 2.500 pesos. Para ir a estudiar se precisan útiles, ropa, accesorios y varios artículos más, que este bono busca garantizar. Uruguay atraviesa un problema de deserción educativa; la mitad de los jóvenes de 21 a 24 no terminó la secundaria. Para combatir e intentar descender la deserción, se van a incrementar las becas Butiá de 14.000 a 70.000 al final de estos cinco años, aumentando también su monto de 22.000 a 30.000 pesos. Un apoyo potente que busca resultados contundentes. Esta asignación incremental es la mayor inversión en adolescencia de la que se tienen registros en la historia del país.
Además de estas medidas, se buscará extender el tiempo pedagógico en la educación primaria y media. La extensión del tiempo pedagógico de escuelas y liceos va en el mismo sentido de mayor compañía de la educación, el Estado y la cobija institucional sobre nuestros gurises.
Por otra parte, al Instituto del Niño y Adolescente del Uruguay en el período 2025-2029 se le transferirán 4.814 millones de pesos (120 millones de dólares) -agregados a una línea de base potenciada de la administración anterior, pero donde hay que generar enormes eficiencias- para los proyectos destinados a desarrollar y fortalecer alternativas de cuidado de base familiar y comunitaria, acceso a la educación y apoyo a organizaciones civiles, entre otros. Se proyecta una política orientada a la desinstitucionalización, fortaleciendo el desarrollo de políticas específicas de seguimiento de los egresos de niñas, niños y adolescentes con montos específicos a tal efecto. A su vez, se prevé una extensión horaria y de recursos para los centros CAIF en todo el país, los Clubes de Niños para los más pequeños y Centros Juveniles para los botijas, aumentando presencia y potencia territorial, de cercanía en actividades para gurises y gurisas de todas las edades, en todo el país.
Cuidar la vida
Estar y acompañar a las infancias y adolescencias requiere escucharlas de cerca, entender su visión y contemplarla a la hora de definir políticas públicas. La salud mental es identificada como un problema país, y en este sentido el Instituto Nacional de la Juventud, en articulación con el Ministerio de Salud (MSP) y el de Desarrollo Social (Mides), profundizará la política Ni Silencio Ni Tabú, implementada por el gobierno anterior, como una herramienta para la prevención del suicidio y la generación de espacios que contengan y sostengan a gurises y gurisas. Ampliar y profundizar esta política es una acumulación positiva y destinar más recursos habla de ello. En Uruguay, en 2020, en la franja etaria de 15 a 24 años, el suicidio fue la primera causa de muerte (MSP, 2021).
Esta problemática requiere un abordaje integral y coordinado entre las instituciones, como así lo establece el presupuesto quinquenal. El cambio de modelo de atención hacia la comunidad y los barrios, el cambio del abordaje biomédico psiquiátrico a uno transdisciplinario con psicología, enfermería profesional, trabajo social y medicina familiar, pediatría o medicina general, el cambio a perspectiva de derechos y otra ruptura de paradigmas como contempla la ley de salud mental son irrenunciables e impostergables.
Querer que niños, niñas y adolescentes tengan desarrollo pleno y derechos garantizados es también pensar en las condiciones que atraviesan y en las que viven sus referentes. En este sentido, el Mides prevé el aumento de la protección social hacia madres embarazadas y madres con infancias en hogares monomaternales.
En Uruguay hay un gobierno que, fiel a su visión del mundo en matriz de solidaridad y equidad, con compromisos de campaña claros, coloca a las infancias como corazón de su presupuesto y de su planificación quinquenal.
El crecimiento y el desarrollo de cada niño y niña arrancan en su barrio, en su casa. Allí dan los primeros pasos, se caen y se levantan, ríen y lloran, construyen su identidad y su personalidad. El techo, el piso, las paredes, la vivienda en sí son fundamentales en la constitución de toda persona. El Ministerio de Vivienda y Ordenamiento Territorial, en articulación con el Mides, desarrollará el programa Crece desde el Pie, que tiene como objetivo dar respuesta concreta y sólida a hogares con niños y niñas que se encuentran en situación de emergencia, con dificultades en materia habitacional básica. En particular, a partir de la identificación y acompañamiento de hogares que realiza el programa Uruguay Crece Contigo; ahí se realizarán intervenciones que apuntan a la reparación o instalación de elementos básicos faltantes, deteriorados o de materiales precarios en las viviendas (pisos, paredes, techos), la instalación de un módulo sanitario básico (baño y espacio mínimo de estar) o mejorar el acceso a solución transitoria de vivienda a través de un subsidio de alquiler. Crecer en un hábitat físico adecuado cambia la perspectiva de la vida en el día a día; es un derecho humano básico.
Más allá de lo expuesto, que involucra a la infancia de manera directa, también hay muchas otras medidas y acciones emergentes del presupuesto que acompañan el desarrollo humano de nuestros gurises, por ejemplo: la consolidación salarial e incremento con partidas específicas para trabajadores públicos que son ejecutores directos de estas políticas, el sistema de cuidados, la protección de mujeres víctimas de violencia basada en género, recursos humanos para salud en policlínicas, políticas de convivencia y seguridad, Programa Más Barrios.
La gurisada, corazón de nuestras acciones
La creación del Fondo Infancia, signo de preocupación compartida de todos y acierto de la administración anterior, tuvo problemas de eficiencia y falta de ejecución presupuestal importante, de articulación y de resultados concretos medibles. Se buscará consolidar el Fondo Infancia, para que este se ejecute en su totalidad con eficiencia, de forma integrada a otras políticas en el mismo sentido y con medición de resultados.
La aprobación de la Ley de Garantías para la primera infancia y adolescencia, que está en pleno proceso de reglamentación, fue un acierto del parlamento anterior como norma coordinadora y ordenadora de las acciones ejecutivas. La implementación de las políticas mencionadas de forma coordinada tendrá las inmensas posibilidades de potenciar políticas de diferentes administraciones y transformar esfuerzos desarticulados en reales políticas públicas de Estado y de protección de infancias y adolescencias, para crear un nuevo camino de posibilidades y oportunidades para ellos y ellas.
La futura creación de la figura del Comisionado Parlamentario para las Infancias y Adolescencias permitirá desplegar todas las herramientas necesarias para el cuidado a niños, niñas y adolescentes, la garantía de sus derechos y la función de contralor de todas las organizaciones que trabajan para ellas. En línea con los esfuerzos de articulación en el Ejecutivo, el Legislativo tendrá su contralor y seguimiento para que no se nos pierda ninguno de nuestros niños, niñas o adolescentes. Estamos en una encrucijada social compleja, pero con la conciencia política centrada y el corazón puesto en este problema, con altas posibilidades de lograr caminos menos tortuosos, menos violentos y difíciles, de lograr caminos más amenos y transitables.
En Uruguay hay un gobierno que, fiel a su visión del mundo en matriz de solidaridad y equidad, con compromisos de campaña claros, coloca a las infancias como corazón de su presupuesto y de su planificación quinquenal, de su planificación social. Conseguiremos resultados si logramos dimensionar lo estructural de la problemática, si elaboramos desde todas las instituciones respuestas reales, si consagramos normativas que establezcan los lineamientos y la articulación, si fomentamos políticas públicas que acompañen el crecimiento de las infancias y sus necesidades inmediatas, así como organismos de control que garanticen el correcto desarrollo de estas.
El Estado debe tener la mira en un país donde niños, niñas y adolescentes tengan más posibilidades y oportunidades de crecer alegres, sanos y libres. Ese será el centro de nuestra acción, de nuestros pensamientos y esmeros. Este parlamento debería estar a la altura de nuestra historia, un parlamento de puertas abiertas, de soluciones a problemas reales. El presupuesto es un esfuerzo acumulativo con el que esperamos año tras año, y en cinco años mucho más, llegar a vivir en un país donde niños y niñas tengan otros puntos de partida y más oportunidades, y así crear un Uruguay donde crecer no sea un problema. Joaquín, Nadia, Lucas, Sofía, Lucía, Franco y toda la gurisada lo necesitan y lo esperan. Hay que estar a la altura y poner al Estado en los zapatos de los gurises. Merecemos contar historias de una sociedad integrada.
Federico Preve Cocco es diputado de Progresistas, Frente Amplio. Leticia Varela es asesora en temas del área social.