Los primeros contingentes de ayuda para los damnificados por el terremoto que sacudió Haití están llegando a destino y el gobierno estableció 14 puntos de entrega de alimento y agua potable, además de cinco centros de atención médica de emergencia. Pero la situación está lejos de mejorar, y testigos informaron a la agencia de noticias AP que “la gente está tan desesperada por obtener comida que está enloqueciendo”.
El aeropuerto, sin su torre de control y congestionado, está en manos de los militares estadounidenses, a quienes Brasil y Francia acusaron de no permitir aterrizar a aviones extranjeros. Francia pidió a Naciones Unidas (ONU) que precise el papel de Estados Unidos en Haití. “No se trata de ocupar el país, sino de ayudarlo a que recobre la vida”, declaró el ministro de Cooperación francés, Alain Joyandet, luego de que no se le permitiera aterrizar en Puerto Príncipe a un avión de su país que transportaba un hospital móvil. Lo mismo le sucedió a la organización civil Médicos Sin Fronteras.
El control de las fuerzas de seguridad en Haití quedó en disputa. El presidente brasileño, Lula da Silva, reivindicó el “relevante” papel de Brasil en Haití, donde lidera la misión de paz de la ONU desde 2004, con 1.200 militares, informó la agencia de noticias ANSA. El ministro de Defensa brasileño, Nelson Jobim, indicó que los desvíos de aviones de otros países a República Dominicana hace lucir a Estados Unidos como la única nación que ayuda a los haitianos. La presencia de Estados Unidos en Haití crece a diario, y con el último envío, ayer, sumaron 13.300 los militares estadounidenses que están colaborando con la seguridad interna.
Por otro lado, la violencia local, potenciada por las condiciones extremas que enfrentan los haitianos, amenaza varios puntos de la capital, Puerto Príncipe, que resultó destruida por el terremoto. El suburbio Ciudad del Sol, el más marginal y habitado de la capital -donde se estima que viven 300.000 personas-, se convirtió en base para la mayoría de las pandillas que escaparon de la Cárcel Nacional luego del terremoto. De algún modo lograron salir los más de 3.000 presos, aunque el edificio no llegó a derrumbarse, informó la agencia de noticias Reuters. Ciudad del Sol “siempre ha sido su lugar fuerte”, declaró un policía a la agencia, en referencia a las pandillas. “Están recuperando el control del barrio”, dijo.
Los vecinos afirman que se escuchan disparos durante toda la noche y que se repiten los intentos de robo. La pacificación de esta zona fue uno de los mayores logros del actual gobierno, aunque la población sigue prefiriendo al ex presidente, Jean-Bertrand Aristide, quien vive exiliado en Sudáfrica luego de ser derrocado en 2004. Desde allí, Aristide manifestó su voluntad de regresar “para compartir su sufrimiento, para reconstruir el país”.
En los últimos días se encontraron en las calles de Haití algunos cadáveres de supuestos ladrones, víctimas de la justicia por mano propia, ante la ausencia de policía desde el martes, indicó la agencia de noticias ANSA. La violencia está dificultando el trabajo de los rescatistas. Los grupos dedicados a las tareas de rescate se reúnen a primera hora de la mañana y a cada uno se le señala un barrio donde actuar. Esos trabajadores denunciaron que al llegar a cada zona, las personas que viven allí les exigen que vayan a tal o cual edificio derrumbado, y que incluso recurren a la violencia. Los rescatistas no pueden trabajar durante la noche, explican. Dicen que los continuos disparos que se escuchan son de armas de algunos damnificados que las usan para defender su comida y sus casas, o de bandas de delincuentes, según los reportes de agencias internacionales.
Ayer se enterraron más de 70.000 cadáveres en fosas comunes, informó ANSA, pero todavía no se conoce una cifra definitiva de muertos, ni tampoco de los heridos, que se atienden en el único hospital haitiano que no se derrumbó y en varios hospitales móviles. La Organización Panamericana de la Salud informó que no se detectaron nuevas enfermedades a raíz del contacto con los cadáveres -sometidos a altas temperaturas-, pero advierte que es preocupante el manejo de los cuerpos, que no están siendo identificados de forma sistemática y se están enterrando en fosas comunes, cuando no siguen tirados en las calles y veredas.
Para aquellos “hijos e hijas de África” que quedaron sin techo y que deseen “regresar a sus orígenes”, el gobierno de Senegal ofreció la repatriación voluntaria, tierras gratis, y hasta destinarles una región en caso de que sean muchos los que viajen, informó la BBC. La invitación fue realizada por el presidente senegalés, Abdoulaye Wade.
La gente continúa durmiendo al aire libre en Puerto Príncipe, y la Cruz Roja estimó que son cerca de 300.000 personas las que quedaron sin hogar como consecuencia de la catástrofe.