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El minero rescatado, Mario Sepúlveda saluda tras salir rescatado en el yacimiento San José.

Foto: EFE/Hugo Infante/Gobierno Chile

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La asombrosa historia de los mineros chilenos se volvió espectáculo y patrimonio mundial.

El rescate de los 33 mineros fue más rápido que lo esperado, pero no menos emocionante. Las miradas se concentraron en Copiapó durante las menos de 23 horas que duró el rescate.

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“El comunicador”, “El doctor”, “El futbolista”, “El sacerdote”... los mineros ya no son mineros. Cada uno cobró vida en los medios de comunicación, designados por sus habilidades, a medida que iban saliendo de las entrañas de la tierra, desde el primero, Florencio Ávalos, pasada la 1.00 de ayer, hasta el último, Luis Urzúa, al cierre de esta edición.

Aun así, el primer plano no fue ocupado sólo por los trabajadores de la mina San José. El presidente chileno, Sebastián Piñera, estuvo presente toda la primera noche. A las 10.00 de la mañana, hora uruguaya, se retiró; hasta que volvió, cinco horas y cuarto después, se perdió seis salidas. “Me voy a quedar aquí hasta que saquemos al último minero”, anunció cuando estuvo de regreso.

En sus declaraciones, el presidente alimentó el patriotismo y se presentó como su portavoz. “La gran riqueza de nuestro país no es el cobre, son los mineros; no son los recursos naturales, son los chilenos”, resaltó. A las palabras de Piñera se agrega la bandera chilena omnipresente: en la cápsula de rescate, en las remeras de los trabajadores, en donde se reunieron con sus familias... Los gritos de “chi-chi-chi, le-le-le”, acompañaron a los mineros y a cada buena noticia, se extendieron a la boca de todos.

Dios es otro ganador del rescate, calificado de “milagro” por muchos. Así relató el diario chileno La Tercera la llegada a la superficie del noveno rescatado, Mario Gómez: “Al salir, levantó una bandera chilena con los nombres de sus compañeros de labor, se arrodilló y rezó, tal vez agradeciendo por este renacer”. El papa católico aprovechó la oportunidad para manifestarse: “Sigo encomendando con esperanza a los mineros de la región de Atacama”, afirmó ayer en español Benedicto XVI. El hermano de Álex Vega Salazar -el décimo en salir- dijo a Televisión Nacional de Chile que con lo ocurrido le nació fe en Dios.

La mayoría de los trabajadores no sólo fue recibida por familiares y por el grupo formado por Piñera, su esposa Cecilia Morel y el ministro de Minería, Laurence Golborne; también los esperaban sus compañeros de trabajo, que están desocupados desde el derrumbe en la mina, el 5 de agosto. También la comunidad internacional estuvo mirando hacia Chile. Un diverso conjunto de celebridades, incuyendo a Diego Maradona, felicitó al país andino por el rescate. Todos los presidentes latinoamericanos saludaron telefónicamente a Piñera, así como varios gobernantes europeos -entre ellos el francés Nicolas Sarkozy, el italiano Silvio Berlusconi y la alemana Angela Merkel. El mandatario estadounidense Barack Obama comentó que su país se unía “al mundo a la hora de celebrar el rescate de los primeros mineros de la mina San José”. Éste fue el único saludo que destacó Piñera en su discurso luego del primer rescate (en el cual llamó “Ceballos” a Ávalos).

El presidente boliviano, Evo Morales, que fue a Copiapó para recibir a su compatriota minero Carlos Mamani, dijo estar “sorprendido e impresionado por el trabajo del presidente de Chile” y agregó: “No sé cómo pagar este esfuerzo; será inédito e inolvidable para el pueblo boliviano”. Morales ofreció vivienda y trabajo a Mamani y su esposa, para que retornen a Bolivia a vivir junto con su familia. Pero la oferta fue rechazada por el minero. Antes de salir a la superficie los 33 hicieron un pacto: en el contacto con periodistas cada uno hablará de sí mismo y no de sus compañeros.

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