Un tribunal francés condenó al expresidente Nicolas Sarkozy a tres años de cárcel, de los cuales uno debe ser de prisión efectiva, por superar el límite de gastos de campaña en las elecciones de 2012. Ese año, Sarkozy, que había llegado a la presidencia en 2007, intentó ser reelecto, pero resultó derrotado por el candidato del Partido Socialista, François Hollande.

Según pudo establecer la investigación judicial, el dirigente de derecha gastó en la campaña unos 42 millones de euros, casi el doble de los 22,5 millones que tenía permitido utilizar. En un intento de ocultar ese gasto se estableció un sistema de doble facturación mediante la empresa Bygmalion, que facturó por otros servicios, como supuestas conferencias del partido de Sarkozy, Unión por un Movimiento Popular, sector que actualmente se denomina Los Republicanos.

El tribunal concluyó que, aunque Sarkozy no haya creado ese esquema ilegal de financiamiento, lo usó para su beneficio y actuó con conocimiento y voluntad de sobrepasar los límites permitidos de gasto.

Durante el juicio, el expresidente dijo que es inocente, que no conocía los detalles de sus cuentas de campaña y que su presupuesto de 2012 fue similar al de 2007, sin gastos excesivos. Pero la corte consideró probado que Sarkozy recibió dos advertencias de expertos contables de que había superado el máximo presupuesto permitido y eso no frenó sus gastos. Le pedía a su equipo que siguiera organizando encuentros políticos, que debían ser “espectáculos al estilo estadounidense”.

“Nicolas Sarkozy conocía la existencia de un techo legal. No se trataba de su primera campaña”, manifestó el tribunal, y consideró que el presidente no podía ignorar el costo que tenían los actos de campaña que promovía. “Voluntariamente omitió ejercer un control”, agregó, de acuerdo con el diario Le Monde.

El tribunal dispuso para Sarkozy una pena mayor que la solicitada por la fiscalía. Tomó en cuenta la “condición del acusado”, que lo obliga a dar el ejemplo, y la “gravedad de los hechos”. Ahora debe decidir “si la personalidad y la situación del condenado le permiten que cumpla la totalidad o parte de su pena en un régimen de detención domiciliaria, con un sistema de vigilancia electrónica”, mediante tobillera o brazalete, o en otra modalidad de libertad vigilada. Por el momento, la defensa de Sarkozy tiene previsto apelar la decisión, y el dirigente no deberá cumplir su condena hasta que esta sea firme.

El expresidente, además, debe pagar una multa de 3.750 euros, según el periódico francés. Otras 13 personas fueron condenadas a penas de prisión y multas por este caso, entre ellas responsables de la empresa Bygmalion, contadores y colaboradores políticos de Sarkozy.

El exgobernante ya había recibido una condena en marzo a tres años de cárcel, que también está en proceso de apelación. Aquella sentencia, por delitos de corrupción y tráfico de influencias, lo declaró culpable de prometerle a un juez que lo ayudaría a conseguir un ascenso si le permitía acceder a información confidencial sobre uno de los procesos judiciales que enfrentaba.

Sarkozy se convirtió de ese modo en el primer presidente de Francia condenado a una pena de cárcel en los últimos 60 años, y todavía enfrenta otras investigaciones que están en curso. En 2018 fue procesado por financiación ilícita de campaña, por sospechas de que recibió fondos provenientes del entonces gobernante libio, Muammar Gadafi, para impulsar su candidatura en 2007.