El canciller de Armenia, Ararat Mirzoyan, y su par de Azerbaiyán, Jeyhun Bayramov, mantuvieron este lunes una conversación telefónica enfocada en los preparativos para comenzar a negociar un acuerdo de paz entre sus países.

Según informó la Radio Pública armenia, la charla entre los ministros de Asuntos Exteriores estuvo enfocada en la conformación de una comisión para delimitar los territorios y los dispositivos de seguridad en las fronteras, los “asuntos humanitarios” y las negociaciones de paz.

El miércoles, los principales representantes de ambos países, el primer ministro de Armenia, Nikol Pashinian, y el presidente de Azerbaiyán, Ilham Alíev, mantuvieron una reunión en Bruselas, con el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, como mediador. Posteriormente, ambos líderes conversaron por teléfono con el presidente ruso, Vladimir Putin.

El jueves 7, los jerarcas emitieron un comunicado conjunto en el que anunciaron la conformación de la comisión conjunta de delimitación para antes de que finalice abril.

El control de la región de Nagorno-Karabaj ha sido el principal punto de conflicto entre armenios y azeríes desde 1988 y se espera que lo siga siendo durante las negociaciones de paz. El enfrentamiento sólo fue escalando y se llegó a un conflicto bélico a principio de los años 90 y otro en setiembre de 2020, cuando el Ejército azerí, con el apoyo de Turquía y de mercenarios yihadistas provenientes de Siria, ingresó a la República de Artsaj, denominación con la que los armenios designan oficialmente a Nagorno-Karabaj, y llegó a tomar la ciudad de Shushi, lo que le permitió quedar a las puertas de Stepanakert, la capital del territorio.

Esta situación motivó que Pashinián accediera, con la mediación de Putin, a firmar en noviembre de 2020 una declaración que permite que Azerbaiyán retome prácticamente todos los territorios que había perdido en la guerra que finalizó en 1994.

El acuerdo también habilitó la intervención de tropas rusas en Nagorno-Karabaj para mantener la paz en el lugar. La firma de la declaración provocó una grave crisis política en Armenia, con decenas de manifestaciones y la toma de algunas oficinas públicas reclamando la renuncia de Pashinian, señalado como el principal responsable de la derrota armada y la cesión del territorio a los azeríes.