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Lula expresó a la fórmula frenteamplista su voluntad de colaborar con Uruguay.

Tocaron el tambor, hablaron de fútbol, de las campañas electorales, de algunos problemas que afectan las relaciones bilaterales y en el Mercosur. El candidato presidencial frenteamplista, José Mujica, y su compañero de fórmula, Danilo Astori, se reunieron ayer por la mañana durante una hora con “el más simpático de los presidentes de América Latina” -como lo definió Mujica-, el brasileño Luiz Inácio Lula da Silva, en el Centro Cultural Banco do Brasil, donde funcionan temporalmente las oficinas de Presidencia.

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Los planteos fueron los mismos que la fórmula realizó al canciller brasileño Celso Amorim y al secretario de Estado de acompañamiento económico, Antonio Pinheiro Silveira: su inquietud ante las trabas argentinas al proyecto de interconexión eléctrica y ante las dificultades que afrontan algunos productos uruguayos para acceder al mercado brasileño. Sobre el primer tema, Brasil expresó su voluntad de solventar el proyecto, aseguró Mujica. Amorim ya había dicho ayer en entrevista con la diaria que ésa es la salida más rápida.

Astori aseguró que Lula incluso está dispuesto “a introducir modificaciones en la política energética del país para favorecer las necesidades de Uruguay”, aunque no detalló a qué cambios se refirió el presidente brasileño.

Mujica desestimó la posibilidad de que Argentina se moleste por este acuerdo bilateral. “No creo que la preocupación dé para tanto”, evaluó.

En cuanto al acceso a mercados y a la voluntad de liberar créditos para maquinaria pesada, también hubo una expresión genérica de voluntad. Lula manifestó además su disposición a colaborar en infraestructura para construir en Uruguay represas similares a las que se van a instalar en Rio Grande do Sul.

El encuentro tuvo como telón de fondo la presencia del presidente de la Mutual de Futbolistas Profesionales de Uruguay, Enrique Saravia, que le regaló a Lula una camiseta uruguaya firmada por Alcides E Ghiggia.

También estuvo Gustavo Torena, ése que se disfrazaba de “pato celeste” en los partidos de Uruguay, que viajó en el avión privado de la fórmula.

En este caso no fue disfrazado pero llamó igualmente la atención de las cámaras, ubicándose detrás de Astori y Mujica en la conferencia de prensa, y exponiendo los regalos destinados al presidente brasileño para las cámaras de televisión (entre ellos, un tambor, que Lula invitó a Mujica a tocar).

En este contexto, no era extraño que la pasión futbolera quedara a flor de piel. “Hablamos de fútbol que es un disparate”, comentó Mujica.

“Para nosotros el fútbol es una cuestión social, dice Lula, enormemente preocupado porque los mejores jugadores de América Latina andan por el mundo y no podemos ver buen fútbol local. Realmente está preocupado políticamente por ese asunto. Por ejemplo, tiene la idea de plantear que el calendario brasileño coincida con el europeo, porque el campeonato de Europa pega en el medio de los campeonatos brasileños y desarma los cuadros”, contó.

Durante la reunión se habló también de la campaña electoral, la uruguaya y la brasileña, que comienza a mediados del año próximo. Se habló “del carácter competitivo que tiene esta elección” y de los adversarios, señaló Astori. “Nosotros trasladamos lo evidente, que es esencialmente una disputa con el Partido Nacional. Le recordamos a Lula que los dos partidos tradicionales de Uruguay son de los más viejos que quedan en el mundo, que Uruguay es muy partidista, a la gente le cuesta cambiar de partido, que es una diferencia con Brasil, donde la gente cambia mucho. Acá pesa mucho la personalidad, allá pesan mucho los partidos”, dijo Mujica, que se mostró partidario además de estudiar la implementación del voto electrónico en Uruguay. “Acá pueden participar 130 millones de electores y en tres horas está el resultado”, hizo notar. El candidato presidencial del FA aseguró que tanto Lula como él y Astori tienen esperanzas en la continuidad de los gobiernos progresistas en la región.

El próximo viaje de la fórmula será a Chile, para reunirse con la presidenta Michelle Bachelet, entre el 15 y el 20 de agosto.

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