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Miles de personas se manifestaron por el Sí a la anulación de la Ley de Caducidad

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Fueron miles. Decenas de miles, como sucede cada 20 de mayo cuando el silencio invade 18 de Julio. Esta vez entre cánticos, una inmensa columna rosada marchó durante una hora y media desde Plaza Cagancha hasta el Obelisco, para cerrar la campaña por el Sí a la anulación de la Ley de Caducidad. Con el compromiso de transformar el día de ayer en el “último 20 con impunidad”, los familiares de las víctimas del terrorismo de Estado y las organizaciones sociales volvieron a levantar las viejas pancartas con los rostros de los desaparecidos. Por esas cosas, ayer se habrían festejado los 88 años de Luz Ibarburu, fallecida en junio de 2006, madre del militante Juan Pablo Recagno y fundadora de Madres y Familiares de Uruguayos Detenidos y Desaparecidos.

Muchos rostros jóvenes convivían con los de viejos militantes en la concentración previa en Plaza Libertad. También había caras visibles del Frente Amplio, autoridades de la Universidad de la República y referentes del cooperativismo.

Suprema ayuda

Con la música de Ruben Blades en los parlantes, una camioneta del PIT-CNT se ubicó en el centro de la escena. No faltaba nadie de la dirección de la central, que en las últimas semanas decidió ponerse al hombro la campaña, ante la aparición de encuestas poco alentadoras. Pero esa sensación parece haber quedado atrás. El sindicalista Luis Puig, que estimó la convocatoria en 100 mil personas, se mostró confiado en que se alcanzará el 50% más uno requerido para la anulación. “La única encuesta que manejamos es la que vemos en la calle, y ésa nos dice que vamos a superar ampliamente esa cifra”, vaticinó.

Es que en la Coordinadora por la Anulación de la Ley de Caducidad consideran que el pronunciamiento divulgado el lunes por la Suprema Corte de Justicia, sobre la inconstitucionalidad de la ley para el caso de la militante comunista Nibia Sabalsagaray, dejó sin argumentos a los defensores de la impunidad y allana el terreno para asegurar la mayoría necesaria en el plebiscito.

La marcha comenzó a las ocho de la noche. A las pocas cuadras, cerca de la Intendencia de Montevideo, fue necesario desviarse por Constituyente, porque en la esquina de Vázquez ya estaba montado el escenario para el acto de cierre del FA de hoy de noche. Durante el trayecto, al principio con timidez, comenzó a oírse “Se va a acabar, se va a acabar, la impunidad en Uruguay” y “Si éste no es el pueblo, el pueblo ¿dónde está?”. Uno de los familiares de las víctimas comentó que tal vez muchos no cantaban por la costumbre de marchar en silencio los 20 de mayo. Pero algunas cuadras más adelante la situación cambiaría. En la esquina de 18 y Pablo de María hay tres locales partidarios blancos, de Alianza Nacional, Correntada Wilsonista y la Lista 71, núcleo duro de la candidatura de Luis Alberto Lacalle. Allí hubo más voces y más volumen: “Olelé, olalá, si son media docena, ¿por qué no los contás?”. La alusión viene a cuenta de la peculiar estimación de Lacalle sobre la cantidad de desaparecidos.

Los militantes blancos miraban la escena desde los balcones con sorpresa. Una señora atinó a saludar pero de inmediato pareció entender el mensaje y no se la vio más. Más adelante, un local de Pedro Bordaberry estaba vacío, y lo mismo pasaba, o al menos eso parecía desde afuera, con la sede del Centro Militar, a pocos metros de Juan Paullier, rodeada de vallas y custodiada por algunos encargados de seguridad del PIT-CNT.

Cero en conducta

Ayer la Federación Nacional de Profesores de Enseñanza Secundaria del Uruguay (Fenapes) denunció que en dos liceos de Salto, por orden de los directores, se retiraron de las salas docentes materiales de propaganda por el Sí rosado. La Fenapes entiende que este “atropello” muestra una “actitud antidemocrática”, y demanda a las autoridades de la educación que “no se repita”

Sin coronitas

Ya desde el escenario, la proclama de la Coordinadora, que leyeron el periodista Gonzalo Delgado y la actriz Gabriela Iribarren, también aludió a declaraciones de Lacalle. Fue fustigada la interpretación de que si se anula la Ley de Caducidad los procesados por crímenes de lesa humanidad podrían quedar en libertad. “Son falsedades que confunden a los ciudadanos, los militares permanecerán presos”, pudo escucharse, y luego se apeló a los indecisos, alegando que en este escenario la neutralidad “implica complicidad”.

Para el escritor Eduardo Galeano, que ironizó sobre el “poder de convocatoria de la media docena”, este domingo podrán eliminarse “palos metidos” en la rueda de la democracia, como la Ley de Caducidad y la imposibilidad de votar fuera del territorio nacional. “El nuestro, un país de viejos, no sólo ha expulsado a sus jóvenes negándoles trabajo y obligándolos al exilio, sino que les sigue negando el ejercicio del derecho democrático más elemental. ¿Uno de cada cinco uruguayos es un traidor? ¿Un traidor o un traicionado?”, preguntó.

Luego dijo que la norma promulgada por el primer gobierno de Julio María Sanguinetti fue bautizada con el “nombre rocambolesco” de Ley de Caducidad de la Pretensión Punitiva del Estado por los “artistas en no llamar las cosas por su nombre”. Ahora, los activistas por los derechos humanos reinciden “a mucha honra” tras la derrota del voto verde en el referendo de 1989, cuando un “bombardeo publicitario” creó confusión entre los conceptos de “justicia y venganza”. “Larga sombra de una dictadura que no se quería ir”, graficó el escritor, y sostuvo que el gobierno del FA sirvió para demostrar que ya no vivimos en el “país del miedo paralizante”, abriendo las puertas para que el domingo “triunfe el sentido común”.

“Ojalá que el domingo se confirme nuestra fe en una democracia sin coronitas, ni las del uniforme militar ni las del dinero”, concluyó Galeano.

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