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Cordero “está muy enfermo del corazón”.

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La entrega a las autoridades argentinas es inminente; no obstante, Manuel Cordero consiguió volver a postergar su concreción. El martes por la mañana el represor fue detenido en su domicilio en Santana do Livramento -donde permanecía arrestado desde 2008- por la Policía Federal de Brasil, que lo condujo al hospital de esa ciudad para realizarle los chequeos médicos que garantizaran que estaba en condiciones físicas para el traslado.

“El médico de Cordero afirma que no está en condiciones de viajar y los médicos del hospital de Santana no quieren dar opinión”, resumió el activista Jair Krischke, integrante del Movimiento de Justicia y Derechos Humanos de Brasil. Krischke informó que ayer por la tarde el Ministerio de Justicia, del cual depende la Policía Federal, dispuso que dos peritos médicos determinen hoy si el ex militar está apto para el viaje.

La Policía Federal había dispuesto que un médico lo acompañara hasta Uruguaiana, ciudad fronteriza con la provincia argentina de Corrientes, donde aún esperan dos agentes de Interpol para efectuar la extradición. A pesar de eso, su médico personal advirtió sobre su delicado estado de salud y afirmó a varios medios de prensa que el traslado podría provocarle la muerte.

En tanto, el juez argentino Norberto Oyarbide, actualmente a cargo de la causa “Cóndor”, analizaba enviar al Supremo Tribunal Federal brasileño una carta solicitando la inmediata extradición y haciéndose responsable por la salud del indagado. En el marco de su participación en el Plan Cóndor, Cordero está acusado de la desaparición de diez personas, del secuestro de un bebé y de 32 casos de torturas contra detenidos en 1976 en el centro clandestino Automotores Orletti, causa paralela a la del Cóndor, que está en manos del juez Daniel Rafecas.

“No va a ir; que los argentinos sigan esperando, que hagan un mate y se sienten”, afirmó en declaraciones a Montevideo Portal el abogado defensor, Julio Favero, quien ayer pidió que su cliente fuera internado en el Hospital de Porto Alegre para ser sometido a un cateterismo con el fin de determinar si es necesaria una intervención quirúrgica que podría implicar al menos seis meses de rehabilitación. En este contexto es aventurado informar cómo sigue esta historia y la fecha del traslado.

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